quindici

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—¿En serio irás solo?

Dejun rompió el placentero silencio acompañado por el ruido del motor. Sabía que una vez que se le metía una idea a la cabeza era complicado hacerlo cambiar de parecer porque en el fondo Donghyuck sabía que estaba en lo correcto, al menos en lo que refería a él mismo.

No respondió lo cual era un notorio sí, se dedicó a mirar la carretera vacía. Odiaba el silencio innecesario y Dejun lo había conocido bastante tiempo como para deducirlo, por lo que podía apostar que los pensamientos de Donghyuck estaban siendo muy ruidosos que ni él mismo podía aguantarlos todos, sobreponiéndose unos sobre otros, probablemente confundiéndolo y recordándole lo buena que hubiera sido su vida si las decisiones en ese entonces hubieran sido otras.

No valía la pena arrepentirse de cosas pasadas o el futuro próximo al que se dirigía, solo había que aceptar que todo lo que hizo lo llevó al punto en el que estaba ahora y se sentía agradecido por las personas que había conocido, de cierta forma el Donghyuck de hace 10 años nunca se hubiera visto a sí mismo como un asesino, pero era bueno saber ese tipo de cosas, de lo que era capaz cuando se imponía la suficiente presión. Aun cuando el mismo decía que no debía arrepentirse, se seguía atormentando con los mismos recuerdos sin razón.

—A mí... me gustó alguien —habló repentinamente. Dejun lo miró de reojo notando el tono nostálgico en su voz y la curiosidad le picó. Donghyuck no hablaba de él mismo, para ser específicos, de sus sentimientos. Le daba una mala vibra y un pensamiento en su mente empezó a fastidiarlo.

—Solo lo vi una vez. ¿Crees en el amor a primera vista?

—No realmente, tampoco me he enamorado muchas veces...

—Me pregunto que estará haciendo.

La conversación no duró más que eso. Todo se apagó para el momento en el que ingresaron a la ciudad y las luces provenientes de todas direcciones los recibieron. Donghyuck cayó dormido minutos antes y se sumergió en una oscuridad cálida y reconfortante, Dejun aún sentía que algo andaba mal pero tampoco sabía cómo lidiar con aquello.

El hablar de esa persona pudo dar el resultado de soñar con él, esa parecía una explicación bastante lógica y se sentía a gusto con esto, verlo una última vez producto de su memoria no era una mala idea.

Poco antes de que el pequeño grupo en el que estaba se disolviera, lo contrataron a él y un par de chicos más para deshacerse de cierta familia de renombre. Buscaban hacer el trabajo lo más rápido posible y de manera eficiente por lo que insistieron en contratar a tres asesinos, uno por cada miembro de la familia Lee. El apellido era bastante común por lo que Haechan no tuvo ningún problema en aceptar a pesar de la corazonada que tenía, no creía que sean parientes cercanos a él y efectivamente así fue, sus rostros no se le hacían familiares pero el hijo llamó su atención. Parecía tener su edad o quizás era un poco menor, llevaba un rostro tierno, como ese que uno espera ver en un niño, no sintió pena sabiendo que sus padres también serían asesinados y así él no se quedaría solo.

La noche llegó pero solo Donghyuck y Dejun se presentaron, nunca supieron que pasó con su otro compañero y tampoco lo vieron tiempo después, no le tomaron importancia aunque eso indicaba que debían reemplazar su plan haciendo un par de arreglos. La pareja estaba separada desde hace años sin embargo no habían llegado a divorciarse por el temor a hacerle un mal a su hijo. Donghyuck lo encontraba algo absurdo, su hijo era lo suficientemente mayor para aceptar su decisión pero supuso que así podían ser algunos padres. Acordaron que Dejun iría por el hombre mientras Donghyuck se dirigía primero a la habitación de la mujer que estaba al costado de la de su hijo, de esa forma llegaría más rápido a la habitación del hijo. Habían desactivado alarmas con anterioridad, no habían perros en la casa, todo señalaba que sería un trabajo fácil.

Dejun acabó con un disparo de su amada Berenice, el hombre no sintió su presencia en ningún momento y falleció segundos después de que la bala haya atravesado su pecho; una muerte tranquila y silenciosa mientras dormía, todos deseaban algo así. En cambio, la mujer fue diferente, por eso Donghyuck siempre recalcaba que las mujeres eran todas unas brujas o que tenían un tercer ojo, ella despertó en el momento que Donghyuck entró por la puerta, actuó con rapidez inmovilizándola y zampándole el líquido en la boca haciendo que se lo trague en pocos segundos y se atragante con esto; la vio morir sentado encima de ella, pudo leer lo que sus ojos le gritaban, su cabeza dolía y su temperatura corporal cayó en picada; la sorpresa fue tanta que no emitió ningún otro sonido excepto el del ahogo cuando tragó el líquido. Al cabo de un minuto la mujer estaba sin vida.

