Capítulo 1: La discusión // Parte 8

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Media hora más tarde, Marlene, la pequeña niña que Sarah había encontrado, salió del callejón. Estaba desnuda, con la boca y las manos llenas de sangre. En una de ellas, llevaba la cabeza de Sarah agarrada del pelo, el cual aún conservaba la margarita que le había dado. Se agachó al pie de su cesta de margaritas, separó un poco las flores y metió la cabeza de Sarah en ella, junto a la de Russell McCain, el hombre decapitado del callejón, y volvió a tapar ambas con las flores y el pañuelo. Cogió su ropa y volvió a vestirse. Volvía a ser la misma niña que la ahora difunta Sarah había encontrado en la entrada de aquel callejón.

Cuando se hubo vestido, cogió con una mano su cesta y con la otra el abrigo que le había prestado Sarah. Entonces fue ella la que echó a caminar. Caminó rumbo al bosque, mientras su cuerpo absorbía toda la niebla negra que había acompañado a Sarah durante su caminata.

Las farolas alumbraron las nocturnas calles de Pales mientras la niña era engullida por los frondosos árboles del bosque.

Cesta de margaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora