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Siento como la alarma suena y retumba en mis oídos una y otra vez.

Estiró mi brazo y la apagó. Me acomodo en la cama sabiendo que ya es hora de levantarse.

Nunca vuelvo a quedarme hasta tarde leyendo, es una pesadilla si me tengo que levantar a las siete de la mañana.

Gruño, mientras estiró mi cuerpo. Me acomodo y miro el techo sintiendo como mis párpados quieren cerrarse.

— ¡Abi! Iré con Aiden, recuerda el exámen. No llegues tarde. — Siento la voz de Ava en la lejanía y contesto con un extraño sonido hecho por mí garganta para después escuchar la puerta cerrarse.

Bostezo y cierro los ojos para descansar solo un poco más, un poquito nada más.

(...)

Escucho como la melodía de mi teléfono sonar avisando que alguien llama. Lo tomo de la mesita de noche y contesto aún con los ojos cerrados.

— ¿Si? — Pregunto con voz soñolienta a quien sea que me este llamando tan temprano.

— ¿¡Donde diablos estás!? ¡Faltan veinte minutos para que empiece la clase! — El grito de Ava me espabila haciendo que me levanté rápidamente de la cama tropezando con mi cobija.

— ¡Oh por Dios! Me quedé dormida, voy para allá. — Cuelgo y me levanto rápido del piso.

¡Sabía que no tenía que quedarme despierta hasta tarde con un exámen importante al otro día! Jamás llego tarde a una clase y menos a un exámen.

Empiezo a entrar en pánico mientras busco algo para ponerme. Menos mal que tengo la costumbre de bañarme por las noches antes de dormir, sirve para estos casos.

Me visto con un pantalón ajustado blanco, un suéter negro manga larga junto a una cazadora beige, y unas Timberland del mismo color. Rápidamente voy al baño y lavo mi rostro y dientes. Peino con una sola pasada mi cabello y salgo rápidamente tomando mi bolso.

Empiezo a correr hacia el ascensor y este llega rápidamente. Subo en el e impacientemente espero a que baje.

Odio llegar tarde, odio ser impuntual, odio haberme quedado dormida.

Quiero revisar la hora y me doy cuenta que dejé mi celular. Genial.

Bajo del ascensor y salgo del edificio. Empiezo a correr para llegar al edificio donde es la clase de Mercadotecnia II. No queda lejos pero tampoco cerca. Veo que hay pocas personas fuera y es que a esta hora, ocho de la mañana, todos tienen su primera clase. Llego al bendito edificio y entro para empezar a correr de nuevo.

Dios. Seguro hasta el exámen ya comenzó.

Subo las escaleras y doblo a la izquierda cuando tropiezo con alguien haciendo que un celular caiga al suelo junto a un portafolio.

Hermoso, perfecto, genial.

Me arrodilló y recojo el celular mientras que la persona recoje el portafolio. Cuando subo mi mirada y extiendo el celular para entregarlo, este cae de nuevo del susto al ver que se trata de nada más y nada menos del subdirector, Malcolm Dankworth.

¡Maravilloso! ¡Sigue así Abi!

Mi boca se abre al ver como esa mirada verdosa me atraviesa hasta el alma.

Me arrodilló de nuevo y tomo el celular para notar que la pantalla está rota.

Si, definitivamente, está no era mi mañana.

— Yo... yo, lo-lo siento mucho, se-señor Dankworth— Tartamudeo, temblando. Dios mío era un iPhone 11 — Se lo pagare, lo-lo juro

El solo ve el celular y lo toma mientras lo examina.

Dankworth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora