Durante nuestros estudios primarios y secundarios nos han enseñando que hay dos formas de vida vegetal y animal. Después cada religión adoptó el tema del alma como algo que trasciende la vida misma. Para algunos científicos por caprichos de la composición química llegó a crearse la vida. Algo medio descabellado pensar que de casualidad ustedes y yo estamos aquí. También se habla mucho de la energía ¿Puede ser la energía vida en sí misma? No podemos saberlo. También se cree que la oración es una forma de energía para llegar al Supremo. En éste caso, hablaríamos de la energía no como una forma de vida si no como un medio para llegar a algo trascendente. Volviendo a la energía y a las formas de vida puede ser que no haga falta viajar al espacio para hallar otro tipo de inteligencia, puede que estén cerca nuestro...
Una tarde, volví a la pulpería a reunirme con mis tres amigos. No me había dado cuenta de la descortesía que tuve con ellos, ya que recién la mañana anterior les pregunté sus nombres: El más alto se llama Vicente Rodríguez; el regordete es Rudecindo Gómez; y el más bajo Pascual Sartori. Me recibieron como casi siempre con una sonrisa.
—¿Cómo andan mis amigos? Hoy no tengo nada que preguntarles.
—Igual —Reprochó Rudecindo —. Usted nos cuenta sus historias por la mitad.
—Eso —dijo Pascual —. Siempre, le sale bien todo pero nosotros sabemos un poquito nada más...
—No se me enojen. Solo les puedo dar algunos detalles...
—Entonces —contestó Vicente con fingido enojo —. Nosotros le pasaremos las informaciones por la mitad y así quedamos a mano.
—Vamos, no sean así. Y además se que tienen algo para contarme. A usted Rudecindo se le escapó ayer...
—¿A mí? —Se hizo el desentendido el regordete.
—Ayer, estábamos hablando de las historias del pueblo y usted dijo algo de un tal Pantaleón, que tiene una casa que la llaman "la casa del Fondo", después se quedó callado... Por algo será.
—Siempre lo mismo Rudecindo - Lo retó Vicente —¡Sos barriga fría! Ahora, nos va a matar a preguntas...
—¡Claro! —les respondí —¿Qué pasa con "la casa del fondo"?.
Rudecindo me hizo un breve relato.
—Mi amigo, el viejo Pantaleón Martínez hace años compró una casona de dos plantas, grandísima. Le hizo muchos arreglos. Pero, le empezaron a pasar cosas raras; se le cortaba la luz cada dos por tres. Se le quemaban los artefactos. A veces el agua de la grifería salía a chorros y para cualquier lado, ¡Hasta una vez dijo que las canillas se abrían solas! Pantaleón no cree en brujerías ni nada por el estilo, pero se cansó y empezó a alquilarla. Eso sí gastó un platal en instalaciones eléctricas y en cañerías. Dejaba la casona en estado impecable. Y otra vez los problemas; y así no había inquilino que le durara mucho tiempo. Uno le quiso hacer juicio por daño psicológico. Dice que al tipo se le apagaba y prendía la tele a cada rato, se iba a dormir y se le inundaba el baño. Sí, César todo una locura. Sin embargo la familia de un tal Ricardo Gramuglia todavía vive ahí. Aunque ya me dijo el viejo que empezaron los problemas.
—Es interesante, Rudecindo. Pero no puedo hacer nada si usted no me da una mano.
—¡Otra vez favores! —Masculló Rudecindo.
—¡Y otra vez empate! —les dije —Como el caso es cercano a ustedes, van a tener más información sobre lo que pase y para mí las "cosas raras", son mi especialidad...
Lo primero que precisaba, era saber dónde vivía Pantaleón Martínez. Por eso, pude convencer a Rudecindo a que me la facilitara. No fue difícil, porque este hombre vivía del otro lado de la ruta. Era una casa de material revocada torpemente, tenía rejas altas y negras y un terreno amplio. Me presenté como amigo de Rudecindo.
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Los casos de César Guzmán.
General FictionUn investigador llega a un pueblo donde intentará resolver casos muy extraños, allí se combinan buenas dosis de terror, suspenso y actividades paranormales. Una historia donde la realidad y la fantasía van de la mano...