Capítulo O8.

66 2 0
                                    

Vaya que conclusiones tan estúpidas estoy sacando. Creo que solo estoy nerviosa.

— Si me duele te golpearé —le dije cuando paró el auto fuera del lugar de su primo.

— En la cara no, que de eso vivo —dramatizo. Salió del Audi y me abrió la puerta. Respiré hondo y camine con pesadez hasta el lugar.

Ashton abrió la puerta y entramos. Olía a hierbabuena y tabaco. Había fotos de tatuajes en las paredes y música suave de fondo, para relajar a las víctimas supongo.

Una foto me llamo la atención. De unos pájaros volando en la cadera de una chica, se veía lindo.

— ¡Ashton! —exclamó un chico saliendo de la nada. Era alto, como Ashton y un poco robusto. Era muy apuesto, tenía los brazos llenos de tatuajes, ojos verdes y una sonrisa linda. Abrazó a Ashton y palmeó su espada antes de separarse de el— ¿Cómo has estado, amigo?

— Muy bien, hermano —contestó y me miro— ella es Leah, una amiga. Lee, él es Edward.

— Un gusto, linda —tomó mi mano y la besó. Era muy, muy guapo.

— Igualmente —contesté.

— ¿A qué debo su visita? —preguntó— ¿Te harás algún otro tatuaje?

— No, yo no —me apuntó— ella.

— ¿En serio? —asentí. Entramos a su área de trabajo y me tense al ver la maquina con la que tatuaba. Ya no había marcha atrás— te enseñaré algunos tatuajes... ¿O ya sabes qué quieres?

— Me gustó mucho uno que está en las fotos de la entrada —le dije. Ashton se sentó en una silla y comenzó a jugar con las cosas de Edward.

— ¿Cómo es?

— Unos pájaros volando —le expliqué. Él buscó en unos papeles que tenía sueltos por ahí y me enseñó el que decía— Sí, ese es.

— De acuerdo —se volteó hacia mí— ¿Dónde quieres el tatuaje?

— En la cadera.

— ¿Así como el de Ashton? —yo volteé a ver a Ashton, estaba muy entretenido mirando unos álbumes.

— No sé, no me ha enseñado sus tatuajes —me quejé.

— Muy bien, ponte cómoda —señaló la camilla que estaba en medio de la pequeña habitación. Me acosté un poco incómoda. Ashton se paró a mi lado y tomó mi mano.

— ¿Me dolerá mucho? —le pregunté a Edward asustada.

— No mucho, sentirás sólo una punzada —se acercó por el otro lado y se sentó en una silla que estaba ahí. Ashton seguía tomando mi mano— levántate la blusa hasta la cintura —me ordenó.

— Sí —hice lo que me dijo. Me dejé la blusa justo abajo del sujetador— más te vale que no me duela, Ashton.

— No, quédate quieta —me dijo— será igual que con la montaña rusa.

Edward bajó mi pantalón dejando expuesto mi pobre hueso izquierdo de la cadera. Tomé aire fuerte mientras él me ponía la calca.

— ¿Te gusta cómo queda? —me levanté un poco apoyándome en el brazo y vi como quedaba. Se veía muy bonito. Asentí y me mordí el labio.

Él tomo la máquina para tatuar y la encendió. Sentí el miedo recorrer todo mi cuerpo.

— Ah, ¡Puta madre! —grité cuando empezó a hacer su trabajo. Era más fuerte que una simple punzada. Ashton se me quedó viendo con los ojos abiertos. Nunca me había escuchado hablar así, y no me importaba que me escuchara. Saliendo de aquí lo golpearía. Edward rió, yo reprimí un sollozo y apreté mis ojos.

The Perfect Bucket List (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora