"LA MUJER EUNUCO" POR GERMAINE GREER (1970)

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Las mujeres desean la libertad. Libertad de la inseguridad de ser como son. La libertad del deber de estimular el apetito sexual masculino desfalleciente, para el cual ningún seno es nunca suficientemente duro y turgente, y ninguna pierna suficientemente larga. Libertad de las incómodas prendas que es preciso vestir para excitar. Libertad de ser violadas por desconocidos o conocidos diariamente.

EL CUERPO

Sus pechos sólo son objeto de admiración mientras no manifiesten ningún indicio de su función. No son parte de una persona, si no señuelos colocados alrededor de su cuello, para ser sobados, retorcidos o chupados. La única posibilidad que tienen las mujeres de eludir ese bardo manoseo es negarse a usar ropa interior que perpetúe la fantasía de las tetas neumáticas, de modo que los hombres se vean obligados a aceptar las variedades del fenómeno real. Se les exige que modelen su cuerpo para satisfacer las miradas de otros. Sin que sea racional, se adecua con el fin de resultar atractiva en un mercado dominado por los compradores.

El vello abundante, como el pelo espeso en los animales, se considera un indicador del grado de bestialidad, un indicio de una sexualidad agresiva. Los hombres los cultivan, del mismo modo que se les anima a desarrollar instintos competitivos y agresivos; a las mujeres les controla, igual que han de controlar todas su vigor y su lívido. En casos extremos, las mujeres se afeitan o se depilan la zona del pubis, a fin de parecer todavía más asexuadas e infantiles.

EL SEXO

La virilidad convierte al sexo en masturbación dentro de la vagina. Las niñas solo adquieren información sobre el sexo con el conocimiento del descubrimiento sobre su función reproductora como algo meramente incidental. Se presta mucha más atención a ofrecerles información sobre el cercano trauma de la menstruación y la espantosa posibilidad de tener un bebé si llegasen a "perder el control" o a "ceder" a los impulsos sexuales que a que se reconozcan y acojan con agrado esos impulsos sexuales. En consecuencia, la niña crece sabiendo más sobre su matriz que sobre sus genitales externos.

LA FEMINIDAD

Tener genitales de género femenino (vagina y senos turgentes) no es cualidad necesaria para la feminidad.

LA ENERGÍA FEMENINA

Toda la energía feminista desarrollada durante la segunda ola del feminismo (1950-1980) y antes, estaba dedicada a cumplir las exigencias de disciplinarias y de otro tipo, no a satisfacer su propia curiosidad sobre los temas que estaban estudiando. Se trata claramente de un proceso de rendimiento decreciente: las serviles inducen servilismo para enseñar a ser serviles, en un ámbito en el que se tendría que estar abordando continuamente lo desconocido con todas las facultades humanas; la educación no puede ser y nunca ha sido una cuestión de obediencia.

EL AMOR

En las relaciones sexuales la confusión entre el altruismo y el amor ha permanecido como el sacrificio. La recompensa es la seguridad y como se espera esta recompensa, más que como un sacrificio como una transacción comercial. el egoísmo en el amor no es el de una persona hacia otra, sino de una creencia de que existe una unidad entre dos que hay que consolidar y proteger.

El amor es un estado, presumiblemente temporal. Sus síntomas externos son: insomnio, aturdimiento, pérdida de apetito, alternancia entre la euforia y la depresión, mirada encendida y agitación. La principal explicación de aturdimiento, con sus secuelas de extravío de objetos, confusión, descuidos e irresponsabilidades, reside en la obsesión absoluta con el objeto de amor. El objeto elegido de deseo desempeña un papel esencial en relación con el ego de la persona obsesionada, que ha decidido que él o ella es la persona adecuada o única para él o ella. En el caso del hombre, esta convicción puede sancionar cierto grado de comportamiento abiertamente agresivo y destinado a conseguir el objeto y/o ahuyentar a la competencia. Cuando se trata de una mujer, ésta no puede adoptar ninguna conducta agresiva porque ahuyentarían al hombre al sentirse intimidado por quien considera inferior a él.

BEBER VINAGRE: manual sobre feminismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora