Sentí un lengüeteo en mis mejillas y desperté de un salto con un dolor terrible en la espalda, el brillo del sol pegó directo en mis ojos y cerré los ojos con fuerza.
¿Me había quedado dormida en la banca? Sí, ahí me quede sin soltar a Kimmo y al parecer me había agarrado un poco de cariño y me empezó a lamer la cara de nuevo.
Suspiré y me deje caer de nuevo. Ya ni llorar es bueno, si seguía llorando por cada cosa mala que me pasara me pasaría todo lo que me queda de vida como una magdalena y aunque la verdad no estaba muy lejos de eso hasta ahora ya quería dejar de estar llorando todo el tiempo.
—¿Leah? —gritó una voz asustada y conocida mientras se acercaba a mí.
Levanté la cabeza y vi a la señora Adele, la de los wafles esos que me hacen falta en este momento porque mi pobre estomago está rugiendo como un león, y no es que le tuviera muchísima confianza pero me sentí aliviada y le sonreí.
—¡Señora Adele! —exclamé mientras me levantaba. Y no fue hasta ese momento que sentí todo el frío y tirité. ¿Por qué diablos no se me había ocurrido perderme con un pantalón y un gran abrigo? ¡Claro, eso no sería tan interesante y divertido! ¿Verdad, Señor? No tienes nada mejor que hacer y, ¡Te gusta verme sufrir!
—Linda, ¿Estás bien? ¡Tienes una pinta horrible! Por todos los cielos, dime que estás bien —se acercó a mí y me examinó el cuerpo, se quedó con una expresión de susto cuando vio mis piernas y bajé la vista. La sangre se había escurrido por todas mis piernas y se había secado, parecía que me habían masacrado las piernas. Además mis brazos estaban todos raspados, parecían auto-lesiones y también estaban sangrados, mis ojos seguramente estaban hinchados y mis labios partidos por el frio. —¡Mírate, vamos a un hospital! ¡Andrew! ¡Andrew, ven aquí ahora!
—N-no... yo —tartamudeé tratando de explicar que a pesar de que me moría de miedo, hambre, dolor de espalda, cabeza y me sentía una sucia mugrosa pordiosera estaba perfectamente bien y no necesitaba ir a un maldito doctor. Pero antes de que pusiera hablar llego un chico como de la edad de Ashton, traía un lindo perro entre sus brazos y se asustó al verme —Adele, le juro que estoy bien, yo... estaba ahí perfectamente y perseguí a la gata, me caí, me perdí, me asusté, me vine para acá y me quedé dormida.
—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó el chico con preocupación y ahora que lo veo bien, era el muchacho que siempre estaba en el portón del lindo restaurante y no sabía que estaban haciendo ambos en Londres. —Te vez...
—Horrible, lo sé. Traigo esta ropa desde ayer, estoy toda sangrada y tengo muchísima hambre, pero éstas me las hice cuando me caí. —tomé a Kimmo con un solo brazo y no hizo nada para impedirlo, al parecer le empecé a caer bien con la hermosa y pasional noche que pasamos juntas. Con el brazo libre les señalé mis piernas. —Y las de los brazos me las hizo ésta gata cuando trate de agarrarla. En serio, estoy perdida, pero estoy bien.
—Pero, ¿Qué haces aquí en Londres? —me preguntó Adele con preocupación aún.
Yo sonreí apenada y bajé la cabeza. Me gustó esa sensación, sentí como si fuera una madre preocupada y ocupaba a mi madre ahora más que nunca.
—Me... ¿Recuerda a Ashton? El chico que le presenté la última vez que fui a la choza.
—Oh, claro. ¿Vienes de vacaciones con él?
—Se podría decir que sí, —me encogí de hombros —y él de seguro está hecho loco en este momento.
—Seguro que sí. —aseguró Andrew— ¿No tienes alguna referencia de dónde está su casa?
—Es un edificio y sí, —me volteé y traté de buscar con la vista el edificio mirando para arriba —hay un parque al lado con una fuente de unos ángeles y... el edificio es color beige y... hay una estatua afuera de él, es de un hombre desnudo con un ángel en su hombro —les dije recordando la rara estatua.
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The Perfect Bucket List (Ashton Irwin)
Roman pour Adolescents❝Es sorprendente lo ciego que fui, el tiempo que perdí pensando que lo inevitable jamás pasaría. Pero me equivoqué y ese fue el peor error de mi vida. Todo tiene solución, menos la muerte.❞