Capítulo 14. (Parte I) "Ángel"

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— ¿Entonces?

— Las siguientes cosas son muy... tontas —contesté sin mirarlo a los ojos.

Estaba embobada con la perfecta vista que tenía desde su balcón.

Respiré profundo y dejé que mis pulmones se llenaran con el aire puro de Londres.

— Lo demás no es tan necesario.

— Sólo dime qué es —pidió mirándome a los ojos.

— Después. Ahora tenemos que ir a dar una vuelta —me levanté del piso y le extendí una mano, él la tomo y se levantó con mi ayuda.

Suspiré mientras salíamos del departamento en completo silencio. Llegamos a la recepción y seguíamos sin decir ni una palabra.

— Tendremos que tomar un taxi, ya que mi auto aun esta en USA.

— Podemos caminar —opiné. Ashton se quedó pensando un rato— hay que hacer un poco de ejercicio amigo, mira estos brazos aguados. —me burlé pellizcando sus grandes y fuertes brazos que me encantaban, no estaban aguados, para nada.

— Eso no es cierto, estoy muy musculoso —levantó su brazo y me enseñó sus músculos. Yo reí.

— Por supuesto "la roca", pero iremos caminando.

— No quiero —murmuró— todo está muy lejos de aquí.

— De acuerdo, no vengas —empecé a caminar de frente, sabía que Ashton no me dejaría sola.

Eres mala conmigo —se quejó mientras caminaba a mi lado.

Sonreí y lo abrace con un brazo por la cintura mientras seguíamos caminando.

— Siempre dices eso, pero sabes que no es cierto —él rió suavemente y pasó una mano por mis hombros.

— Lo que pasa es que sabes que puedes hacer lo que quieras conmigo.

— No te queda de otra —reímos— ¿Llueve mucho aquí?

— Sí, siempre llueve ¿Por qué? —preguntó.

Yo estaba recordando el siguiente punto en la lista: "Tener un baile romántico bajo la lluvia" por supuesto no se lo iba a decir a él porque se sentiría incómodo.

Somos amigos, no podemos tener bailes románticos.

Claro, eso es lo que él piensa.

— Sólo preguntaba, por cierto, ¿A dónde me llevas?

— No lo sé, ¿Quieres ir a conocer el reloj grandote de cerca?

— ¿Reloj grandote? —nos reímos. ¿Cómo podía ser tan tierno?— Por supuesto que quiero, pero espera ¿Tienes una cámara?

— No, no tengo ¿Quieres que compremos una? —le iba a decir que sí hasta que recordé un pequeño detalle. ¿De qué me serviría tomar fotos?

— No, olvida que pregunte eso, ni siquiera lo ocupo —Ashton pareció entender porque suspiró y me abrazó más fuerte.

¿Les conté lo segura y cómoda que me siento con su brazo alrededor de mí?

No quiero que me suelte nunca. Y no es por ser loca psicópata, obsesionada o algo, pero cualquiera que nos viera pensaría que somos una pareja feliz. Y eso me gusta, porque parece que en Londres está alguna máquina de chicas bonitas y andan todas sueltas por las calles.

La mayoría se le quedan mirando a Ashton, pero ¿quién gana? ¡Yo! ¡Yo lo tengo abrazado y ellas no! Bien dicen que la suerte de la fea la bonita la desea.

Caminamos por las calles de Londres abrazados y en un silencio para nada incómodo.

Todo era hermoso, las calles, los edificios, las cabinas telefónicas, los paisajes, los camiones rojos de esos que salen en Harry Potter, hasta el aire se sentía limpio.

Y aunque desde el departamento de Ashton el Big Ben se veía cerca, tuvimos que caminar cerca de quince minutos para acercarnos.

Mi corazón empezó a palpitar fuerte en mi pecho. Estábamos a una calle del Big Ben, y yo me sentía en un sueño. Había gente tomando fotos por todos lados, es que era tan hermoso el lugar que querías capturarlo por siempre.

