╭SAGA INSIEME╮
[🖤]❝Con la visión de Alice Cullen, Chiara se ve obligada a tomar una decisión para no arriesgar a su familia ni la familia de su novio.❞
❝La pelinegra toma la decisión de convertirse en vampiro después de ir a la...
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—Es solo una torcedura, sanará muy rápido —le asegura Carlisle a su nuera que sonrió aliviada.
Edward se mantiene detrás de Chiara mientras la abrazaba por la cintura, acaricia esa parte con cuidado, hasta que subió una de sus manos hacia el brazo de ella.
Emmett y Jasper se acercaron a ellos, luciendo bastante confundidos por el hecho de que Carlisle estaba vendando la mano de Chiara.
—¿Intentaste caminar y masticar chicle al mismo tiempo, pequeña? —le pregunta Emmett con burla a la pelinegra.
—No soy Bella, fortachón —le responde Chiara con burla, logrando que este se riera—. Golpee a un lobo en la cara.
—Bien hecho, pequeña —la felicita el azabache con orgullo—. Vas a ser una neófita muy dura.
—Seré lo suficientemente fuerte para acabar contigo, fortachón —le asegura Chiara con una pequeña sonrisa en su rostro.
La conversación se vio interrumpida al momento en que Rosalie salió molesta de la sala.
—No te preocupes, estará bien —le asegura Emmett a la pelinegra que miraba con preocupación por donde la rubia se fue.
—¿Alguna pista? —le pregunta Edward a Jasper que regresó a verlo.
—Ninguna señal del intruso, pero Molly sigue apareciendo —Chiara se levanta de donde estaba sentada y le da un pequeño beso en los labios a Edward.
—No me tardo, amore —susurra la pelinegra hacia él que asintió antes de volver a besarla—. Gracias, doctor Cullen.
—Es Carlisle, Chiara, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? —pregunta el patriarca de la familia con diversión.
—Lo siento —se disculpa la chica avergonzada—. Gracias, Carlisle.
Chiara camina por donde se fue Rosalie hasta salir del balcón en donde se encontraba ella.
—No quiero escuchar los malos chistes de Emmett sobre los neófitos —advierte Rosalie tras escuchar como se cerró la puerta.
—No quería hablar sobre eso, solo quería ver si estabas bien —le explica Chiara antes de ver como su cuñada asintió y regresó a verla.
—Chiara, te envidio —admite Rosalie tras tener a la chica junto a ella.
La mencionada frunce el ceño confundida y la mira con atención.
—¿Qué dices? —pregunta la italiana incrédula—. Es ridículo.
—No lo es —niega Rosalie—. Tú puedes elegir, yo no, ninguno de nosotros puede hacerlo. Tú sí y te estás equivocando.
