Nuestro Vínculo .

Capítulo 4. Felicidad.

Cuando regresé mi papá estaba revisando su celular y Taichi estaba dormido recargando su cabeza en la pared.

-Creo que me fue bien - Le dije a papá y mi voz despertó a Taichi.

Me senté al lado de él.

-Dicen que la respuesta la tendrán ahora mismo.

-Qué raro, Hanako me dijo que la respuesta la tendrían en un par de días.  ¿Aunque eso es bueno no crees?

-O es malo también.

Taichi me dio un apretón en la mano.

-No seas pesimista.

Le devolví el apretón.

Comenzaron a preguntarme de que había tratado la prueba, estuvimos cerca de media hora hablando cuando fuimos interrumpidos por Hanako y las demás personas.

Serían mis nervios, pero inmediatamente me levanté casi aventando la mano de Taichi.

-Bueno, ellos ya tienen una respuesta Sora.

Quise hablar pero no me salieron palabras.

La mujer sonrió y comenzó a hablar.

-Mi nombre es Hiromi Namiki.

Namiki... Era el apellido del fundador de la escuela Isaburu Namiki.

-Es un placer...

Hiromi sonrió.

-Rara vez usamos este medio para otorgar becas, de hecho es muy difícil tener una beca con nosotros, pero cuando Hanako nos comentó que se trataba de una persona con una verdadera pasión por la moda y que iba a sorprendernos, quise venir personalmente.

- Y vaya que nos sorprendiste - El Señor fue quien me hizo las preguntas sobre historia se acercó a Hiromi. - Soy Kenzo Matsumoto el encargado del departamento escolar, tu conocimiento sobre los conceptos de la moda y tu manera de bocetar nos dejaron muy satisfechos.

Volteó hacia Hiromi.

-No quisimos decir nuestros nombres en la prueba para no ponerte nerviosa. En verdad que te necesitamos en nuestra escuela y hemos decidido darte el 100% de beca en las colegiaturas. El único pago que tienes que hacer es la inscripción, y el pago de examen de admisión, que será mero trámite ya que tú estás aceptada en nuestra institución desde ahora.

Los ojos querían salir de sus órbitas, no lo podía creer. Di un grito y por mero impulso abracé a Hiromi, ella se sorprendió y correspondió al abrazo.

-Ohh señorita Namiki disculpe, no quise...

-No te preocupes.

-Necesito que llenes una solicitud que te proporcionará Hanako y en un lapso de 30 días, te estará llegando por correo la hoja con los requisitos y la documentación que debes presentar.

-Sii, si claro.

El señor Matsumoto me dio la mano.

-Bienvenida Sora, será un honor tenerte en el Bunka Fashion College.

-Gracias, muchas gracias en serio.

Ambos sonrieron.

-Nos vemos entonces,- Giró hacia mí padre y Taichi haciendo un gesto de despedida - buenas tardes.

-Permiso.

Hanako los acompañó y cuando todos salieron grité y corrí hacia papá.

-¡Papá! No puedo creerlo.

Estaba llorando de felicidad, él me abrazó.

-Sabía que serías capaz Sora, no puedo estar más orgulloso.

Taichi se acercó también y me abrazó.

-Felicidades Sora. Lo mereces.

-¡Gracias! Deberíamos festejar.

-Vayamos a comer, yo invito.- Dijo mi padre sin dejar de sonreír.

-Bueno, creo que deberían festejar ustedes, algo más familiar.

-Tú eres de la familia Taichi. - Papá le dio un abrazo - Vamos.

Taichi se sonrojó, era cierto mis padres lo conocían desde pequeño.

-Gracias, ¿Bien nos vamos en mi coche?

-Lleva a Sora, yo iré en el mío, los veré en el restaurante Passerini, ¿Sabes dónde está?

-Sí.

-Perfecto, ahí nos vemos.

Papá se fue por el otro extremo, Taichi y yo estábamos en la entrada.

De inmediato que arrancó el coche, saqué del bolso mi celular y le envié un mensaje a Yamato.

Solo quería contarte que fui aceptada en la escuela de modas. ¡Por fin podré ser diseñadora.! Estoy tan feliz. Espero no interrumpir tus estudios pero necesitaba decírtelo.

-Enviar-

No podía dejar de sonreír. El restaurante que nos dijo papá estaba cerca, antes de llegar mi celular comenzó a vibrar. Debía ser él diciendo que había llegado, cuando vi el mensaje quedé muy sorprendida, era de Yamato.

Me alegra que por fin después de todo puedas realizar tu sueño. Felicidades Sora.

No podía estar más contenta, leí como diez veces el mensaje, después vi que estábamos en un semáforo en rojo y abracé a Taichi.

-¡Soy muy feliz!

Quedó conmocionado y luego sonrió también.

Terminando la cena, Taichi me llevó a casa de mamá, después de cambiarme me metí a la cama y abracé la almohada, todo era felicidad y no dejaría que nada me la quitara.