27 - Melly

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Tengo unas cinco llamadas perdidas de mi madre que no estoy muy segura de hasta cuándo podré ignorar. Por el momento, no he tenido mucho éxito con eso de mirar hacia el teléfono y desear que simplemente desaparezcan.

Sé que cualquier persona se preocuparía y devolvería las llamadas al instante, por miedo a que podría haber pasado algo malo, pero teniendo en cuenta que las llamadas comenzaron ayer por la tarde, que la última fue hace unos quince minutos mientras me estaba bañando y que todavía nadie ha venido a golpear la puerta de mi apartamento, no me siento culpable por asumir que todos están al menos vivos.

Sólo por las dudas le mando un mensaje a Sam, preguntándole si mamá lo llamó, porque si bien no están en los mejores términos sí creo que se encargaría de avisarle en caso de que algo malo ocurriera. Mi hermano me responde al instante, diciéndome que no recibió nada, así que la pequeña preocupación desaparece y sólo puedo mirar el teléfono con desconfianza.

No es como que haga semanas que no hablamos y sea ella quien esté preocupada por mí. De hecho, el domingo estuvimos unos buenos cinco minutos al teléfono, ella una vez más diciéndome que dejara de ignorar a mi padre y yo diciéndole que él necesitaba dejar de buscarme parejas, porque simplemente no era normal.

Angela me ignoró, por supuesto, y me invitó a cenar con ellos –sólo con ellos- para tener una conversación como gente adulta. Le dije que tenía planes y por primera vez no estaba mintiendo, por lo que ella supo distinguir la diferencia en mi voz.

No preguntó cuáles eran mis planes, no le dije cuáles eran mis planes, nos despedimos y no ha habido siquiera un mensaje por su parte desde entonces. Tampoco he recibido ninguno de mi padre o cualquiera de sus "candidatos", lo que se sintió como una pequeña victoria por mi parte.

Por lo que las llamadas realmente se sienten como algo sospechoso. Quizás no sean nada, pero quizás sí, y todavía tengo que determinar si en este caso saciar mi curiosidad vale la pena.

Por eso mismo agarro el teléfono y llamo a Quinn, porque es la que suele dar los mejores consejos con respecto a mis padres, aun cuando yo me dedique a ignorarlos. Pero mi amiga no responde. Cuando miro su última conexión veo que fue cerca de las cinco de la madrugada y si esa fue la hora a la que se durmió es muy probable que no reviva hasta la mitad de este día.

Así que llamo a mi segunda mejor opción: Parker.

Mi amigo sí contesta la videollamada, pero la cámara no se encuentra enfocándolo a él, sino a lo que supongo es el techo del interior de su auto y lo primero que escucho son sus gritos a lo que quiero creer es otro conductor.

-Cuida tu boca, Parker.

-Lo siento. Escucha, Melly. Llegaré tarde.

Frunzo el ceño hacia su techo antes de mirar la hora.

-Aún es temprano. Dijiste que pasarías a buscarme como dentro de una hora.

-Lo sé, pero llegaré tarde. Lo siento, tengo que cortar.

Lo escucho soltar un nuevo insulto antes de terminar la videollamada.

Y esos son mis mejores amigos, señoras y señores.

Suelto un largo suspiro y me giro hacia la cafetera, porque sí, quizás debería estar almorzando, pero desayuné hace poco más de una hora y mis horarios están todos confundidos. Así que con el ceño fruncido me enfrento a mi peor enemigo e intento recordar lo que estuve leyendo en Internet.

Según parece, no tengo una cafetera común y corriente, sino una que se cree sofisticada, por lo que todas las veces en las que yo intentaba hacerme un simple café ella entendía que yo quería uno especial. Sólo que al parecer yo nunca compré los ingredientes necesarios para que lo hiciera, por lo que la pobre terminaba toda confundida y haciéndome un café asqueroso.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora