Capítulo O9. "Lo haré"

50 2 0
                                    

— Lo que digas, ¿A dónde vamos?

— Quiero comida china... ¡Diablos, aprende a manejar! —le gritó al auto de al lado. Se veía sexy molesto. Aceleró y me hundí en el asiento, iba muy rápido.

Rebasó a varios carros y yo ya sentía el corazón en la mano.

— Ashton, no tenemos prisa —le dije bajito. Él me miro y sonrío, pero no bajó la velocidad.

— ¿Tienes miedo?

— No, pero baja la velocidad —encajé las uñas en el asiento.

— Acepta que tienes miedo —acelero más. Por suerte no habían carros cerca o si no hubiéramos chocado.

— ¡Sí tengo miedo, baja la maldita velocidad! —grité espantada. Él me hizo caso y fue bajando la velocidad.

— No había necesidad de gritar, miedosa —negó con la cabeza—mira, ya llegamos.

Aparcó en el restaurante y se bajó a abrirme. Me daba vergüenza salir con la blusa así, todos me verían y verían mi tatuaje. Y no tenía el abdomen más plano de la historia como para andar por ahí sin pena.

— Ashton, no quiero bajar así —le dije— me da vergüenza.

— ¿Por qué? —me jaló de la mano y me sacó del auto— te ves bien, vamos a comer.

— ¡Ashton!, todos se me quedarán viendo.

— Leah, tengo mucha hambre  —me dijo detenidamente. Como si me estuviera diciendo algo muy importante y yo fuera alguien de aprendizaje lento— y si alguien se te queda viendo lo golpearé ¿De acuerdo?

— ¿Y si es mujer?

— ¡No me importa! La golpearé de todos modos ¿Me harías el grandísimo favor de apurarte a entrar?

— De acuerdo, hambreado —me burlé. Tomé su mano antes de que dijera algo y caminamos rápido hacia la puerta.

Por suerte no había mucha gente.

Era sorprendente lo a gusto que me sentía con él. Podíamos hablar de cualquier tema y siempre me hacía reír. Y sí, me gustaba. ¿Cómo no me iba a gustar?

— ¿Me dejarás ver tu lista entonces? —preguntó por penúltima vez. Negué repetidamente mientras terminaba de masticar— Entonces dime que es lo siguiente.

Saqué de mi morral el viejo diario y le eche un vistazo. Tenía que tachar las cosas que ya había hecho como subirme a una montaña y hacerme un tatuaje.

— "Comprar un boleto de avión al primer destino que tengan" —cité— pero...

— Pero, pero, pero. Siempre pones peros.

— Tienes razón, lo haré mañana —decidí seria. Claro que lo haría y podría tachar "Escaparme de casa" de una vez. Aunque seguramente no me duraría ni una semana el chiste.

— Espera, ¿Qué acabas de decir?

— Que lo haré, —repetí— me escaparé de casa y me iré al primer destino que tengan.

— ¿Estás hablando en serio? —me preguntó aún sin poder creerlo.

— Sí, no es tan difícil de creer.

— Claro que lo es —atajó— ¿Dónde quedo la Leah miedosa y nada atrevida que yo conozco? ¿Dónde la dejamos?

— Ja, ja. —me reí con sarcasmo— Miedosa y poco atrevida tu abuela.

— Estaba bromeando —me pellizcó la mejilla— es que no puedo creerlo.

— Pues créelo porque lo haré —aseguré— aunque lo más probable es que no dure más de una semana en otro estado o país.

— ¿Cómo lo harás?

— Pediré un taxi en la madrugada y me llevará al aeropuerto, ahí tomaré un avión y ya, no es una misión imposible.

— Sé que no lo es, yo me refiero a que harás cuando estés en otro lugar tú sola —me quedé callada un segundo. No había pensado en eso.

— Pues... Iré a un hotel y me quedaré encerrada ahí hasta que mi hermano me llame y me diga que me regrese —dije, eso sería exactamente lo que pasaría si me hubiera ido yo sola.

— No puede ser... —se tapó la cara con ambas manos— es la cosa más tonta que has dicho desde que te conozco, y vaya que has dicho muchas cosas tontas.

— Ya deja de insultarme —me quejé un poco ofendida— ¿Por qué crees que es tonto mi súper plan?

— Te diré lo que yo pienso, —se acomodó en su asiento y pasó la lengua por sus labios— te irás de aquí y con tu mala suerte seguro conseguirás un vuelo a Marruecos o algo así, por allá en África. Tendrás miedo y llorarás y comprarás otro vuelo de inmediato hacia acá.

— ¿En serio piensas eso?

— Sí, es lo más probable. —admitió. Yo levanté una ceja y seguí comiendo en silencio. ¿A él que diablos le importaba? Muy mi problema si me voy a Marruecos aunque no se ni dónde es eso. Siempre me está diciendo cosas, yo no soy miedosa ni llorona ni poco atrevida y no tengo mala suerte. Bueno, si un poco. Pero es mi problema y él no tiene que meterse en eso— No te enojes, no terminé de decirte lo que pensaba

— Pues dime

— Que quizás si yo te acompaño podrías estar más segura y no te quedarías encerrada en algún hotel —musitó, yo levanté la vista con los ojos bien abiertos.

— ¿Estás diciendo que me quieres acompañar? —el asintió sonriente.

— Si tú quieres, —se encogió de hombros— a menos que te estorbe.

— Para nada... ¿Estás seguro?

— Sí, no tengo nada que hacer y ¿Qué mejor que viajar con mi mejor amiga? —fingí una sonrisa y asentí.

Sé que somos mejores amigos, pero escucharlo decir eso duele. Es como si me estuviera rechazando una y otra vez. Como si me tuviera que estar recordando eso para que no me hiciera ilusiones con él.

The Perfect Bucket List (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora