29 - Bradley

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-Creo que rompiste a Melly Grant.

Suelto un gruñido mientras me hundo más en el sofá e intento taparme la cara con mi brazo, algo que no resulta ser lo más inteligente, porque tengo una botella de cerveza en la mano y creo que termino arrojando un poco sobre el mueble.

No es que me resulte muy raro, porque la inteligencia no ha sido una de mis mejores características en los últimos días.

-¿Me oíste?

Suelto otro gruñido y dirijo la vista hacia Chad, quien se encuentra en otro de mis sillones. Se ha convertido en un buen compañero de tardes en los últimos días, dado que los dos nos encontramos momentáneamente desempleados.

No me resultó nada raro que Anne se encargara de sacarlo de la cocina menos de 24 horas después de que me despidieran a mí. Lo que sí me sorprendió fue cuando al día siguiente Chad se encontraba tocando a mi puerta con un pack de latas de cerveza en los brazos.

También me sorprendió que volviera al día siguiente y básicamente todavía me sorprende que se encuentre aquí.

-Te escuché, Chad.

La nueva incorporación a mi lista de amigos baja la vista una vez más a su teléfono y continúa hablando.

-Nadie ha sabido nada de ella en las últimas semanas. Sin historias, sin publicaciones. Ni siquiera ha publicado videos en su canal, lo que es realmente raro, porque desde que comenzó a hacer los videos no hubo un solo domingo en el que no subiera alguna cosa.

Lo veo fruncir el ceño a su teléfono mientras sigue tocando cosas y recuerdo esos primeros días, cuando mi actitud claramente le resultaba más que sospechosa, y el momento en el que se animó a preguntarme dónde estaba Amelia y por qué aparentemente no estaba hablando con ella.

Se enojó cuando le conté lo que pasó dado que no podía entender por qué había lastimado de esa forma a su amor platónico. Por suerte su enojo no era mayor que el mío conmigo mismo, por lo que para ese entonces sus palabras ya no lastimaban demasiado.

-Creo que la única razón por la que ninguno de sus seguidores está realmente preocupado es porque Quinn no ha frenado con sus propias publicaciones, lo que debe significar que su amiga está bien.

En los últimos días también tuve que enfrentarme al enojo de Daniel, por supuesto, pero por suerte él aún tiene trabajo, lo que significa que no puede perseguirme por eso las veinticuatro horas del día.

-Así que sí, Bradley. Creo que rompiste a Melly Grant.

Suelto un nuevo gruñido como respuesta y dejo de observarlo.

No es como que no sepa lo que hice. No es como que no haya intentado arreglar las cosas. Sólo que ninguna de las dos cosas las hice a tiempo.

Ese día no fui realmente consciente de lo que estaba saliendo de mi boca hasta que oí el quiebre en su voz. O quizás un segundo antes, cuando esa risa salió de mi garganta y me di cuenta que todo lo que tenía en mi cabeza en ese momento no eran mis propios pensamientos.

Las palabras de Marshall todavía me daban vueltas, comentarios de Anne que tendría que haber ignorado mejor; cosas que jamás creí ni sentí como verdaderas.

Pero para cuando realmente tomé conciencia de lo que estaba haciendo ya era demasiado tarde. Las lágrimas ya estaban cayendo por sus mejillas y supe que ya lo había arruinado todo.

Y esa no es ni siquiera la parte que me genera más arrepentimiento y odio hacia mí mismo.

Jamás debí haber salido de ese apartamento.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora