Tristeza en la almohada

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Marzo

Un mes después

Xavi abrió lentamente la puerta, entró tratando de no hacer ruido, hasta que volvió a respirar al ver a Bosco despierto, en el borde de la cama con la mirada perdida. Su tío no era de los que seguían en la cama después de las nueve de la mañana, que se sintió aliviado al verlo por o menos despierto.

-Ya estás despierto.

-Sí -respondió Bosco sin ánimo alguno.

-Qué bien -dijo animado viendo a su alrededor -, porque tu móvil no ha dejado de sonar, creo que es del trabajo, tu jefa... -aseguró sacándolo de su bolsillo para dárselo, pero como respuesta obtuvo un tirón de su mano y el móvil siendo lanzado por la ventana que estaba cerca de su cama. Xavi se quedó sin palabras. -¿Eso por qué ha sido?

-Lo mejor será que te vayas ya al instituto -respondió volviéndose a acomodar en la cama.

-Ya pero...

-Coge diez euros de mi cartera para la merienda, baja con Maria y dile que te anote tu desayuno a mi cuenta.

Xavi asintió, agradecido por pensar en él y por no tener que hacer nada por él.

-¿Y tú?

-Yo estaré bien.

-¿Te pasa algo?

-Vete... -ordenó Bosco girándose para darle la espalda -, no te preocupes por mi. Que he visto tus notas y como no mejores lengua...

Xavi se detuvo un segundo. No pensó en cómo lo había hecho, sino en lo que implicaba que lo supiera.

-Joder... no se lo cuentes a mamá, por favor.

Bosco sonrió con los ojos cerrados e insistió.

-Vete...

Cuando Xavi obedeció Bosco volvió a sentir ese sabor amargo en su boca por tratarlo así. ¿Qué le diría? ¿Qué estaba así por un hombre? Cerró los ojos y se aferró a las sábanas y volvió a pensar en Ricardo; en todos los planes imposibles que siempre tenía, en esas promesas que jamás se hicieron realidad. Las flores, los regalos, las risas que ambos soltaban cuando iban al Retiro, las cancelaciones, el poco interés por hacer planes para ir al cine, caminar con un poco de distancia. No lo notó jamás. Se detuvo a pensar cómo pudo haber conocido a su esposa: la forma en que se acercó, tal vez con ella si había sido honesto con ella.

Por qué, por qué, por qué le había hablado de amor. Volvió a llorar, esta vez soltó todo ese enojo que tenia contenido. Dos horas después se puso de pie para coger el teléfono de casa y hacer la única llamada que le dejaría estar tranquilo antes de que notaran que ya no daría tono su móvil.

--/--

Maribel salió con varias bolsas de la tienda de Aldo directo al coche en el que Ricardo la estaba esperando. Aquel momento era el peor de la semana de todos, desde Aldo hasta para las dependientas y costureras que la atendían. Incluso para Ricardo no poder volver a entrar para sorprenderlo le seguía doliendo y más cuando por equivocación Aldo se asomaba y le mostraba un gesto de desprecio y desaprobación tanto que estaba empezando a considerar sugerirle a Maribel que dejara de frecuentar aquella casa de moda, pero no lograba pensar en una buena excusa para hacerlo.

Mientras ayudaba a Maribel a poner sus bolsas en el maletero Ricardo se detuvo al ver a la antigua jefa de Bosco bajar de un taxi delante de su coche. La vio andar apresurada, con una expresión preocupada, no era el único que seguía pensando en Bosco. Vio dentro del coche a su mujer en el lugar del copiloto y le después de ver a la mujer entrar en el local de Aldo entró y puso en marcha el coche.

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