— ¡Es tan bonito! —exclamé cuando ya estábamos cerca. Por supuesto no nos podíamos acercar demasiado, solo lo necesario para verlo bien.

— Disculpen —nos llamó la atención una mujer como de treinta años, era rubia, alta y muy hermosa, con una cámara colgando alrededor de su cuello— Ustedes hacen una hermosa pareja ¿les molestaría si les tomo una foto? Es para una revista cultural

— Oh, pues... —pensaba negarme y decirle con todo el dolor de mi corazón que no éramos una pareja, pero Ashton me interrumpió.

— Gracias y no, no nos molestaría en lo absoluto, de hecho estábamos lamentando no haber traído una cámara —contestó con su sonrisa angelical que hechizaba a todas. Ella rió suavemente.

— Aquí está su salvación —tomó la cámara y caminó unos cuantos pasos atrás apuntándonos con ella.

Ashton quitó su brazo de mis hombros para pasarlo delicadamente por mi cintura. Sonreí en cuanto sentí su roce y voltee mi mirada hacia su cara, él sonreía contento y en ese momento un flash me anuncio que la foto ya había sido tomada y yo ni siquiera había volteado o posado

— ¿Cómo salió? —pregunto Ashton sin soltarme.

Caminamos unos pasos hacia ella. Quien sonreía viendo su cámara.

— ¡Es una foto hermosa! —exclamó y nos enseñó la foto. Quise morir de vergüenza por unos segundos. Ashton salía perfecto, sonriendo a la cámara como todo un modelo, pero yo salía mirando su cara y sonriendo como estúpida— ¡Se ven tan tiernos!

— Está linda —murmure no tan convencida— ¿La va a publicar?

— Por supuesto ¿serían tan amables de decirme sus nombres?

— Ashton Irwin y Leah Verssara —le dijo Ashton. Ella apunto en su celular.

— Muchas gracias, la revista saldrá este sábado —anunció ella— la venden en la cafetería de enfrente.

— Gracias a usted —le sonreí. Ella agitó su mano y se fue— tengo hambre.

— Yo también, vamos a esa cafetería.

Empezamos a caminar a donde nos había dicho la mujer que venderían la revista.

Nos metimos y sentamos en una mesa pegada a la pared, que era de cristal, de manera que podíamos ver todo el monumento desde dentro.

— ¿Te gusto el reloj? —preguntó con una dulce sonrisa.

— Claro, Ashton —suspire con la mirada aún puesta afuera. Los ojos se me llenaron de lágrimas— Gracias, muchas gracias.

— ¿Por qué me das las gracias? —preguntó confundido. Voltee y lo mire a los ojos. Ese chico era un maldito ángel— Cariño ¿Por qué lloras?

— Es que... —él se levantó del asiento en frente del mío, se sentó a mi lado y me abrazo cariñosamente.

— ¿Qué sucede? Sabes que odio verte llorar, ¿Te sientes incómoda aquí? ¿Quieres regresar a USA?

— Claro que no —solloce en su pecho— te quiero mucho, Ashton.

— Yo te quiero más, linda —contestó con voz dulce mientras me sobaba la espalda. Lo dudo mucho Ashton— no llores por mí, hay mucho Ashton para todas.

— Tonto —reímos, me levante y golpee su brazo suavemente— es que si no fuera por ti, yo ahora estaría seguramente llorando en mi habitación, sin sangre en mi cuerpo y sin haber cumplido ni una cosa de mi lista, gracias a ti estoy viviendo la vida que siempre quise y te lo voy a agradecer siempre, desde el más allá.

— Gracias a mi estás viviendo la vida que siempre quisiste —repitió con una sonrisa— y vas a seguir viviendo esa vida si de mi depende, por eso tienes que decirme que sigue en tu lista.

The Perfect Bucket List (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora