Malcolm Dankworth.
Veintidós de agosto.
— Bebé, me preocupas. — Una de mis madres acaricia mi cabello. — ¿Quieres que haga galletas de chocolate? Eso siempre te animaba cuando eras niño.
Mis ojos se cristalizan.
Ella me hacía galletas de chocolate.
— Ay, cariño. Ven dale un abrazo a mamá. — Rodeo el cuerpo de mi madre y escondo mi cabeza en su cuello. — Desahogate y llora todo lo que quieras, bebé. Mamá está aquí para ti.
Lágrimas empiezan a correr por mi rostro mientras que aprieto entre mis brazos a la mujer que me dió la vida.
Escucho el ruido de algo rompiéndose y no tengo que preguntar o ver para saber que era Magnus.
— Magnus, hijo, entiendo que te duele pero habla conmigo, me preocupas... — Escucho la voz de mi otra madre. — Bebé por favor...
— Déjame solo.
— No lo haré. Soy tu madre, estuviste en mi vientre nueve meses, te di la vida y te exijo que vengas aquí y dejes de tomar como si fueras un pozo sin fondo ¡No quiero que mi hijo se vuelva alcohólico! — Escucho como mi otra madre rompe a llorar y decido intervenir.
Nadie entendería a Magnus como yo lo hago.
Me dirijo hacía el estudio dónde encuentro a Magnus bebiendo de una botella con una rota a sus pies. Mi mamá estaba hecha un mar de lágrimas en la puerta.
— Mamá yo me encargo. — Le digo y la hago un lado.
— ¡No! Es mi bebé. — Ella solloza. — Nunca deja que me acerque. El me necesita.
Mi mamá Diane se acerca y la abraza.
— Dejemos que Malcolm se haga cargo, sabemos cómo es nuestro bebé Magnus. — Mamá Diane intenta llevársela y ella se niega.
— Nunca me ha necesitado. Solo quiero que mi hijo me deje consolarlo, el lo necesita.
— ¿Qué ocurre aquí? — Veo como papá llega. — ¿Por qué lloras cariño?
— Mamá, por favor. — Le digo y ella asiente para luego irse y tras de ella mi otra madre y mi padre.
Cierro la puerta y me acerco a Magnus.
— Ven acá, hermano. Ya fue suficiente. — Le quito la botella y el no pone resistencia.
Lo levanto y no está totalmente borracho pero se que sus sentidos están nublados.
— Ella solo quiere que la dejes acercarse.
— No quiero... No quiero que se acerque.
— ¿Por qué? — Pregunto para después sentarlo en el sofá de cuero y colocarme a su lado.
— Si lo hace, probablemente me encuentre peor que tú y es inaceptable.
— No está mal llorar en los brazos de tu madre, Magnus. — Lo miro. — ¿Sabes algo? No hay nada mejor que estar entre ellos.
El me mira y su respiración estaba agitada. El lo necesitaba, necesitaba desahogarse.
No dude en levantarme y salir por la puerta. Encontré a mi mamá frente a la puerta mientras aún había lágrimas en sus ojos.
— Mamá. — Ella levanta su mirada. — Entra con el.
Ella no lo duda pero antes de entrar me abraza.
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Dankworth [+18]
Novela Juvenil¿Por que elegir amar a uno cuando puedes amar a los dos? El mayor amaba a la niña buena. El menor amaba a la fiera que aún escondía. ¿Pero por que ser una cuando puedes ser las dos? Culminada en proceso de subir a la plataforma. Obra totalmente mía...