Donghyuck pensaba que no quería morir con un dolor de cabeza, no le molestaba lo de sentir frío porque al final cuando uno está muriendo esto es inevitable. Se vio a sí mismo en la mujer, analizó cada una de sus expresiones y se cuestionó a sí mismo si haría muecas similares.

Ingresó a la habitación del hijo y lo encontró despierto, sentado sobre su cama con las manos encima de sus piernas, tenía una apariencia enfermiza que concordaba con su cuerpo escuálido. Le dio escalofríos. Escuchó los pasos de Dejun quien debía pensar que el hijo también estaba muerto y salió de la casa. Un rostro sereno, no mostraba miedo o alguna emoción. Los segundos se hicieron eternos mientras se miraban, a pesar del rostro inexpresivo del muchacho vio un brillo fugaz en uno de sus ojos que le rogaba por matarlo y vio acumularse a su alrededor una gran cantidad de mundos diferentes en las que se veía amándolo, por alguna razón, sentía que podía amarlo, entregarse en ese mismo momento en cada uno de esos mundos, excepto en el suyo.

"Nadie espera su muerte tan calmado" pensó Donghyuck y salió. Estaba cometiendo un error, uno muy grande, pero no se preocupaba ya que tenía toda su cara cubierta dejando solo ver sus ojos y salió sin tocarlo. No le dijo nada a Dejun porque lo regañaría y él mismo iría a terminar el trabajo furioso.

Donghyuck siendo tan egoísta, condescendiente a sus propios deseos, dejó sobrevivir a ese chico, quizás solo así tendría una muerte fija y se sentiría satisfecho con ésta porque buscando métodos de suicidarse y desechándolos uno a uno nunca llegaría a algo concreto.

—Demoraste —. Dejun lo esperaba afuera limpiando con un pañuelo a Berenice, bastante enfocado en dejarla reluciente para luego volver a guardarla.

—Les otorgué la muerte de Sócrates —dijo orgulloso asegurándose de recordar cada facción de ese chico.

—De cierta forma, siempre le otorgas muertes de famosos a gente insignificante —suspiró sin mirarlo a los ojos siendo evidente su desacuerdo con la manera de pensar del otro. —Tan insignificante como nosotros.

Donghyuck sonrió y se quedó allí de pie, viendo su silueta hacerse más pequeña hasta el punto en el que juntando su dedo pulgar e índice podía aplastarlo.

—Tienes razón pero no puedo hacer nada en contra de eso.

Las personas que los habían contratado pagaron por anticipado por lo que Dejun nunca sospechó que ese chico seguía vivo y Donghyuck que esperaba por su muerte... se dio por vencido y lo dejó en el olvido.

En su sueño lo pudo ver en un campo verde con flores color lila caídas, encarando el suelo acompañadas de unas bayas de un color más oscuro de muy mal olor. La Belladona. Su subconsciente podía estar jugándole una broma sabiendo que ese sería su último intento, mataría a su última víctima con esas bayas, se libraría de la mala suerte que le impuso Sejeong e ingeriría el mismo veneno de la Belladona dando su vida por acabada. Mas no entendía el porqué de la presencia de su amor junto con la planta, quizás el mundo le estaba dando una oportunidad para verlo una vez más antes del fatídico día en el que acabaría con todo.

—Hey, despierta. Si te cubres la nariz y la boca mientras duerme dejarás de respirar —. El auto estaba estacionado al frente del bonito letrero de "NEO CITY" alumbrando a las justas, sus luces parpadeando como una luciérnaga vieja.

—Lo haré si me mata —murmuró tocando su rostro. Bajó del auto junto con Dejun y éste le entregó las llaves.

—¿Qué sucede? —preguntó viendo a su amigo distraído.

Donghyuck encontraba satisfactoria la brisa fría que golpeaba su rostro caliente y Dejun lo contempló a su costado.

—Gracias —. La sonrisa de Donghyuck era bonita, no era exactamente alegre, se podía describir más como una coqueta y tentadora, pero la sonrisa que le mostró después de darle un beso suave en los labios no mostraba ningún tipo de emoción. Un beso de despedida en compañía de una sonrisa falsa para que doliera menos.

toxic [nct/wayv au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora