Capítulo 15. ¿Es que nunca dejaría de pensar en esto?

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Desperté porque la alarma comenzó a sonar. Solo dormí una hora.

La noche anterior no pude conciliar el sueño, me acosté afligida y llorando. Seguía sin creer en lo que Taichi me declaró, en el daño que le había estado causando todo este tiempo y que no lo dejaba ser feliz y ahora sí, las palabras que me había dicho Yamato tenían sentido: No sé si estés enterada que él sigue enamorado de ti.

Me cubrí los ojos con el pequeño cojín que tenía a mi lado, seguir aquí sería un suplicio para Taichi, la mejor opción era irme, a fin de cuentas, ya le había echado el ojo a un departamento, era algo que iba a hacer pronto, solo lo adelantaría.

Di un suspiro. Habría que contarle con urgencia a Mimi, pero lo haría hasta salir de clases, porque estoy totalmente segura de que me llamaría de inmediato, y al platicar con ella me pondría a llorar, entonces mejor aplazaba un poco el momento.

Me levanté y lavé mi cara en el lavabo vi el reflejo en el espejo: estaba horrible parecía una rana por los ojos hinchados. Entre a la ducha y me quedé nuevamente bajo el agua caliente, esperando que eso me ayudara a desinflamar.

Media hora después salí, sin dejar de pensar en Taichi, y como estaría. ¿Podría seguir todo como antes?

Me cambié y peiné deprisa, esta vez tuve que ponerme un poco de sombras en los ojos, para disimular la hinchazón provocada por el llanto.

Salí de la recámara y no se escuchaba nada, solo un silencio lúgubre.

Asomé por la ventana y no vi el subaru, Taichi se había ido temprano, normalmente era yo la que se iba primero, supuse que no quería verme. Eso me puso peor, no quería que nuestra amistad se terminara, al menos no de esa manera.

Tomé una barra energética para desayunar y salí del departamento, ni apetito tenía.

Abordé el autobús que me llevaba al Bunka Fashion, no tardó mucho en llegar.

Las clases pasaron rápido, hoy era día de trabajo en la biblioteca, así que después de la última clase y tras mis rápidas comidas (papas fritas y un jugo) me dirigí a la biblioteca.

Pase frente al pizarrón de los anuncios, y por suerte el departamento que me agradaba seguía disponible. Arranque el anuncio y antes de entrar a trabajar llame al número que venía en la parte inferior.

Después de dos llamados me contesto una chica proporcionando la misma información que el volante, solo que para mi sorpresa y buena suerte el precio de la renta había bajado, ya que necesitaban rentarlo lo más pronto posible, me dijo que podía visitarlo cuanto antes y si me gustaba solo pagaría una de las tres rentas que pedían como depósito inicial.

Era una excelente oportunidad que no debía dejar pasar, quedamos de vernos al día siguiente después de clases.

Mi tarde en la biblioteca fue muy muy lenta, no dejaba de pensar en todo este asunto de Taichi. Quise distraerme con las redes sociales y recordé que tenía bloqueado a Yamato, eso me afligió más.

Fui a los mensajes del celular y vi el último mensaje que le había escrito, también lo tenía bloqueado. ¿Que estaría haciendo ahora?

De verdad que lo extrañaba muchísimo y pensé en desbloquearlo y escribirle, saber cómo estaba y pedirle perdón. Pero me había prometido a mí misma que no debía tener contacto con él , era por mi paz mental... que ahora estaba hecha una guerra por Taichi.

Por fin llegó la hora de salida, tome mi mochila y mi suéter, camine a la parada de autobuses donde esperaba abordar el que me llevaba a casa de Taichi. Me sentía extraña, quizá por un tiempo las cosas no volverían a ser igual.

Lo aborde y me senté en el asiento detrás del conductor, recargue mi cabeza en la ventana, me estaba comenzando a doler. ¿Es que nunca dejaría de pensar en esto? ¿Qué sucedería ahora que llegara? ¿Cómo nos comportaremos?

Recordé que no había escrito a Mimi, así que le envié un breve mensaje de texto, esperando su respuesta.

Eran las 5 de la tarde, ella estaría de madrugada seguramente lo leería en unas 3 horas.

*¡Hola! Solo quería que supieras que Taichi y yo hablamos el día de ayer sobre sus sentimientos. Así que necesito platicar contigo, ¡Como me haces falta amiga!*

-enviar-

Faltaba poco para llegar a mi parada, así que me preparé para el descenso, me dolía la cabeza y el estómago por los nervios.

Cuando llegué me di cuenta de que nuevamente el Subaru no se encontraba estacionado, Taichi no había llegado. Ingresé de prisa y fui directamente a la habitación, me cambié y puse el pijama rojo.

Como era jueves y nos acercábamos a los exámenes finales no habían dejado tarea, así que tenía tiempo libre. Me acosté en la cama, no quería cenar, mi apetito se había ido a no sé dónde, esperaría a que llegara Taichi, para ver cómo estaba.

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