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Estaba viendo embobada a Magnus golpear con fuerza el saco de boxeo en el gimnasio de la casa aquí en Nueva Zelanda. Han pasado tres días de nuestra llegada y ya estoy empezando a sentir la ausencia de Malcolm, extrañaba a mi osito cariñoso. Si, ya le había puesto un estúpido apodo.

Dios, estaba a punto de babear sí seguía viendo cómo sus músculos se tensaban cada vez que golpeaba el saco.

-Si sigues mirándome así, te follare. -El voltea a mirarme con su típica mirada indiferente.

Me sonrojo ante sus palabras.

Desde aquel gran maratón el día que llegamos, mi vagina literalmente, estaba hinchada y roja. Magnus me había llevado a otro universo ese día, joder ni siquiera sé como termine viva. Malcolm al principio estaba tranquilo pero después de que fui al baño con dificultad para caminar, y luego de una descarga dolorosa gracias al ardor insoportable que tenía en la zona, el se enojó. Tuve que interceder para evitar una pelea. Al día de hoy me seguía doliendo y Magnus y Malcolm se empezaban a frustrar por no poder tener sexo conmigo. Claro eso no quiere decir que Magnus no se halla salido con la suya y le he hecho sexo oral y claramente ha usado mi parte trasera.

-Prometiste que no me tocarías hasta que no me doliera. -Le digo mientras miro a otro lado.

-¿Quién dijo que te follaria el coño? -Volteo a verlo con mis mejillas al rojo vivo. -Tienes un delicioso culo dispuesto para mí.

Veo como empieza acercarse y no puedo evitar mirar su brilloso cuerpo gracias al sudor.

Me quedo en silencio y doy un paso atrás cuando su imponente figura está cerca de mi.

-¿Sabes? Ahora que lo menciono, quiero follarte. - Tomo una bocanada de aire y se lo que viene.

-Prometiste llevarme a la playa. - Susurro cuando su cara está cerca de mi y el suspira.

-Esta bien, pero esta noche no te salvas. -El baja su cabeza y empieza a besarme como solo el sabe hacerlo.

Cuando se separa suspiro, un suspiro de alguien estúpidamente enamorada.

-¿Me cargas?

Con un solo brazo el rodea mi cintura y me levanta mientras engancho mis piernas en su cintura. Rodeo su cuello con mis brazos y lo abrazo mientras el camina fuera del gimnasio y dirigirse a nuestra habitación donde me deja en el suelo.

-Cambiate. Me daré una ducha rápido y salimos

El entra en el cuarto de baño y yo hago caso a su orden.

Del armario saco un traje de baño una sola pieza color rojo, un vestido blanco y unas sandalias blancas. Me coloco todo de una vez y en un bolso empaco bloqueador, dos toallas, ropa interior para después, un boxer y short para Magnus. Recojo mi cabello en una cola de caballo alta y coloco unos lentes de sol en mi cabeza.

Magnus sale del baño y se dirije al armario. Se quita la toalla y observó su hermoso cuerpo ¿Por qué mis hombres son tan perfectos? Se viste con un boxer, un short, una camiseta negra y unas botas deportivas. Mi boca se hace agua, Magnus vestido informal es algo que no veo todos los días.

-¿Nos vamos o no haz terminado de babear? -Salgo de mi ensoñación y lo miro a la cara encontrándolo mirandome con una ceja arqueada. Me sonrojo. - ¿Empacaste ropa para mí?

Asiento y el extiende su mano y yo la tomo. El me quita el bolso y salimos de la habitación para luego bajar las escaleras. Salimos y me encuentro varios autos.

-Elige uno. -Magnus me los señala.

-La camioneta. -Veo como sonríe. El amaba los autos grandes.

Dankworth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora