Desde la mañana estoy en mi despacho y no pienso salir de aquí hasta aclarar todo lo que tengo en la cabeza.
―Por favor si sigues así hasta a mí me vas a producir dolor de cabeza, deja de darle vueltas al asunto―gruñe mi lobo.
―Que alegría escuchar tu voz―comentó con sarcasmo―ya que estas aquí responde algo, ¿ese sueño es algo verdadero o no? recuerdo la parte de que ella estaba en la cocina, pero el encontrar a mi beta y sacar la cámara inexistente me hace dudar.
―No tengo que responder eso, no tienes derecho tan siquiera a mencionar su nombre o algo de MI MATE, ¿queda claro?
No espera respuesta y cierra nuestra conexión, hay veces que compruebo que somos diferentes seres en un mismo cuerpo, con lo temperamental que es y aceptó a su mate humana, mientras yo, el humano quería otra cosa mejor, ahora no tenemos a nadie.
Suspiro frustrado.
Me recuesto en el sofá y para mi desgracia observó el sillón donde obligaba a ella está todo el día.
Recuerdo como ella sangraba y no la dejaba irse, ahora es como si el fantasma de ella estuviera aquí a mi lado.
Giro mi cabeza viendo al techo, no quiero seguir pensando eso; el recordar y él hubiera no serán mis mejores amigos ahora, debo seguir con esto, necesito de ella, conocer de ella, simplemente estar con ella.
Suspiro profundamente a la vez que cierro los ojos, creo estar más calmado.
Abro los ojos para observar que sigo en el despacho, no sé qué hora sea y no tengo ganas de saberlo, me siento en el sofá restregándome los ojos.
Escucho pasos acelerados fuera de donde estoy, veo que abren la puerta y al poco tiempo entra un soldado a paso rápido para quedar enfrente del escritorio.
Pero yo estoy en el sofá, ¿qué hace ahí parado?
―Alfa necesitamos que venga rápido―comenta apresurado.
Me paró del sofá y caminó a donde está el recién llegado, la sorpresa que me llevo es ver a una persona idéntica a mi sentada ahí y con el ceño fruncido.
―¡Vamos!―comenta enojado.
Los veo salir y voy detrás de ellos, nos dirigimos al jardín, ahí la situación es diferente observo a mi madre y Dayana un sentimiento de alegría nace dentro de mí, pero se esfuma al percatarme que nadie puede verme.
Todo esto es como si lo observará y no poder intervenir.
Veo como todos hacen una ligera reverencia a mí yo.
Uno de mis generales camina a mi otro yo y le informa de lo que está pasando.
―Lamentamos molestarlo alfa, pero la humana no hace caso a lo que se le pidió y su madre está diciendo que no tenemos derecho a tratarla así.
Inmediatamente volteó a ver a mi madre, su cara es neutral y veo furia en los ojos de aquel alfa.
Creo saber a dónde va todo esto y no me gusta recordar esto.
―Escucha bien madre, lo que yo haga o deje de hacer con esta humana es mi problema, no quiero que te acerques a ella.
―Pero hijo ella no es cualquier persona, es tú...
―Déjala hacer su trabajo y respeta la orden de tu alfa―la interrumpe.
―Pero ella no merece este trato.
Veo como mi otro yo toma a mi madre del cuello y la alza, haciendo un poco de presión en su acción, veo temblar a mi madre.
Me arrepiento de eso y más por lo que va a suceder.
―Si decides, ayudar a la humana ten en cuenta que no serás tratada como la ex Luna de esta manada y sobre todo el que no tendrás privilegios como madre del actual alfa, piensa bien tus acciones.
Odio el cómo actúa.
La baja al piso, a la vez que veo como ella busca desesperadamente tomar aire, soba la zona donde la tenía sujeta.
Cuando recobra el aire contesta.
―No la dejaré sola, me oíste.
Trata de encararle, pero mis soldados la tomaron de las manos y hacen que se hinque ante él.
―Perfecto señora―le da una sonrisa cínica―como prefiere meterse en esto le diré algo mis soldados―los señaló―tienen autorización de azotarla si llega a interferir en tareas de la humana y desde hoy me tendrá que hablar con honorífico, dejé en este momento de ser familia suya.
Su rostro se descompone y llora más.
¿Qué hijo lástima de esa manera a su madre?
―Pero hijo no puedes hacerme esto―trata de tocarlo.
Uno de los jóvenes soldados la jala atrás y se la llevan. Escucho como llora y suplica porque vaya tras ella.
Observó por última vez a mi otro yo y veo que solo observa a mi madre, no hay nada en su rostro que delate la batalla interna que tenía.
―Sigue a tu madre―alguien menciona.
Hago caso a eso como pude los encontré para seguirlos.
Veo cómo ellos toman un látigo y juegan con él cerca de mi madre, pero jamás pensé que ellos golpearan a mi madre.
Treinta y cinco latigazos le dio cada uno, la piel de mi madre está al rojo vivo y alrededor de ella hay sangre mezclada con tierra.
Odio la impotencia de esto, ser solo un espectador y no poder interferir en nada, solo gritar y rogar que pare todo esto.
―¿Ahora entiendes que pasaba a tus espaldas?―la misma voz de hace rato.
―¿Quién eres? deja de torturarme viendo esto.
Giro sobre mis talones y busco desesperado a la persona de aquella voz.
―Esto es una pequeña prueba de todo lo que provocaste―se ríe―falta más y vendré a hacerte ver todo hasta que me supliques perdón.
Despierto sudando y alterado.
Observó que sigo en mi despacho, solo que hay una persona viéndome preocupada.
―¿Ya estás mejor?―pregunta Dan.
Trata de tocarme la cara, pero la esquivo.
―Si, pero por favor no te me acerques.
Se aleja de mí algo triste.
―¿Cuánto llevas aquí?―le preguntó.
―Poco, te oí gritar y llorar, trate de despertarte pero no respondías. Me preocupé mucho.
―No te preocupes estoy bien solo te agradecería si me dejas solo un momento.
La veo dudar, pero se para y camina a la puerta.
―Siempre estarás solo hasta que yo lo decida.
Busco a la dueña de esa voz.
No hay nadie aquí.
¿Quién juega conmigo?
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No te esperaba
WerewolfAlexis Roch es un alfa temido, no necesita una Luna, necesita estar con la cabeza fría y entrenar. ¿Su meta? tener la mejor manada y sólo eso, nada tiene más prioridad para aquel alfa. ¿A caso el alfa no lo pudo controlar? ¿Qué esperaba él? ¿Qué c...