A la mañana bien temprano sonó mi celular. Me levanté y me alejé de la cama para no molestar a Julieta. Del otro lado escuché la voz ansiosa de Villarreal.
—¡César! Suerte que me atendió enseguida, debo comentarle algo: en un rato, viene una chica con sus padres a presentar una denuncia. Después que declare, haré lo posible para que nos reunamos con esa muchacha…
—¿Qué pasó Antonio?...
—¿Vió que anoche estaba caluroso? Bueno, la chica dormía con la ventana abierta y saltó un tipo a morderla. Por suerte, no la lastimó mucho.
—¿La mordió?
—Sí, eso dijo. Creo que estamos ante otro loco de mierda. No se nos puede escapar.
—¿Se habrá dado cuenta, que hay algo en común entre lo del tambo y el caso de esa piba?
—Me temo que sí César: La sangre…
Lamentablemente, mi premonición se había concretado. Por suerte, no era fatal ésta vez. Si bien no tenía pruebas, eran momentos para investigar a Hughes. A la media hora, escuché que llegaban la chica y sus padres. Aguardé en otra oficina que le tomaran declaración. Más tarde el comisario la condujo a su despacho y me invitó al misma también.
—César; le presento a la señorita Martha Blanco. Martha, él señor es César Guzmán, nos ayuda en las investigaciones.
La chica ensayó una media sonrisa. Era de tez morena y pelo castaño, más bien menuda. Me impresionó la gasa que llevaba en el cuello, y así también la venda que llevaba en el brazo. Por dentro insulté a quien había hecho eso y a mí mismo por no haberlo impedido.—Hola Martha. Te pido disculpas, pero preciso que me cuentes qué fue lo que ocurrió.
—Bien —dijo con un tono de fastidio —Es lo que declaré hace un rato. Estaba durmiendo y me atacó un tipo. Me mordió el cuello, no pude verlo porque estaba muy oscuro. Luego forcejeamos y me clavó algo en el brazo, e intentó morderme allí también. Le pegué una patada, en eso sentí ruidos como que mis padres se acercaban. Y el tipo saltó y salió disparando…
—¿Llegaste a verle la cara? ¿Cómo estaba vestido?
—Ya le dije, que estaba muy oscuro. Creo que llevaba un tapado o un saco grande negro… y además tenía el pelo largo. Otra descripción no podría darle.
—Martha ¿Alguna vez la persiguió o la acosó alguién?
—No, jamás. Espero, que lo encuentren. En Fortín Progreso, nos jactamos que podemos dormir con las ventanas abiertas y si en un descuido no ponemos llave a las puertas, igual no pasa nada. Pero ya vé, ahora no es así.
—Con el comisario, trataremos de que vuelva a ser así.
No quise hacerle más preguntas. Se despidió de nosotros ésta vez con una sonrisa a lo más sincera. Cuando se fué, me paré y empecé a caminar de un lado a otro del despacho.
—Antonio, el tipo tenía un tapado negro, bien puede ser un sobretodo…
—Sí, pero su sospechoso es casi pelado.
—Mi amigo, no se ofenda pero si yo soy pelado, trataré que nadie lo note si voy a cometer un ilícito.
—¡Claro! El tipo usa peluca. Pero eso, es de principiante. —dijo Antonio.
—Probablemente. Pero yo me rijo por una de mis teorías. Lo de la peluca es algo secundario para él. Su objetivo era morder a la chica como si fuera un vampiro. No pensó que en vez de despistarnos nos podía dar una pista.
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Los casos de César Guzmán.
Aktuelle LiteraturUn investigador llega a un pueblo donde intentará resolver casos muy extraños, allí se combinan buenas dosis de terror, suspenso y actividades paranormales. Una historia donde la realidad y la fantasía van de la mano...