21 - Melly

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Esta es una muy mala idea y por alguna razón no creo que Bradley esté comprendiendo la gravedad del asunto, por lo que siento la necesidad de decírselo... como por cuarta vez.

-Esta es una muy mala idea, Bradley Page.

Bradley simplemente se ríe, como si tuviera cero preocupaciones en el mundo, y comienzo a creer que bien se volvió loco o comenzó a consumir drogas en las últimas horas que no lo están dejando pensar con claridad.

Porque de otra forma yo no me encontraría en el asiento del conductor de este auto, con ambas manos sobre el volante y con muchas ganas de vomitar o salir corriendo. Cualquiera de las dos opciones es muy posible.

-Dijiste que querías aprender.

-No. Yo definitivamente no dije que quería aprender.

-Dijiste que te gustaría saber hacerlo en caso de que tuvieras que huir en un auto si llegara a ocurrir un apocalipsis zombie.

En cualquier otro momento estaría maravillada de que recuerde las tonterías que salen de mi boca, pero no hoy.

-Cuando... no en caso de que ocurra, sino cuando ocurra, Bradley Page, pero ese no es el punto en este momento. ¡No sé conducir! Quién sabe a cuántas personas puedo llegar a atropellar mientras intento aprender.

Esta vez no dice nada, pero lo siento sacudirse con una risa silenciosa. Podría girarme a observarlo, pero por alguna estúpida razón siento que no puedo sacar los ojos del parabrisas, como si ya me encontrara en movimiento.

La cuestión es que Bradley tiene un punto, aun cuando no esté diciendo nada, porque nos encontramos en el medio de la nada y probablemente lo único que podría llegar a atropellar sería un espantapájaros... si es que termino conduciendo entremedio de todos esos maizales.

Al final suelto un suspiro luego de unos segundos y creo que él lo toma como una rendición por mi parte.

-Dijiste que sabías la teoría, ¿verdad?

-Digo muchas cosas, no tendrías que tomarme la palabra en cada una de ellas.

Vuelve a reír, pero esta vez no deja que lo distraiga y enseguida adopta una vez más el mismo rol que cuando estaba intentando enseñarme a cocinar.

Me nombra cada uno de los pedales, me dice para qué sirven y me cuenta cómo es que se utilizan. Asiento ante todo esto, porque la realidad es que sí se la teoría, aun cuando los únicos autos que he conducido pertenecen todos a distintos videojuegos.

Luego me señala la caja de cambios, indicándome cómo poner cada uno de ellos y trato de no fruncirle el ceño ni a él ni a la palanca en sí, porque si se tomó el trabajo de alquilar un auto, ¿al menos no podría haber sido uno con caja automática?

Sin importar lo que trato de ocultar, Bradley debe leer muy bien la expresión en mi cara, porque vuelve a reír y sacude la cabeza.

-Si aprendes a conducir con uno de estos autos luego podrás conducir lo que quieras.

Me siento tentada a preguntarle si también podría conducir hasta un camión, pero me quedo callada en cuanto él sigue dándome indicaciones con toda la paciencia del mundo. No sé de dónde la saca.

Después me hace repetirle absolutamente todo lo que me dijo y tampoco se molesta cuando se me olvida algo y lo tiene que volver a explicar. Es gracioso pensar que ni siquiera mi padre me hubiera tenido tanta paciencia si le hubiera pedido que me enseñara a conducir.

-Está bien. Vamos a intentarlo.

-Mejor no.

-Amelia... no vas a lastimar a nadie.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora