Capítulo 9: El canto de las Olas Tercera Parte.

28 0 0
                                    


Aún atónito por la situación las risueñas palabras de la pequeña muchacha me hicieron reaccionar.

-Encargaos de él.- Dictó entre risas.

Rápidamente me puse en pie. Sin embargo, tanto Rayji como mi padre ya se abalanzaban sobre mí. El peliazul cargaba desde el frente, mientras mi viejo intentaba asestarme un espadazo por la retaguardia.

Gracias a mis botas pude dar un salto y flotar en el aire para evadir ambos ataques. Gané un poco de distancia alejándome de ellos unos cuantos metros mientras planeaba a un metro sobre el suelo.

Conmocionado por la situación, no sabía cómo actuar. Mi fallecido padre y mi compañero caído estaban en frente de mí intentando acabar con mi vida. No podía si más no huir dejando atrás ese pasado.

Mi escape no duró mucho, pues rápidamente mi progenitor saltó y logró ensartarme un golpe de katana en el torso que me proyectó contra el suelo violentamente. Grité de dolor mientras revisaba si la herida era grave.

-No... no hay sangré tan siquiera hay un moratón... ¿Mi poder es capaz de protegerme de los cortes de esa espada? Pero si es así ¿A qué se debe el dolor que siento?- Sollocé mientras sin poder tenerme en pie me arrastraba hacia las paredes del rocoso túnel para encontrar una mísera roca en la que recostarme.

Nuevamente mi avance fue cortado en seco, pues el macarra de azules cabellos había perforado mi hombro con su Drillthunder. La sacó rápidamente y retrocedió unos metros posicionándose junto a mi viejo. Volví a exaltar un fuerte grito de dolor. Pero nuevamente, no había herida alguna en la zona afectada.

-Viejo... Rayji... ¿Se puede saber que os pasa?... ¿Por qué? ¿¡Por qué queréis matarme?! – Grité ahogándome en la desesperación y dolor que sentía en aquel momento.

Súbitamente una estridente risa respondió a mi exclamación de dolor. -¡Niño! ¿De verdad este es tu padre? ¡Qué bueno! ¡Esto es mucho más divertido de lo que pensaba!- Comentó la mocosa de la pechera metálica mientras se revolcaba por el suelo a carcajadas.

La cría se acercó a mí mientras seguía arrastrándome intentando encontrar una roca en la que poder apoyarme. Está pisó fuertemente mi espalda. Sin embargo, gracias a mi poder no sentí dolor alguno.

-Vaya, vaya... ¿ahora no gritas chavalín? Será que en el fondo eres un tío duro. ¿O quizá te lo haces?- De nuevo la cría empezó a reírse a pleno pulmón. -¿¡A caso estos dos inútiles no están muertos por tu culpa?! ¿¡Por qué crees que te quieren matar mamón?! ¡Por venganza! A uno lo dejaste morir por no luchar en serio y al otro le ensartaste una espada en el vientre. ¡Si yo fuera ellos te estaría despellejando ahora mismo!- Prosiguió la niñata mientras pateaba en vano mi espalda.

-Parece que se te ha comido la lengua el gato... en fin. ¡Haced lo que queráis con él! Yo voy a sentarme mientras disfruto del espectáculo.- Dijo la ''Ola'' mientras se alejaba tras las espaldas de sus vengativos matones.

Ellos no perdieron oportunidad, seguían empalándome con Drillthunder y acuchillándome a katanazo limpió no podía hacer nada, no sabía que podía hacer. Inmóvil recibiendo cada uno de sus golpes que eran incapaz de herirme, sin embargo capaces de producirme un infernal dolor. Al final me cansé de gritar y solo lágrimas caían de mis ojos. -¿Será esto lo que ellos han tenido que pasar por mi culpa? Supongo que es un precio justo...- Pensé mientras era masacrado por una tormenta infinita e incansable de violencia y venganza. –Tsuki, Akaji... y Sayama. ¿Se supone que alguien como yo debe evitar que muráis? ¿Alguien que solo ha visto morir a quienes ama? Lo siento sargento Kanjiro, solo quiero olvidarme de todo.-

TAMA NO HODonde viven las historias. Descúbrelo ahora