Capítulo 8: El Canto de las Olas Segunda Parte

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En otro feroz encuentro que daba pie al mismo tiempo que el mío, Sayama blandía su Hiperion frente a su enemiga.

-Aún no entiendo porque esos dos han desaparecido de repente... sin embargo, ¡No puedo bajar la guardia!- Reflexionó sin apartar la vista de la rubia muchacha quien en su cuello portaba el metálico colgante.

La sala ovalada creada por el impacto de la onda sonora de la ''Ola'' estaba casi imbuida por el negro mana del joven Souldier. Quien poco a poco y al igual que su rival, empezaba a perder las fuerzas y en una desesperada acción para no caer desmayado a causa de la asfixia, el muchacho empezó a inhalar el poco oxigeno que restaba en la zona.

La mujer rubia se agarraba el cuello con todas sus fuerzas, tanto que los dedos se le empezaban a marcársele en la piel. No en vano, procuraba no dejar salir el poco aire que le restaban en los pulmones.

A pasos lentos y torpes, Sayama se aproximaba a la joven arrastrando por el suelo su gigantesco espadón, el cual agrietaba el rocoso suelo paso a paso.

Al presenciar esa escena la joven ''Ola'' empezó desesperadamente a chasquear los dedos para así generar ondas sonoras capaces de mandar a volar al pequeño soldado. Sin embargo, a mas chasqueaba menos energías le quedaban y más cerca se le postraba Sayama, pues ninguna onda aparecía tras el petardeo de sus dedos. Su rostro casi desfigurado por la expresión de terror al ver a un enemigo imbatible que poco a poco se acercaba a ella para darle finiquito. Se hacía notar en el rostro de la rubia muchacha.

Finalmente, el joven se paró ante la nórdica mujer apuntando a su cuello con la punta de Hiperion. Esta, dejando ir su último aliento, intentó gritar con todas sus fuerzas para generar otro impacto sonoro semejante al que creó la sala oval en la que se encontraban, desafortunadamente ningún sonido se generó desde sus entrañas. Sucumbida a la asfixia y a la frustración de brindar una inútil resistencia, la chica se desplomó agotada a los pies de Sayama.

El joven de ojos gatunos con la punta de su espada delicadamente corto el metálico collar que la rubia muchacha portaba en su blanquecino cuello. Tras que el preciado objeto se separase de su cuello cayendo así contra el suelo, el aura oscura que inundaba la cámara se desvaneció.

El primer sonido en retumbar por toda la sala, fue la gigantesca Hiperión clavándose fuertemente entre el suelo rocoso de la cueva. Dejando el mango de esta a la altura de los hombres del bajito Souldier.

-¿Sabías que en el vacio el sonido no puede transmitirse? Anulando el aire de la sala en la que nos encontrábamos fue fácil crear un falso vacio mediante mi poder.- Explicó Sayama recostado en su espadón mientras recobraba el aliento. –Me lo has puesto facilito ¿eh? mi poder solo me permite nulificar una cosa a la vez y además debo tener contacto con ello, por lo que anular tus cuerdas vocales estaba fuera de juego. Sin embargo siempre estamos rodeados de aire, por lo que solo tenía que eliminar el transmisor para poder derrotarte. Al final no me voy a aburrir tanto en esta ''excursión''.- Prosiguió el muchacho con tono orgulloso.

Habiendo recuperado las fuerzas el pequeñajo siguió a su bola por el laberinto, dejando atrás el cuerpo de la joven desmayada.

-Hasta nunca perdedora- Se le oyó exclamar por los túneles del laberinto cavernoso.

Mientras tanto, Tsuki quien recibió el impacto de una de las llamas de su compañero cuando se abalanzaba sobre la ''Ola'' de psíquicos poderes. Giró a gran velocidad su guadaña De Lumiere convirtiendo la bola de fuego en una ardiente cuchilla para su arma. La cual se acopló a la hoja luminosa original de su artefacto, recubriéndola como si de una capa de metal fundido se tratase.

Con dicha hoja de fuego endurecido, la joven Souldier atacó con un potentísimo corte ardiente a su enemiga. Esta lo consiguió evitar generando un campo de fuerza desde la palma de su mano.

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