Es distinto que la última vez. No sólo porque ahora ninguna de las cámaras grandes está encendida, sino porque básicamente toda la gente que está en la habitación hace que me olvide que hay teléfonos filmándonos.
Casi que incluso puedo olvidarme que miles de personas se encuentran observándonos a través de uno de ellos.
Supe que esta noche sería completamente distinta desde el momento en el que me subí al auto y Quinn comenzó a hacerme toda clase de preguntas. Si mis dientes eran reales, si entrenaba durante la semana, hasta qué edad había mojado la cama. ¿Sabía andar en bicicleta? ¿Cuántas veces me caí mientras aprendía? ¿Me gustaban las iguanas?
A pesar de que las preguntas no hacían más que ponerse cada vez más raras, respondí todo con una sonrisa, entre las risas de Parker y los suspiros de Amelia. Como ninguno se tomó el trabajo de interrumpir a Quinn, supuse que era una actitud de lo más normal en ella, y me dije a mi mismo que eso era algo bueno.
Para cuando llegamos al apartamento de Amy –aparentemente ella tiene reservado el estacionamiento en su edificio para que su amigo no tenga que dejar el coche en la calle-, las preguntas de Quinn ya comenzaron a tocar un territorio más privado.
El viaje en el elevador resultó un poco incómodo mientras intentaba decidir si debía o no contar cuál es mi fantasía sexual, mientras Quinn no dejaba de observarme, Parker no dejaba de reír y las mejillas de Amelia parecían estar a punto de explotar.
La puerta del ascensor se abrió antes de que tuviera la obligación de responder, lo que nos hizo tanto a Amy como a mi soltar un suspiro, mientras los otros dos seguían riendo.
Oliver y Grace demostraron ser mucho más tranquilos que Quinn. No digo que en comparación sean súper introvertidos, sino que claramente no tienen tanta energía como la rubia y, sobre todo, también tienen ciertos reparos a la hora de hacer preguntas.
Por ejemplo, Grace no me preguntó cuántas veces al mes me cortaba las uñas de los pies o si creía que un hámster cumple con los requisitos necesarios como para ser considerado mascota. En cambio, sí me preguntó dónde trabajaba, dónde había estudiado e incluso dónde había nacido. Oliver me preguntó si podía hacerle descuento en el restaurante, pero aun así seguía siendo mucho menos atrevido que Quinn.
Luego todos se pusieron en movimiento, por lo que no hubo mucho tiempo para más preguntas incómodas.
Grace y Oliver fueron directo al refrigerador, para poner sobre la isla y la mesada todos los ingredientes necesarios para las preparaciones. Amy y Quinn agarraron sus teléfonos y publicaron en sus historias un par de videos cortos diciendo que estaban por comenzar con la transmisión. Parker, mientras tanto, fue a las alacenas y comenzó a sacar vasos y distintos cuencos, para los snacks que aparentemente habían comprado para los que no estuviéramos a cargo de la cocina.
Opté por ir a ayudar a éste último, llevando las cosas hasta la mesa mientras él me las pasaba. Luego nos preguntó a todos qué queríamos tomar y comenzó a llenar los vasos mientras Amy y Oliver me contaban cuáles eran sus planes.
La transmisión no debía ser superior a una hora de duración, por lo que habían optado por una receta sencilla que se suponía podían hacer en muchos menos minutos: omelettes de pollo con algunas verduras. Por unos segundos los tres nos quedamos observando los unos a los otros hasta que yo comencé a reír.
Les pedí más explicaciones y Amelia comenzó a detallarme cada uno de los pasos de la receta que había estado viendo, lo que hizo que Oliver se enojara porque aparentemente habían acordado que ninguno de los dos practicaría. Amy le terminó diciendo que leer una receta no era practicar y Oliver se terminó alejando, diciendo que odiaba los vacíos legales.
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El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]
RomansaMelly y Bradley viven en mundos completamente opuestos, ella con un teléfono siempre en la mano y él con la cabeza en la cocina y, como le gusta pensar, con los pies sobre la tierra. La gamer y el cocinero parecen no tener nada en común, sin embargo...