Dos almas anhelantes por la muerte, el fin de sus historias y de sus memorias, donde nadie nunca se molestaría en recordarlos y pronto su existencia caería en el olvido de forma paciente.—Mátame... por favor —. Mark lo miró suplicante, la misma mirada de esa noche, el mismo ruego incesante y deseo por morir porque después de haberlo buscado por tanto tiempo, quería que él sea quien lo matase, la persona que tomó la vida de sus padres que tomase la suya de igual forma, quizás solo así se reuniría con ellos.
Donghyuck estaba equivocado, desde que llegó a aquella fábrica deteriorada, desde el momento en el que asumió que ese día moriría a manos del hijo del aclamado Wong quien cobraría por fin su venganza tan esperada. Terror se mostró en sus ojos pero no el mismo que Sejeong le inspiraba.
Las personas le temen a lo desconocido, todos y cada uno de ellos, temen a lo que son incapaces de describir y explicar porque hay infinitas posibilidades y ellos no pueden concentrarse en ninguna de ellas al ser este futuro incierto. Las personas le temen a lo desconocido porque no tienen poder alguno sobre éste.
Desafortunadamente para Mark, Donghyuck tenía sus trucos debajo de la manga y era alguien muy decidido, si él decía que ese día su corazón dejaría latir de esa forma sucedería aun si significaba tomar su propia vida por más en desacuerdo que se encuentre consigo mismo. Fue irónica la risa que soltó, quien diría que Mark, la persona a la que le había arrebatado todo no quería asesinarlo, en definitiva resultó ser un hombre interesante como él creía. Aún en esos momentos Donghyuck se convencía a sí mismo... la píldora que escondía debajo de su lengua era su último recurso... que si alguien como Mark tan muerto en vida como él lo hubiera conocido bajo diferentes circunstancias lo habría amado tanto hasta el punto de vivir por él.
El líquido bajó por su garganta, en pocos segundos su presión cayó, Donghyuck no era fan del dolor o sufrimiento después de todo pero arrepentirse llegados a ese punto era en vano. La cereza negra, baya de la bruja o hierba de la muerte o más conocida como la Belladonna, había elegido aquel veneno sin pensarlo mucho, tal y como indicaba su nombre era bastante eficiente y en la cantidad apropiada lo acunaría en los brazos de aquel dama de velo negro. Su boca se encontraba seca y empezaba a ver borroso, el rostro de Mark se distorsionaba mientras éste con lágrimas empozadas en los ojos lo sacudía de un lado al otro, más de 15 bayas lo matarían en menos de un minuto, esperaba que el sufrimiento sea corto pero las náuseas llegaron agujereando su estómago, su cuerpo no podía moverse por sí solo y el dolor de cabeza era punzante e insoportable. Vio a Sejeong a un costado y por más que haya querido huir no podía, su cuerpo se encontraba débil y poco a poco se le dificultaba respirar. Donghyuck sabía que ella no estaba ahí, ni tampoco su madre o su padre, ninguno de ellos, eran parte de las alucinaciones que la hierba provocaba. Se enfocó en el rostro poco irreconocible de Mark y la sonrisa que llevaba en su rostro se desvanecía a medida que sus latidos disminuían y la vida abandonaba su cuerpo. Tan fuerte e intolerable el dolor que a pesar de haber durado segundos se había hecho cargo de hacerlo sufrir más que en toda su vida. Cerró los ojos impaciente y se imaginó en un campo con flores moradas y acampanadas donde se disculpó con Doyoung por tomar su licor, con Taeyong por aprovecharse de él y por con Dejun por tener que lidiar con él, por darle tan duro trabajo de mantenerse a su lado.
Lo último que sintió fue sus labios posarse sobre su boca suavemente absorbiendo su aliento.
Una vela más de apagó, sopló el viento y débil ésta dejó de iluminar dejando un leve humo perderse.
¿Qué clase de muerte se había otorgado Donghyuck?
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Dejun no entendía como es que aquella mujer había matado a tantas personas siendo tan incompetente. Entró a la casa sin mucho esfuerzo, no se encontraba nadie más, un hogar común y normal como todos con la excepción de que había un cautivo en el sótano. Dejun no quería pensar de más en las razones de la mujer y limitarse a terminar su trabajo pero como expolicía no podía evitarlo, hubiera deseado formar un perfil adecuado pero no conocía muchos detalles, todas las muertes habían sido distintas, desde disparos a quemarropa causando muerte por desangramiento, envenenamiento, atropellos y ahora había secuestrado a un hombre, claro que no sabía si aún seguía vivo y no era de su incumbencia pero todo señalaba a que ella no era la asesina. Sacudió la cabeza con tal de deshacerse de sus pensamientos. Lo habían contratado para matarla y así sucedería. ¿Existía la posibilidad de que otras personas trabajaran para ella y cometieran los homicidios? Por supuesto sin embargo, él no debía meter su nariz donde no le incumbía.
Dormía plácidamente sobre su cama, la puerta abierta, lo hacía pensar como si estuviera invitándolo a pasar. Dejun solo usaba un método al matar, Berenice era su fiel compañera, el tener un arma silenciosa para asalto era muy eficiente en su tipo de trabajo, llevaba una navaja por si se enfrentaba cuerpo a cuerpo. Terminó a penas comenzó, se detuvo en la puerta y miró alrededor, caminó con cuidado y sigilosamente, le disparó justo en el corazón lo cual causó una muerte inmediata. Una bella donna senza dubbbio. Miró la foto enmarcada al costado de su cama, supuso que ella era la niña en el centro sosteniendo de la mano a un niño más pequeño. No le causaba pena el pensar en como recibiría la noticia ese niño, si seguía vivo pero un escalofrío le recorrió la espalda al verla en la foto.
Le belle donne sono le più pericolose.
Estuvo a punto de salir cuando recordó el pequeño favor que le haría al abogado que esperaba afuera, refunfuñando bajó al sótano, no veía la hora en la que llegaba a casa para dormir acurrucado a lado de Yangyang. Lo vio allí, inconsciente, sentado en una silla, se acercó y tocó su cuello, aún respiraba, su corazón latía aunque muy débil, pero seguía vivo. Probablemente ese abogado lloraría del alivio y emoción.
Dejun esperó a que el hombre llegara y en silencio salió de la casa, se aseguró de que no hubiera una sola alma rondando cerca y se descubrió el rostro. La noche era callada y la luna a las justas se podía ver en el oscuro cielo, las nubes la cubrían descaradamente y una que otra estrella parpadeaba. Sabía que era demasiado tranquilo, una respiración mal escondida se aproximaba a él. Dejun no quería involucrar a los otros dos por lo tanto solo fingió irse por un callejón con tal de alejarse lo más pronto y hacerse cargo de quien sea que lo seguía o simplemente podía escapar pero los planes de la chica empuñando un cuchillo eran otros.
No había que preocuparse, rápido y eficiente, Yangyang lo esperaba.
una bella donna senza dubbio: una mujer hermosa sin duda
le belle donne sono le più pericolose: las mujeres hermosas son las más peligrosas
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toxic [nct/wayv au]
Fanfiction"Tienes que ser cuidadoso a quien miras, a quien tocas y sobre todo, si sus labios te rozan. Un solo beso puede ser tan venenoso como para matarte". Una historia de nueve chicos con el alma envenenada. angst, muerte de personajes capítulos: 22/22 es...