— Lo que digas, ¿A dónde vamos?
— Quiero comida china... ¡Diablos, aprende a manejar! —le gritó al auto de al lado. Se veía sexy molesto. Aceleró y me hundí en el asiento, iba muy rápido.
Rebasó a varios carros y yo ya sentía el corazón en la mano.
— Ashton, no tenemos prisa —le dije bajito. Él me miro y sonrío, pero no bajó la velocidad.
— ¿Tienes miedo?
— No, pero baja la velocidad —encajé las uñas en el asiento.
— Acepta que tienes miedo —acelero más. Por suerte no habían carros cerca o si no hubiéramos chocado.
— ¡Sí tengo miedo, baja la maldita velocidad! —grité espantada. Él me hizo caso y fue bajando la velocidad.
— No había necesidad de gritar, miedosa —negó con la cabeza—mira, ya llegamos.
Aparcó en el restaurante y se bajó a abrirme. Me daba vergüenza salir con la blusa así, todos me verían y verían mi tatuaje. Y no tenía el abdomen más plano de la historia como para andar por ahí sin pena.
— Ashton, no quiero bajar así —le dije— me da vergüenza.
— ¿Por qué? —me jaló de la mano y me sacó del auto— te ves bien, vamos a comer.
— ¡Ashton!, todos se me quedarán viendo.
— Leah, tengo mucha hambre —me dijo detenidamente. Como si me estuviera diciendo algo muy importante y yo fuera alguien de aprendizaje lento— y si alguien se te queda viendo lo golpearé ¿De acuerdo?
— ¿Y si es mujer?
— ¡No me importa! La golpearé de todos modos ¿Me harías el grandísimo favor de apurarte a entrar?
— De acuerdo, hambreado —me burlé. Tomé su mano antes de que dijera algo y caminamos rápido hacia la puerta.
Por suerte no había mucha gente.
Era sorprendente lo a gusto que me sentía con él. Podíamos hablar de cualquier tema y siempre me hacía reír. Y sí, me gustaba. ¿Cómo no me iba a gustar?
— ¿Me dejarás ver tu lista entonces? —preguntó por penúltima vez. Negué repetidamente mientras terminaba de masticar— Entonces dime que es lo siguiente.
Saqué de mi morral el viejo diario y le eche un vistazo. Tenía que tachar las cosas que ya había hecho como subirme a una montaña y hacerme un tatuaje.
— "Comprar un boleto de avión al primer destino que tengan" —cité— pero...
— Pero, pero, pero. Siempre pones peros.
— Tienes razón, lo haré mañana —decidí seria. Claro que lo haría y podría tachar "Escaparme de casa" de una vez. Aunque seguramente no me duraría ni una semana el chiste.
— Espera, ¿Qué acabas de decir?
— Que lo haré, —repetí— me escaparé de casa y me iré al primer destino que tengan.
— ¿Estás hablando en serio? —me preguntó aún sin poder creerlo.
— Sí, no es tan difícil de creer.
— Claro que lo es —atajó— ¿Dónde quedo la Leah miedosa y nada atrevida que yo conozco? ¿Dónde la dejamos?
— Ja, ja. —me reí con sarcasmo— Miedosa y poco atrevida tu abuela.
— Estaba bromeando —me pellizcó la mejilla— es que no puedo creerlo.
— Pues créelo porque lo haré —aseguré— aunque lo más probable es que no dure más de una semana en otro estado o país.
— ¿Cómo lo harás?
— Pediré un taxi en la madrugada y me llevará al aeropuerto, ahí tomaré un avión y ya, no es una misión imposible.
— Sé que no lo es, yo me refiero a que harás cuando estés en otro lugar tú sola —me quedé callada un segundo. No había pensado en eso.
— Pues... Iré a un hotel y me quedaré encerrada ahí hasta que mi hermano me llame y me diga que me regrese —dije, eso sería exactamente lo que pasaría si me hubiera ido yo sola.
— No puede ser... —se tapó la cara con ambas manos— es la cosa más tonta que has dicho desde que te conozco, y vaya que has dicho muchas cosas tontas.
— Ya deja de insultarme —me quejé un poco ofendida— ¿Por qué crees que es tonto mi súper plan?
— Te diré lo que yo pienso, —se acomodó en su asiento y pasó la lengua por sus labios— te irás de aquí y con tu mala suerte seguro conseguirás un vuelo a Marruecos o algo así, por allá en África. Tendrás miedo y llorarás y comprarás otro vuelo de inmediato hacia acá.
— ¿En serio piensas eso?
— Sí, es lo más probable. —admitió. Yo levanté una ceja y seguí comiendo en silencio. ¿A él que diablos le importaba? Muy mi problema si me voy a Marruecos aunque no se ni dónde es eso. Siempre me está diciendo cosas, yo no soy miedosa ni llorona ni poco atrevida y no tengo mala suerte. Bueno, si un poco. Pero es mi problema y él no tiene que meterse en eso— No te enojes, no terminé de decirte lo que pensaba
— Pues dime
— Que quizás si yo te acompaño podrías estar más segura y no te quedarías encerrada en algún hotel —musitó, yo levanté la vista con los ojos bien abiertos.
— ¿Estás diciendo que me quieres acompañar? —el asintió sonriente.
— Si tú quieres, —se encogió de hombros— a menos que te estorbe.
— Para nada... ¿Estás seguro?
— Sí, no tengo nada que hacer y ¿Qué mejor que viajar con mi mejor amiga? —fingí una sonrisa y asentí.
Sé que somos mejores amigos, pero escucharlo decir eso duele. Es como si me estuviera rechazando una y otra vez. Como si me tuviera que estar recordando eso para que no me hiciera ilusiones con él.
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The Perfect Bucket List (Ashton Irwin)
Teen Fiction❝Es sorprendente lo ciego que fui, el tiempo que perdí pensando que lo inevitable jamás pasaría. Pero me equivoqué y ese fue el peor error de mi vida. Todo tiene solución, menos la muerte.❞