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¿Que regalarle a alguien que tiene todo? Es la sexta vez que piso el centro comercial y solo falta ya unos cuantos días para navidad.

Peor ¿Qué regalarle a dos personas que tienen todo? Esto de tener dos novios es horrible.

Me encontraba en Londres y si, pasaría navidad con Magnus y Malcolm. Ellos me lo habían pedido y yo no dudé en aceptar. Quería ver a mamá y a papá pero me di cuenta que no estaba lista para volver a Miami. Necesitaba recuperarme totalmente de lo que pasó aquella noche o si no retrocederia todo lo que había avanzado, por eso decidí pasar navidades y año nuevo con los Dankworth quienes hacían una gran fiesta para sus familiares a la que fui cordialmente invitada mucho antes por mis suegras. Amaba a esas mujeres, me habían acompañado días antes a comprar mi ropa para estas navidades.

Gemí frustrada y decidí ir a tomar un chocolate caliente, el frío era insoportable a pesar de estar dentro del centro comercial. Cuando empecé a caminar hacia el café más cercano me sentí extraña ¿Saben esa sensación que sientes cuando alguien te observa fijamente? Así me sentía. Mire a mi alrededor pero no veía nada fuera de lo común. Seguro era mi paranoia.

Entre al café y de inmediato pedí mi chocolate caliente el cual me entregaron de inmediato. Me senté en una esquina mirando a mi alrededor, era aburrido salir sola.

La puerta sonó anunciando que alguien había entrado y era una pareja con dos niños  muy imperativos que al parecer cargaban loca a su mamá mientras su padre se dirigía hacer sus pedidos. Alguien volvió entrar y era un adolescente que estaba ensimismado en su teléfono y casi choca con unos de los niños, río. Me sorprendo cuando una mujer alta entra por la puerta, ella de verdad que era alta, probablemente era del tamaño de Malcolm o un poco menos. Su cabello era dorado, un dorado que recordaba a mi madre. Suspiré. Quería saber cómo estaban pero tenían tiempo sin llamarme y si yo lo hacía probablemente no me contestaran. Seguí viendo quién entraba y salía de aquel café hasta que volví a tener esa incómoda sensación de ser observada. Mire disimuladamente a mi alrededor pero no veía a nadie quien me prestará atención, hasta que me topé con unos ojos claros parecidos al hielo. Un escalofrío entro a mi cuerpo al ver que esos ojos me miraban atentamente, era la chica rubia. Ella tomó de su café mientras seguía observándome. Gire mi rostro a hacia otro lado y supe que aquella sensación me la daba esa extraña pero demasiado hermosa chica ¿Ella me observaba antes de entrar aquí? Muevo mi cabeza sacando la idea, tal vez ella miraba mi cabello, muchas personas se quedaban viendolo, si, tal vez sea eso.

Pero aquella sensación de ser observada me acompaño toda la estadía en el café hasta que no pude más y salí de ahí.

Algo me decía que no solo me veía por mi cabello.

(...)

Veinticuatro de diciembre. Seis y treinta de la tarde.

Las estilistas habían terminado de arreglarme a mi y a mis suegras para irse rápidamente a celebrar con sus familias, habían sido llamadas temprano para que pudieran irse temprano también.

Por órdenes de Diane y Dana, toda persona trabajando en la casa Dankworth tenía que irse a las siete de la noche para que celebraran navidades en sus casas. Las navidades con los Dankworth era todo lo contrario a lo que pensaba. Era semi informal y todo sería normal. Tipo las mujeres se encargarán de la comida, los hombres del alcohol y los niños correteando y divertiendose a la espera del otro día.

— La familia Carter está emocionada por conocerte, Abi. — Dana me dice mientras acomoda mejor mi cabello. — Mis padres y mi madre son unas buenas personas así que no hay por qué estar nerviosa.

Si, claro. No estar nerviosa por conocer a la parte de la familia que es poligama.

— De quien si debes estar nerviosa es del verdadero señor Dankworth.

Dankworth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora