"LA MÍSTICA DE LA FEMINIDAD" POR BETTY FRIEDAN (1963)

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EL PROBLEMA SIN NOMBRE

El problema se ha enterrado, en silencio, durante muchos años en las mentes de las mujeres americanas. Había una sensación de insatisfacción, un sufrimiento que las mujeres llevaban en solitario como esposas suburbanas. Mientras que hacía las camas, compraba la comida, hacía sándwiches de mantequilla de cacahuete para sus hijos o se recostaba junto a su marido al caer la noche. Una pregunta que hasta ella temía preguntar: ¿Es esto todo?

Durante cincuenta años, la única meta de la mujer, tal y como explicaban los millones de libros, columnas de revistas y expertos era encontrar la satisfacción como esposa y madre. Desear un destino mejor para lograr la gloria en su propia feminidad era en vano. Los expertos les explicaban cómo conquistar a un hombre, amamantar a sus hijos, como competir contra otras mujeres por un hombre, como actuar más femenina y hacer del matrimonio algo excitante en la cama.

Les enseñaron que debían tener pena y compasión por aquellas mujeres no femeninas o que tuvieran aspiraciones laborales en lugar de desear una familia. Aquellas cuyas carreras eran antes que el matrimonio y que su deseo por una alta educación universitaria o la lucha de poderes políticos eran las mujeres que no eran felices.

No debían luchar más que por conseguir la felicidad de su marido. Los problemas no femeninos del mundo fuera de su casa no eran su incumbencia. El hombre debía tomar las decisiones importantes. Pero muchos hombres coincidieron en que la insatisfacción actual de la mujer con su papel de esposa y madre era por un exceso de libertad (votar, ir a la compra, poder ir a la universidad, trabajar como secretaria o ayudante).

La argumentación de los hombres para convencer a las amas de casa de que realmente eran muy afortunadas por ser su propio jefe y tener todo lo que tenían, residía en que aunque ellas eran infelices, ser hombre no era igual a la felicidad. Y aseguraban que ellas eran afortunadas por ser mujeres y que debían admitir que esa nueva infelicidad era otro derecho ganado para las mujeres, puesto que en los hombres de igual manera sufrían infelicidad.

No acepto la respuesta de que no hay problema porque las mujeres estadounidenses tienen lujos que las mujeres en otros tiempos y tierras nunca soñaron. Y tampoco es posible culpar al problema de la pérdida de la feminidad: decir que la educación, la independencia y la igualdad con los hombres han hecho que las mujeres estadounidenses sean poco femeninas. El problema no puede entenderse en los términos generalmente aceptados por los expertos que han estudiado a las mujeres, los médicos las han tratado y los escritores las han retratado en novelas. Las mujeres viven toda su vida centradas en la búsqueda de la realización femenina.

Si el secreto de la satisfacción femenina es tener hijos, nunca tantas mujeres, con la libertad de elegir, tuvieron tantos hijos, en tan pocos años, tan voluntariamente. Si la respuesta es el amor, las mujeres nunca han buscado el amor con tanta determinación. Y sin embargo, hay una creciente sospecha de que el problema puede no ser sexual, aunque de alguna manera debe estar relacionado con el sexo.

La sexualidad de la mujer explotó como forma de escapar de la insatisfactoria vida que llevaba como esposa y madre. El problema que no tenía nombre estaba de alguna manera relacionado con la rutina de la casa. Cuando una mujer trataba de argumentar su problema, siempre describía su ritmo de vida diario. Un patrón que se repetía en las charlas de amigas. La mujer era esposa, sirvienta, madre, enfermera, secretaria, consumidora, cocinera y chofer. Es fácil ver los detalles concretos que atrapan a la ama de casa suburbana, las continuas demandas de su tiempo. pero las cadenas que la atan en su trampa son cadenas en su propia mente y espíritu. son cadenas formadas por ideas equivocadas y hechos malinterpretados, de verdades incompletas y elecciones sin sentido.

Empecé a ver con una nueva luz extraña el regreso de los estadounidenses al matrimonio precoz y las familias numerosas que están causando la explosión demográfica. El reciente movimiento hacia el parto natural y la lactancia, problemas sexuales, problemas con el embarazo y la salud femenina, promiscuidad, depresión, crisis emocionales, crisis de la menopausia, pasividad e inmadurez de los hombres, la discrepancia entre las habilidades intelectuales probadas de las mujeres en la infancia y sus logros adultos, orgasmos ...

Ya no podemos ignorar esa voz dentro de las mujeres que dice: "Quiero algo más aparte de mi marido, mis hijos y mi casa".

CRISIS EN LA IDENTIDAD DE LA MUJER

He descubierto una cosa extraña entrevistando a mujeres de mi generación durante los últimos diez años. Muchas de nosotras cuando crecíamos, no podíamos vernos más allá de los veintiuno. No teníamos presente una imagen de nuestro propio futuro, ni de nosotras como mujeres.

El estudio de la mística de la feminidad permite, incluso reta a las mujeres a dejar de ignorar la pregunta sobre su identidad. pueden responder a la pregunta: "¿Quién soy?". Cuya respuesta no debe ser "la esposa de Tom" o "la madre de Mary". Pero no creo que tenga tanto poder como para que las mujeres americanas lo hagan. Tienen miedo a ese espacio en blanco, cuando dejan el amparo de la familia, de sus padres, para emprender el vuelo a su propia familia, siempre bajo el yugo del marido.

La imagen pública, en las revistas y anuncios de televisión de la mujer está destinada a vender productos, como ella misma es uno, deben vender lavadoras, cremas rejuvenecedoras o tintes de pelo. Todo para ser la mujer ideal, que cocina, sirve, plancha para su familia y que es prácticamente perfecta en todo. Incluso en su cuidado personal. De este modo, las mujeres no saben quienes son como indivíduo, solo a que deben aspirar.

Y casi todas nuestras madres han sido amas de casa, aunque algunas ya se han arrepentido de ello. De dejar unos estudios, unas carreras. Algunas nos alientan para que no hagamos lo mismo, otras a que sí. ¿Pero qué podemos hacer si no tenemos otro modelo de referencia?

El otro tipo de mujer en esta sociedad de mujeres binarias, son las viejas bibliotecarias o profesoras de colegio, la doctora de un pueblo aislado o esas profesoras universitarias con el pelo cortado como el de un hombre. Ninguna de estas mujeres tienen un hogar que llevar como el de las amas de casa. Muchas no se han casado ni tienen hijos, porque si lo hicieran, seguramente dejarían de trabajar para cuidar de ellos.

La crisis de identidad de la mujer viene cuando las niñas deben ajustarse a uno de los dos roles: la mujer ideal que venden las grandes compañías y que es respaldada por los hombres para tener servicio del hogar gratuito o las parias sociales solteras que no tienen hijos porque ningún marido les pidió matrimonio.

Si las mujeres fueran educadas desde sus roles como mujer, no sufrirían esta crisis. El terror no viene por la elección, sino por la obligación a crecer de manera precipitada de niña a mujer (madre, esposa) sin etapas previas y por la libertad a elegir entre solo dos tipos de mujer.

La mía fue la primera generación de mujeres libres de pensamiento en busca de una realización femenina. La educación hizo que buscáramos la verdad sobre la mujer y un puesto en el mundo, una nueva mujer. Por primera vez en su historia, la mujer era consciente de su identidad (y de su falta de ella).

EL VIAJE APASIONADO

Estas mujeres lideraron la idea de adueñarse de su propia identidad, como grupo y como individuos. Pero en cuanto su movimiento comenzó a despegar, los hombres (y algunas mujeres) se rieron del movimiento feminista. Como si de un viejo chiste se tratara, de aquellas mujeres enfadas, se reían tontamente del movimiento que consiguió que la smujeres votaran. Decían que eran víctimas neuróticas envidiosas de sus falos que querían ser hombres.

Y en su lucha por conseguir una libertad para participar en las decisiones de la sociedad y ser igual al hombre, les negaron su madurez, relegándolas a la pasividad sexual y obligándolas a aceptar al hombre como a un ser dominante.

BEBER VINAGRE: manual sobre feminismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora