Estaba congelada en la entrada de su casa. Era la cuarta vez en esta semana que llegaba y había algo extraño. Aunque se convenció que los ojos y las pisadas fueron algo que le pareció, fue extraño ya que en esta casa jamás le había pasado algo. Luego de eso un cuadro quebrado, cómida tirada. Siguió encontrado su ropa en el suelo, a pesar de asegurarse que así no la dejaba. Pero siempre pensaba que era ella y su forma despistada de ser, pero ahora... el televisor estaba encendido, y ella sabía muy bien que no lo había utilizado ya que nunca tenía tiempo para eso! Jamás veía televisión, estaba encendido en un canal para niños, y eso lo hacía más terrorífico aún. Era muy miedosa y llorona, ya sentía la lagrimas venir pues no sabía que estaba pasando, su peor miedo de vivir sola se estaba volviendo realidad. Fantasmas. Camino aún cojeando hacia el televisor y lo apago, debía calmarse o no podría dormir. Aunque mañana no madrugará, estaba cansada y no tenía nada más que hacer.
Opto por poner música, y así distraerse, encontró a Azul debajo de la mesa sin su cascabel, otra vez, cada que llegaba no lo tenía puesto, empezaba a pensar que no le gustaba, sin embargo se lo volvía a poner <solo es que se acostumbre>
Con el gatito en brazos se fue hasta su cuarto y se tiró en el suelo de este a jugar con el, siempre lo hacía, además no quería pensar en cuentos de terror. Pero hoy estaba extraño. Se sentó y la miraba con esos ojos grandes y sus pupilas dilatadas. Ella le mostraba la pelotita de arroz y aunque sus orejitas se movían y la veían un rato, sus ojitos volvían a ella.
-¿Que pasa? No quieres jugar con mami?- dijo sonriéndole, y este movió su cabecita hacia un lado haciéndola derretir de dulzura. <no sabía que hacían eso>
Se acercó más y se subió en sus piernas, ella observaba cada movimiento. La volteó a mirar y estiró una patita tocando su nariz para volverla a bajar. Ella solo se quedó con los ojos abiertos ante la acción. Se sintió como una plumita. Jamás había visto a un gato hacer eso. Se había leído un artículo entero sobre gatos y no decía nada sobre qué tocaran narices. Solo de que tocaban lo que les parecía curioso. ¿Su nariz era rara para el? El seguía mirándola y ella a el, hasta que le empezó a dar risa la situación. Lo tomo y se levanto dejándolo en la cama.-necesito más amigos...-dijo riendo para salír e ir a apagar la música y alistarse para dormír. Cerró un poco la puerta para que no se saliera, ya que después sería difícil encontrarlo y definitivamente, no quería dormir sola.
No podía correr, entonces si apagaba la luz se quedaría oscuras hasta llegar a su cuarto. No le gustaba la idea. Estaba parada en el pasillo pensando en cómo ir lo más rápido posible sin apoyar el pie.
-jumm...y si camino y estiró el brazo y apagó la luz...- dijo para ella misma, y así fue. Aceleró el paso para entrar rápido y tirarse en su cama, pero freno en seco cuando vio una figura grande, agachada, pasar por el espacio de la puerta de su cuarto que estaba entrecerrada.
Grito desde sus entrañas, sabía muy bien lo que había visto, se asusto tanto que trato de dar la vuelta para correr pero al apoyarse su pie le fallo y cayó al suelo. Ahora lloraba del miedo y del dolor.
-Tia!- grito entre el llanto mientras se arrastraba hasta la sala con la esperanza de que la escuchara y subiera, pero recordó que era viernes y ella siempre salía a bailar. Así que, estaba sola. Siguió arrastrándose y como pudo estiró el brazo y prendió de nuevo la luz, se quedó en el suelo recostada a la pared mientras seguía llorando. El teléfono se había quedado en su cuarto y no pensaba ir allá. No podía llamar a nadie. Su corazón se iba a salir. Además, azul estaba ahí, estaba ahí solo con esa cosa.
-Dios, ayúdame.- repetía con la voz temblorosa mientras movía sus manos asarada. Trataba de regular su respiración. No podía hacer nada más, debía portarse como una adulta. <sabía que había un fantasma aquí> se aterrorizó más ante la idea. Miro su pie que le dolía por haberlo apoyado tan bruscamente, lo sobo y pensó en parase e ir por hielo o si no empeoraría. Se quedó unos segundos en silencio mirando a todas partes, todo estaba aparentemente tranquilo y no escuchaba nada. Se levantó con dificultad y se fue saltando apoyándose en todo para ir por hielo. Al tenerlo volvió a donde estaba y se tiro de nuevo al suelo para ponerlo en su pie. Mientras lo hacía escucho un leve sonido que venía de su cuarto, el cual reconoció, eran los ganchos de la ropa de su armario y el sonido que hacían cuando se chocaban entre sí. Se quedó inmóvil ante eso. Sentía como todo su cuerpo se tensaba y su respiración se volvía a agitar. Y como si fuera poco unos leves sollozos que venían desde su cuarto llegaron hasta sus oídos.
-Ay no...-Sería una noche muy larga.
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