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¿Conocen esa sensación donde tienes miedo y no quieres saber qué pasará pero a la vez sientes esa ansiedad de saberlo?

Así me siento en estos momentos.

El señor Dankworth me había llevado casi a rastras por mi brazo hacia la habitación en donde dormí hace unos días y me había arrodillado en el suelo tapando mis ojos. Luego me había dejado. No sabía si el había salido de la habitación, no había escuchado ninguna puerta. Pero había un profundo silencio preocupante que solo hacia alimentar mis nervios. No sabía que esperar o que hacer. Decidí quedarme en donde me dejó, por alguna razón sentía que no debía moverme o el se enojaría más de lo que ya estaba.

El aceptar en medio de una burbuja de lujuria no estaba en mis planes pero tampoco me quejaba. En el fondo sabia que quería esto y quería gritar el si. Ellos solo me habían dado el empujón.

Escucho unas pisadas. Eran los dos.

— Desnudala — La orden fue dictada por el Rey Supremo.

Pocos segundos después siento las manos de Malcolm quitando mis zapatos y medias, luego mi suéter para terminar con mis pantalones dejandome en ropa interior.

—¿Toda? — Le pregunta a su hermano.

— Toda. — Su orden fue cumplida y mi sostén junto a mis bragas desaparecieron de mi cuerpo.

Escucho el sonido de metal golpeándose entre sí y me tenso. Eso sonaba a unas cadenas.

—¿Cuando trajiste eso de casa? — Le pregunta a Magnus de lo que sea que tenga.

— Algo en mi me decía que nuestra pequeña Abi me haría enojar. — Fue su respuesta para luego escuchar sus pasos acercándose a mí.

Siento como su mano se sitúa entre mis piernas entre abiertas y empieza acariciar mi sexo. Un inmenso placer me recorre haciendome gemir. Mi humedad crece al igual que sus movimientos. Mis manos toman su brazo y me inclino un poco al sentir como estaba a punto de explotar en un orgasmo. Orgasmo que no permitió por que quitó su mano. Me quejo y remuevo de frustración.

— A las niñas malas no se les permite correrse — Susurra en mi oído para después inclinar mi cabeza, coloca en mi abdomen una base un poco dura y siento como algo suave rodea mi cuello. Trato de alzarme y me doy cuenta que el había esposado mi cuello al piso.

¡No podía alzar mi cabeza!

Era incomodo y dolía un poco la posición. Trate de quejarme pero taparon mi boca con un material que reconocí por su olor como cuero. Era como una maldita máscara para silenciarme. Escucho ese ruido de cadenas y sostienen mis manos hacia atrás para luego colocarme unas esposas y pegar mis brazos con algo que reconozco como una soga.

¡Joder! Ellos estaban inmovilizando por completo. Lo único que sostenía mi cuerpo era aquella base en mi abdomen en donde ahora me apoyaba.

Cuando pense que era todo, alzan mi trasero y me colocan en cuatro haciendo que sea más cómodo para mi cuello pero seguía sin poder alzar mi rostro. Mi cara se sonroja al saber que tienen una gran vista de todo mi ser. Siento como esposan mis pies con el mismo material. Trato de moverme y me doy cuenta que si, estaba inmovilizada en el suelo con mi único apoyo en una base dura e incómoda.

Trate de calmarme y de respirar pero mis nervios eran muchos más fuertes. Aún me sorprendo en como no he perdido la cabeza ya

Quitan el antifaz que tenía en mis ojos y veo como Malcolm me mira con su cabeza ladeada.

— No sabes lo bonita que te ves. — Sonríe — Esto no es lo mío pero hay que complacer a Magnus. No queremos que se enoje más ¿Cierto? A mí no me gusta que este enojado y descubrirás que a ti tampoco.

Dankworth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora