Observó las aguas fulgurantes en busca de cualquier atisbo de sus hermanas. La espesa niebla se movía tan lento, que aún cuando el frasco con las almas de las jóvenes fue vaciado, éste no cambio su ritmo.
¿Si quiera era posible convertir en deidades a su familia? Ella misma sería una, y ahora les estaba otorgando ese merecimiento a ellas. Ya quería ver sus caras cuando les revelase que no volverían a morir, por lo menos no por el deterioro natural de su especie.
A pesar de que el tiempo en ese rincón del universo no avanzaba, pasó toda una eternidad para Jubal cuando unos dedos se asomaron aferrándose a la orilla del lago.
-¡Mira!- le gritó a Rovek, que estaba a un lado suyo, aún sosteniéndola y se apartó de él para ayudar a aquella mano resplandeciente.
La sostuvo y tiró con todas sus fuerzas, pues parecía que la niebla se estaba aferrando a su hermana, casi impidiéndole la salida.
Sin embargo, Jubal no se dió por vencida hasta que la primera de sus hermanas salió de ahí convertida en una divinidad.
-Míhe- susurró quitándole los mechones húmedos de la frente para poder verla con claridad. Sus rostro confuso le devolvió la mirada.
-Oh, Jubal- le quitó las manos de encima para poder abrazarla con todas sus fuerzas. –No me digas que finalmente Zadro dió contigo.
Para ella, apenas habían pasado unos minutos desde que el creador de los hombres había terminado con sus vidas. En ese momento, todas se alegraron de que Jubal no estuviese presente y que algunas de sus hermanas hubiesen muerto antes para evitarles aquel horrible dolor insoportable.
No sabía que gracias a la conexión que tenía con ellas, Jubal había experimentado su sufrir como si le estuviera pasando a sí misma.
-No, no es eso.
Antes había podido resistir el llorar delante de sus hermanas, pero ahora dió rienda suelta a sus lágrimas que se derramaron una detrás de otra en agradecimiento por la resurrección de su familia.
-Voy a explicarte todo cuando salgan las demás. Necesito que me ayudes a sacarlas.
Ambas se arrodillaron a orilla del río esperando el surgimiento de las otras. La siguiente en extender su mano en busca de ayuda fue Rúhu, que peleó contra la niebla que la retenía justo como en el campo de batalla; con ferocidad.
Salió con un cuerpo nuevo a pesar de que su apariencia seguía siendo la misma. Éste era eterno y poderoso, con su muerte había dejado atrás cualquier fragilidad y ahora resurgía como dueña de sí misma.
Y así, de una en una, abandonaron la muerte para abrirse paso a su nueva vida.
-Me alegro tanto de verlas.
Las palabras no alcanzaban para describir el gozo que Jubal sentía al tenerlas a todas rodeándola, con la promesa de estar siempre juntas en el futuro flotando en el aire.
No había tenido una educación apropiada para saber comunicarse con eficiencia, así que solo expresó un atisbo de su felicidad abrazándolas, aferrándose a todas ellas con vehemencia. No iba a volver a permitir que las apartaran de su lado.
-¿Han sido todas?
Rovek se mostró ante ellas. Había desaparecido para dejarlas pasar un momento emotivo, pero era hora de regresar a casa. Jubal ya tendría tiempo para ponerse al corriente con ellas, pues tenían el infinito a sus pies.
-¿Quién eres tú?- preguntó Gisa dirigiéndose con un tono violento hacia el intruso.
Acababa de volver a la vida y ya estaba lista para pelear a fin de protegerse a sí misma y a sus hermanas.
-El- Jubal alzó tímida la vista, sonrojándose en cuanto sus ojos hicieron contacto. –El es Rovek.
Todas se levantaron rápidamente, apretujándose unidas, con temor pero firmes. Tenían ante sí la maldad personificada, gracias a él habían muerto tantas personas. La guerra, una que comenzó por su causa, había hecho añicos a su pueblo.
-¡Esperen!- Jubal se posicionó entre sus hermanas y Rovek, deteniendo cualquier enfrentamiento.
A pesar de que ahora eran deidades, sería tan fácil para Rovek acabar con sus vidas incluso más rápido de lo que fueron resucitadas.
-Tengo mucho que explicarles, pero este no es el lugar adecuado. Por favor, solo escúchenme y entenderán todo lo que está pasando.
Observó cómo sus rostros reflejaban su indecisión, así que trató de transmitirles seguridad. ¿Cómo no podían confiar en ella si acababa de devolverles la vida?
Sin embargo, les era difícil aceptar estar cerca de alguien a quien conocieron como el ser más despiadado en el mundo. No lo aceptarían tan fácil como Jubal lo hizo, pues la joven había estado a la deriva y la mano de Rovek fue quien la sostuvo.
-Mas vale que esa explicación sea muy buena- advirtió Gisa, con enfado pero cediendo, así que todas las demás hicieron lo mismo.
Rovek las transportó hacia su casa, donde Jubal se había estado quedando todo este tiempo. En cuanto se encontraron en medio de la habitación, Rúhu y Mwey vomitaron en la costosa alfombra.
Las demás se apartaron de ellas, intentando no ser salpicadas. Jubal evitó la mirada de reproche de Rovek y se acercó a la menor, rodeando sus fluidos.
-Lo sentimos- murmuró Rúhu apoyándose en la pared para tener algo firme que hiciera que la cabeza dejara de darle vueltas.
-No sé preocupen- respondió Rovek. Las chicas lo miraron aún con desconfianza. –Haré que alguien lo limpie. Creo que será mejor que las lleves a tu habitación y hables con ellas.
Rovek dio media vuelta llamando a Rida para que limpiará el desastre y cuando estuvieran listas, se encargara de vestir a todas ellas.
-¿Quieres decirnos que está pasando?- susurró Tripya cuando creyó que Rovek ya estaba lo suficientemente lejos como para no escucharla.
A pesar de que crecieron con una imagen terrorífica de él, desconocían la magnitud de sus poderes, por lo que creían que sus pensamientos estaban a salvo en sus mentes.
No obstante, Rovek había invadido cada mente a fin de conocerlas y tratar, en un futuro, de ganarse el favor de todas ellas.
Debía estar en buenos términos con la familia de Jubal si ahora quería permanecer a su lado.
Se preguntó, como había desaparecido de su mente la idea de morir y ahora se había asentado el pensamiento de un futuro juntos de forma tan fácil. Nunca antes había sido han volátil, ¿a qué se debía ese cambio tan repentino?
¿Podría ser que en verdad la quisiera?
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Las Doce Vírgenes
Science Fiction-A todas ustedes se les ha concedido un don a causa de su pureza. Han sido escogidas por una deidad, está se encargará de entrenarlas. Cuando estén listas, nos ayudarán a vencer a Rovek, rey de la oscuridad. Antes de que todos dejemos de existir.