Apolo
Hera estaba mejor. Había sufrido una crisis de ansiedad. Ahora permanecía sentada en una esquinita del sofá cama, con sus piernas dobladas, hecha una bolita. Tenía la mirada perdida. Su mente estaba ausente.
- Aquí tienes.
Le alargué una taza que contenía la infusión que acababa de preparar.
- ¿Estás mejor? - le pregunté mientras me sentaba a su lado para hacerle compañía. Siempre estaría con ella, nunca la dejaría sola, por muy ruda que se pusiera en algunas ocasiones.
No me respondió con palabras, ni levantó la mirada del punto fijo en la que la tenía clavada, simplemente, hizo un ligero movimiento afirmativo con la cabeza.
- Apolo - su voz sonaba quebradiza y ronca. Esa dulzura que la caracterizaba, se había esfumado. - necesito que me lo cuentes todo...
- Hera, se-será mejor que no...
- NECESITO - remarcó - saber cómo fue todo, por favor. - lentamente desvió su mirada hacia mis ojos, me lo estaba suplicando en silencio.
Mi cara esbozó una mueca de incerteza, no sabía si sería mejor o peor para ella, pero des del momento en que alguien te pide algo y, te lo está suplicando, debe ser porqué realmente lo necesita.
Apreté mis labios y accedí en contra de mi voluntad: - Está bien.
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24 horas antes (aprox.) - Día 12 de octubre
Bruno
El día transcurrió "normal". Sin noticias del psicópata. Ningún altercado se produjo para que nos alterara a niveles descomunales. Pero eso no olía nada bien. Parecía una falsa realidad que me transmitía falsa seguridad. Había una cosa en mí que me impedía estar tranquilo. Ahora mismo notaba como un sexto sentido que me hacía creer y pensar, casi con certeza máxima, que algo iba a pasar y no sería precisamente bueno. Parecía como si nos quisiera dejar el último día para pasarlo bien y, al día siguiente, hacer estallar la bomba final.
Eran las doce de la noche y nos retiramos, cada uno a la habitación que le correspondía. Demasiado bien iba el día y muy normal por ser la situación que estábamos viviendo. No faltó mucho para pensarlo, para que en cero coma, Andrés volviera a gritar:
- ¡ME CAGO EN LA PUTA! Es que ya está bien joder, ya está bien...
Salí de mi habitación en dirección a la suya y la de Jeff. El psicópata había vuelto a dejar sus notitas de mierda.
- A ver, ¿qué pone? - pregunté curioso.
- La valentía y la fuerza no son nada sin nuevos retos y límites esperando para ser alcanzados.
Ten cuidado con ellos porqué puede que más allá de la barrera que estás dispuesto a cruzar, tus ojos avisten algo que no sea de tu agrado.
Ahora sí que no entendía nada ni por donde iba a salirnos ese tarado mental con sus maquiavélicos planes.
A medida que Andrés leía su nota, el resto fueron acercándose para escuchar bien.
- Yo también tengo una nota... - anunció Romy.
La miramos todos invitándola silenciosamente a que empezara a leerla. Nos miró y, rápidamente, se dispuso a hacerlo.
- Oh, Rosemary, Rosemary... Adobadas de un fragante aroma son afortunadas las calles por donde atraviesas con tus impetuosos pasos.
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Falso Culpable
SonstigesEn la distancia se oían unas sirenas policíacas que cada vez se hacían más presentes. Abrí la puerta del coche y empujé a la chica. Yo me posicioné en el asiento del conductor. - Me estás secuestrando, lo sabes, ¿verdad? - Te he advertido y has segu...