10|El esposo perfecto

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GRECE

Mientras salía de la cafetería frente a la empresa de Mazklan, ya que mi querida esposita tuvo antojos de donuts, tarde en tratar de despejar mi mente tomándome un café de vainilla, como a él le gustan, hasta que yo mismo me cansé de mis pensamientos, pedí los donuts y salí rumbo a mi auto, con mis dos guardaespaldas siguiéndome, pero antes de entrar a mi auto, los vi.

Vi como bajaban de los escalones del imponente edificio, como Mazklan le susurraba algo mientras iba abrazándolo y él solo lo miro sonriendo.

Sentía que esta vez se me iba de las manos.

Sentí mi corazón romperse y más porque las palabras que me dijo en el baño aun calaban en mi mente.

Soltando un suspiro me subí en mi auto y me encamine al hotel en el que me estaba hospedando, en cuanto llegue a recepción, mi secretaria al verme corrió a decirme que ya tenía listo el jet para ir a Grecia de nuevo.

Asentí y sin más me dirigí a mi habitación.

Al llegar le di los Donuts a mi esposa y le dije que teníamos que irnos.

—¿¡QUÉ!? ¿Por qué? — dijo exaltada —Acabamos de llegar— se levanto del sofá y me fue siguiendo hasta la habitación.

—Tú acabaste de llegar, yo tengo ya dos días aquí, mira Christa, sinceramente no te voy a rogar, si quieres quedarte, quédate, yo tengo negocios que atender— saqué mi maleta y comencé a colocar la ropa dentro de ella.

—Pero el baby shower— dijo mientras me gritaba.

—Ya tuviste uno, no por mi te vas a detener, te recuerdo que todos tus gustos los pago gracias a mis trabajos— terminé con mi maleta y llamé a mi guardaespaldas para que llevara mi maleta hasta el auto.

—¿Te vas con él verdad? Con ese pendejo maricón de mierda— se puso en la puerta impidiéndome el paso.

—Escúchame bien Christa— la tome del brazo sin apretarla, luego andará diciendo en la prensa que la golpee — Es la ultima vez que te permito hablar así de Mazklan, ¿Te recuerdo quien es un maricón también? Una pista, todos creen que es el esposo perfecto— la hice a un lado y salí de la habitación.

—Señor— me detuvo la ama de llaves que mi esposa se empeño en traer, porque tal parece que esta manca y no puede hacer las cosas por ella misma.

—¿Sí? —

—No hay nadie quien lo atienda en la casa— solté un suspiro y una maldición, esa perra otra vez o despidió a algunos empleados o, les dio vacaciones. —La señora se molesto porque no quitaron bien la mancha de la alfombra en la que sus invitados derramaron vino y despidió a la mayoría, los demás solo renunciaron— solté un suspiro, negando.

—No contrates a más, esa es mi indicación, haber que hace cuando llegue a la casa— que mejor venganza que esa.

—Señor... ¿Se ira a su departamento entonces? — entonces sospeche de algo.

—Sí—

—Despidió a Norah— siseé y quise regresarme a reclamar del porque se metía con mi empleada de mi departamento.

—Dile a tu hija que regrese Mer— tome mi bolso de mano e iba a comenzar a caminar, hasta que me detuvo.

—Norah no va a regresar, la señora la trato mal frente a todos y algunos inquilinos del edificio y mi hija se regresó a Canadá con su padre—

—¿¡Qué!? No, Mere, tienes que decirle que vuelva, que va a ser de mi departamento sin ella, me cambiare de departamento donde Christa no sepa, pero necesito a alguien que lo mantenga decente mientras yo viajo o no estoy ahí, o tu otra hija, Michelle— rogué, cosa que solo hacía con Meredith, mujer de plena confianza.

MAZKLAN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora