Bell, el Conejo Blanco de la familia Freya.

FINAL DEL ÚLTIMO ARCO: ¡EL HÉROE DE ORARIO!

FINAL DEL ÚLTIMO ARCO: ¡EL HÉROE DE ORARIO!

Ares: (sonrisa de lado) ¿Me odias?

Bell lo miro por unos segundos con una expresión indescifrable en su rostro. Esto hizo que Ares alzara una ceja, ya que no sabía exactamente lo que estaba pensando el peliblanco en esos momentos. Hasta que por fin Bell decidió hablar.

Bell: (serio) ¿Por qué tuvo que ser él?

Ares lo miro un tanto confundido por su pregunta, ya que no era la reacción que esperaba de su parte.

Ares: (tomando su katana y clavándola fuertemente en el suelo) (serio) ¿Qué por qué lo elegí? Solo pensé que sería buena idea atacar a alguien que no había revivido tras el último ataque con la esperanza de que no volviera a levantarse, y el hecho de que aun tuviera ropa lo delato por completo.

Bell le dio una mirada fulminante y apretó fuertemente los puños. Luego de eso, le grito fuertemente.

Bell: ¡¿POR QUÉ LO ELEGISTE, SIENDO QUE ÉL ERA EL UNICO DE TODOS NOSOTROS QUE TENIA UNA familia?!

Ah Bell le pazo por la mente la cara del bebe de Welf y la amada del pelirrojo, Irelia.

¿Con que cara les podría ver cuando les entregue la noticia de la muerte de Welf?

La pequeña sonrisa de Ares cambio lentamente a una mirada seria, hasta que finalmente culmino en una un poco furiosa.

Ares: (fulminando a Bell con la mirada) dices eso, cuando tu gente mato a varios de mis hombres y a sus familias. Puede que yo haya matado a los que restaban, pero si no lo hacía, ustedes lo hubieran hecho. ¿Cómo puedes responderme eso?

Bell: (ensanchando los ojos) yo...

Ares: (serio) exactamente, no puedes. (Ares extendería sus manos y aria diferentes gestos, para hacer más énfasis en sus palabras) En una guerra, muchas familias mueren, y tú puedes ser la causa de la destrucción de esas familias. Pero no te preocuparas por ellos, ya que no son conocidos para ti. (Mirándolo seriamente) en mi caso, ustedes son los desconocidos, y con la gente que estoy en guerra. Me da igual cuantas familias mate para lograr alzarme con la victoria.

Bell: (apretando los puños) puede que tengas razón, ¡pero quizás alguna de esas familias se hubieran salvado si te rendías!

Ares le dio una mirada de muerte a Bell, que le hizo estremecerse por dentro.

Ares: (con furia contenida) y, ¿me puedes decir de quien fue la culpa? Lo único que debían hacer era respetar el plazo de la Paz Blanca, pero Orario hizo cualquier estupidez. ¿Cómo esperaban que reaccione, si le escupen en la cara al mismísimo Dios de la Guerra? Obviamente, no iba a tomar medidas de mis acciones con el afán de eliminarlos a todos. Y cuando termine contigo, seguiré con todos los demás. (Entrecerrando los ojos, de una forma peligrosa) uno por uno, hasta llegar a Orario.

Bell miro hacia atrás, para ver a todos sus amigos que comenzaban a marcharse hacia Orario, pero de una forma un tanto lenta. Luego miro hacia donde estaba el cadáver de Welf, para ver que Apís estaba al lado de, mirándolo con clara tristeza.

Bell: (dándole una pequeña sonrisa triste a Apís) asegúrate de que no le pase nada hasta que vuelva.

Apís respondió rápidamente, sentándose a su lado.

Bell volvió a mirar hacia el frente, con el ceño fruncido.

Bell: solo tengo una última pregunta.

Ares lo observo con clara atención, dándole a entender que le respondería.

Bell: ¿Tantas ganas tienes de luchar contra mí, que incluso apartaste el deseo de destruir Orario por un momento y matar a mi mejor amigo para hacerte pedazos?