II

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Bosco amaba su piso en pleno barrio de La Latina. Pequeño pero con dos habitaciones de sobra donde fácilmente podía meter un pequeño taller de costura, dos cuadros de baño, un salón y un pequeño estudio que compartía con su primo, que había llegado de su pequeño pueblo en Salamanca. Estaba sentado en el comedor cocina, frente al balcón por el que entraba el viento y el sol de media tarde, aprovechando la luz natural para terminar de arreglar el bajo un pantalón de poliéster, un uniforme del esposo de la vecina de la siguiente planta. Sabía cómo mantenerse derecho mientras hacía cada puntada con la prenda sobre las piernas. Escuchó la puerta de la entrada abrirse, levantó un poco la mirada y esperó a que apareciera su primo por el pasillo.

Se trataba de un chico con el cabello largo peinado en una cola de caballo que, según Bosco, lo hacía perder toda galanura y lo hacía ver ordinario: Xavi, su sobrino. En todo ese casi medio año que llevaba con él, Xavi sólo había usado los dos abrigos que Bosco le había hecho, porque también detestan usar camisas y pantalones que no fueran vaqueros. Entró en la cocina con las pantuflas que recién le había comprado Bosco y el macuto en los hombros. Bosco desvió la mirada hacia él al verlo ir directo al frigorífico y buscar un poco de té helado. No tenía ningún problema con tomarlo a morro y volverlo a dejar ahí, un caso perdido en toda regla a ojos de Bosco. Xavi era un chico larguirucho cuya galanura residía en su rostro expresivo, con mejillas altas y mirada llena de vida con ese verde grisáceo; todo ello hacía que el resto de su cuerpo mantuviera una postura desgarbada.

-¿Cómo ha ido el día? -preguntó Bosco entre puntada y puntada.

-No muy bien, tengo que comprar un montón de materiales para una clase y mi mamá no me va a enviar hasta la próxima semana -aseguró revisando si había algo para picar. Bosco no era cocinar, prefería comer fuera y si tenía hambre bajaba al bar que tenía abajo. -¿Qué es todo eso? -viendo que la mesa estaba llena de ropa doblada, comiendo del resto de una tarta de chocolate que Bosco había comprado el día anterior.

-Son arreglos que he terminado -sin dejar de coser a mano el dobladillo de una camisa de seda -. La señora Vallejo ha subido un par de kilos y no quiere que nadie se entere.

-Puah, ¿por qué lo haces? Sí con lo que ganas en el taller lo llevas bien -bebiendo de nuevo de la botella que seguía en su mano derecha.

Bosco sonrió pero no despegó la mirada de su trabajo, remató la costura con habilidad antes de cortar el hijo y acercarse a la plancha que tenía montada en la barra del comedor.

-Un ingreso extra nunca viene mal. Además, es lo que más me gusta hacer. Anda, deja de quejarte y tráeme las camisas del esposo de Clara.

Xavi obedeció y llevó las tres camisas que estaban en el sofá del salón para que Bosco les hiciera la plancha sin dejar de sentir la atenta mirada de su primo. Dobló cada una con especial, y exagerado según Xavi, cuidado antes de apilarlas y liarlas con un lazo grueso verde.

-Si, mira. Serás tú quien se las lleve -ordenó Bosco luego de empacarlas con delicadeza dentro de una bolsa de plástico trasparente -. Son quince euros.

-Pero... -replicó con un bocado que llenaba sus mejillas dejando caer un par de migas.

-Y lo que te dé te lo puedes quedar.

-Pero... -pasando bocado, todavía con la botella en la mano derecha y el último trozo de tarta en la izquierda. Cada vez que Bosco se ponía serio se asustaba, eso le recordaba que él ya era un adulto en toda regla y lo que dijera iba a misa a pesar que a penas el mes pasado había cumplido los veinticinco años.

-Y si llevas esto al piso de arriba tendrás veinticinco euros más.

Por un momento Xavi se sintió totalmente avergonzado, sus padres le habían dicho que lo primero que debía hacer al llegar a Madrid el verano pasado era buscarse un trabajo pero había decidido no hacerlo, hasta ese momento no había tenido la necesidad, había ahorrado poco menos de tres mil euros desde sus quince años que estaban por agotarse. No podía creer que así de fácil pronto se volvería una carga para su tío.

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