—―Una buena mujer. Tiene que atender a su esposo. —―Kaori bostezo, su madre no dejaba de hablar del tema.
—―Una mujer, ya es una buena mujer. Atender o desatender a un hombre no define cuanto vale.
—―A los hombres no les gustan las habladoras.
—―¿Mi abuela hizo lo mismo contigo? ¿Te forzó a casarte con mi padre?
—―No. Tu padre y yo nos conocimos durante las guerras, caímos enamorados uno del otro.
—―¿Lo ves? Mamá, yo no quiero casarme, no estoy enamorada de él.
—―Hija, tampoco actues como si Aris fuera un mal hombre. Es atento, considerado-
Bueno en el sexo al parecer, pensó Kaori. —―No implica que tenga que aceptarlo.
—―Cuando las guerras entre los Reinos continuaban. —―Error, quisiste decir cuando nuestro pueblo estaba de cacería asesinando gente inocente bajo el pretexto de “Tu alma es corrupta” .—― Aris peleó a lado de tu padre. Son mejores amigos desde entonces. Él confía en que Aris es lo mejor para ti.
—―¿Por qué yo no puedo decidir lo que es mejor para mi?
—―Por ahora, parecerá descabellado, pero cuando el matrimonio se lleve a cabo, me lo agradeceras.—― Kaori tenía los ojos llorosos, entre más tiempo pasaba, más deseaba que Jimin se diera prisa con el escape que tenían planeado.
—―Escucha. —―Kaesong tomó asiento, dándole una mirada compasiva a su hija. —―Se que esto te fastidia, pero lo hacemos por tu bien. Si algo nos pasa, ¿Quién cuidará de ti? Quedarás vulnerable, al igual que todo el pueblo. Necesitas una mano derecha, que te ayude y que será tu soporte en situaciones difíciles. ¿Entiendes lo que digo? Con la fuerza, experiencia y astucia de Aris junto con tu bondad y humildad. Podrás guiar el Reino con éxito.
Si hubiese alguien más apto, créeme que te dejaría elegir pero hija... El mundo es un lugar lleno de tentaciones diabólicas, la gente fuera de nuestro pueblo, es mala y debes saber que nunca hay que confiar en ellos.
—―No lucen como malas personas, madre.
—―Lo son. Por algo Dios los abandonó a ellos y nos bendijo a nosotros. Ellos acabaron con todos los soldados angelicales, ¿Recuerdas?
—―Sé que quieren protegerme, puedo hacerlo sola en verdad.
—―Mi niña, un tesoro como tú debe ser protegido, no sólo por ti. Yo sé de lo que eres capaz. Si tanto te molesta, ya no hablaremos del tema del matrimonio. —―Kaori sonrió en grande.—― Sin embargo, debes tener en cuenta que en algún momento de tu vida vas a casarte, tienes que hacerlo, por el bien del Reino y el de nosotros.
Aunque era algo estúpido agradecer por eso, Kaori sonrió y soltó un “Gracias, madre” con voz calmada.
—―Solo medita esto, ¿Sí? No quiero ser tu villana. Quiero que si en algún momento el señor viene por mi alma, que pueda irme sabiendo que mi pequeña está en buenas manos. Aris es mayor, lo sé pero para mi y tu padre es la mejor opción. Hasta que nos conozcamos a alguien digno, él seguirá en la lista.
—―Supongo que ya es algo.
—―Ahora duerme, que es tarde y debes tener energías, no querrás tener ojeras, ¿O sí?
—―No.
Pasar tiempo con ella era tan extraño. Esa mirada que le daba, tan tierna, diciéndole un “Te quiero”. Puede que le sea infiel a su Padre pero solo tal vez, eso no afecta que la siga amando. Pese a eso, Kaori se cuestionaba si ella debía hacer lo mismo.
