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Cinco de Mayo.

Mi vida iba de mal en peor. Era un auténtico desastre.

En clases era imposible concentrarme y todo se me dificultaba. Los exámenes que antes eran diez ahora son a duras penas un seis. Los profesores se acercaban para hablar de mi y el cambio en mis notas y siempre decían lo mismo. Necesitaba subir de nuevo mi promedio o si no perdería la beca. Perder la beca era lo último que quería por lo que prometía esforzarme más. El problema era que aún así me esforzara mi mente no colaboraba.

En gimnasia era lo mismo. La profesora me había prohibido las piruetas hasta que mi equilibrio volviera después de casi lesionarme. Lo intentaba pero igual fracasaba.

Todo me iba mal, muy mal.

Hannah ya sabía todo lo que me había ocurrido, y casi volaba hacia aquí a empezar una investigación de quién me había hecho todas estas maldades. Se lo prohibí, no había nada que hacer. Se había enojado para luego llorar conmigo. Ella se hacía la misma pregunta que yo me había todos los días ¿Qué hice yo para merecer tantas cosas malas?

A Malcolm y Magnus no los había visto desde esa noche. Sabía que se encontraban en la universidad. Lo sabía por los chicos. Ava como dijo, entrego personalmente a Magnus y Malcolm todo lo que me habían dado, incluyendo la pulsera con mis dijes. Esa pulsera que tanto amaba y quería quedarme pero no, no podía.

Según ella Magnus estaba serio como siempre y quien se veía más afectado era Malcolm. Mi Malcolm. A quien le había prometido cuidar su corazón y le había fallado sin tener culpa. Se que ellos deben de pensar en que yo era una puta.

Puta. Esa palabra me traía malos recuerdos.

Salí de mi habitación y baje hacia la planta baja. Empecé a caminar hacia la salida y noté que muchas chicas allí me observaban y murmuraban. Fruncí mi ceño ¿Tenía algo mal?

Salí y lo primero que hice fue observarme de pies a cabeza para ver si tenía algo pegado o mal puesto. Nada.

Decidí ignorarlo. Tal vez eran por esos rumores que no dejaban de correr. Empecé a ir en dirección a la biblioteca para buscar unos libros. Tenía que empezar a enfocarme en los estudios y no en el dolor.

En el camino me percato en que todos me estaban viendo y murmurando. Veía en sus miradas como me juzgaban y los recuerdos volvieron.

Así pasó cuando... No. No podía ser.

Ignore todo con mi corazón acelerado y rezaba que la persona quién me hizo esto no haya hecho todo exactamente igual a lo que me pasó en Miami.

Vi corriendo a Ava y Aiden hacia mí.

—Abi... — Vi su rostro y era de nervios. Miro a Aiden y estaba igual. — Abi... Necesito que después de ver esto no vayas a enloquecer.

Veo como saca su celular y no puedo evitar la sonrisa amarga que se instala en mi rostro. Lo había logrado. Esa persona logro su objetivo de destruirme.

Cuando Ava me muestra las fotos no me sorprendo, eran exactamente iguales a las de Miami. Mis ojos pican por las ganas de llorar.

¿Qué hice yo para merecer esto?

—¿Connor ya lo sabe? —Pregunto con mi voz más neutra y puedo ver la sorpresa en el rostro de mis amigos. No me interesaba lo que pensaran de mí. Me preocupa en cómo esto afectaría en un futuro la carrera como abogado de Connor.

—Lo sabe. —Aiden responde. — Su padre está furioso y dijo que llegaría al fondo de todo esto.

Asiento. Probablemente el señor Ferguson me odiaba por haber manchado la reputación de su hijo.

Dankworth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora