MAZKLAN +18

17| ¡DOS SEMANAS!

MARATÓN 2/3

MILÁN

Mazklan era un paranoico.

Sí, el señor desde que se enteró que ya había bebé en camino se volvió un paranoico, los perros ni los guardaespaldas se despegaban de mí, ni cargar algo tan simple me dejaban, lo peor de esto, eran las náuseas, en las mañanas a mi nariz llegaba un olor a naranja, que más bien creo que es imaginario, y me hacían correr al baño.

Ahora me encontraba tomando mi segunda botella de agua, mientras me paseaba por el pasillo del consultorio, Mazklan estaba sentado observándome, al igual que los cuatro guardaespaldas dispersados por el pasillo.

Salió la enfermera con una Tablet en mano y me miro sonriente.

—¿Ya? — negué mientras volvía a caminar y ella a entrar al consultorio.

—Toma más rápido— dijo Mazklan, al cual asesine con la mirada.

—El agua ya me está dando nauseas— murmure, pero aun así tome otros sorbos más.

Todo porque el estúpido transductor que formaba parte de la máquina de ecografías, lo dejaron caer y llegaba el repuesto hasta dentro de una semana.

Ahora, para que se pudiera ver al feto, tenía que tomar mucha agua hasta que mi vejiga se inflamara tanto y pudieran tomar la ecografía.

Esto no es como lo pintan las historias y novelas.

Llevaba casi dos litros de agua y nada, a veces pienso que el destino me odiaba, a veces con un solo vaso quería ir al baño y ahora casi van dos litros.

Me termine la botella y la bote a la basura, Mazklan se levantó y fue a la máquina expendedora por una botella más.

Se la arrebate casi con odio, pero odio del bueno... solo estaba de mal humor por la situación, solo di un trago más cuando comencé a sentir las ganas de ir al baño. Caminé otros dos minutos y entonces corrí a tocar al consultorio, Mazklan se levantó como un resorte y cuando el doctor abrió me señalo la camilla.

Levante mi camiseta y baje mi pantalón deportivo un poco.

—Sí, se puede apreciar— quería arrancarle la mano al doctor, pues sentía como presionaba el aparato, provocando que me doliera por las ganas de orinar. —En esta semana cumples las cuatro semanas, aún no podemos saber mucho, solo que su saco está en perfectas condiciones, uhm, liquido... no hay fallas, en la próxima ecografía ya podemos escuchar sus latidos. Por el momento todo está bien— quito el aparato y limpio el gel con un pañuelo muy áspero. —No tienes indicios de placenta delgada ni que se quiera despegar. Todo perfecto— me levante y sin preguntar, me señalo el baño.

Corrí y sentí un alivio cuando me deshice del agua innecesaria de mi cuerpo.

Al salir del consultorio y en el auto, Mazklan venia tan enfrascado observando la ecografía, solo parecían manchas borrosas, pero para él parecía la cosa más maravillosa, se la arrebate de las manos con una sonrisa.

—Necesitamos un álbum— dije quedándome pasmado también.

—¿Tienes algún antojo? —pregunto mientras llevaba una de sus manos a mi vientre aún más plano que la carretera.

—uhm, no— dije mientras guardaba la ecografía dentro del folder pomposo que llevaría a cada chequeo.

Llegamos al departamento y me fui inmediatamente a la cama, sueño era lo que tenía.

Horas más tarde cuando desperté, Mazklan estaba abriendo una caja de Amazon, enarqué una ceja cuando de esta sacó un libro dorado y una cámara instantánea.