Extra 1

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Alessia y Mateo Bondoni-Marcos, 2 meses de edad.

Dos meses desde la llegada de los bebés y Emilio sentía que no aguanta un día más sin dormir sus horas completas. No es que no le gustará tener a sus pequeños en casa, sólo que a veces se le hacía muy cansador tener que ir al trabajo con muy pocas horas de sueño.

Joaquín, por otro lado, se sentía encantado con sus dos hijos. Él decía que no eran para nada molestosos -a comparación de sus cuatro hermanas que vio crecer-, decía que dormían bastante por las noches a pesar de ser unos casi recién nacidos. El rizado lo negaba completamente. Y para Joaco era muy obvio, ya que su novio no estaba acostumbrado a vivir con personas que necesitaban de tanta atención como sus pequeños.

Ahora, siendo las tres de la mañana, un Emilio bastante adormilado caminaba de un lado a otro en la habitación de los mellizos tratando de hacer dormir a Ale. Era la más tranquila de los dos, era una bebé bastante sumisa al momento de bañarla, cambiarle el pañal o incluso cuando tomaba su biberón. Siempre se mantenía quieta tratando de no molestar a sus padres.Al contrario de Mateo, quien siempre abría sus pequeñas manos para tomar en ellas las narices de ambos jóvenes, o moviendo sus piernitas, lanzando gritos furiosos cada vez que no le hacían caso y estaba necesitado de atención.

–Vamos, cariño. Tienes que dormir y yo también, mañana hay trabajo –susurró el rizado, mirando a su hijo que estaba más despierto que nunca.

Rodó los ojos cuando Mateo sonrió. Sabía que no se dormiría pronto. Rendido, camino a la habitación que compartía con su novio, dormía hecho una bolita a un lado de la cama, envuelto en varias sábanas, justo como a él le gustaba.

–Joaco, Joaco –lo llamó–. Amor, despierta.

El castaño abrió los ojos, parpadeando varias veces. Hizo puños sus manos y los restregó en sus ojos. Se sentó en la cama y extendió los brazos para tomar al bebé.

–Sosténlo un rato, iré a prepararle algo de leche.

–Si, ve –dijo simplemente.

Estaba muerto de sueño, tenía miedo de dormirse y hacer que su niño cayera. Así que prendió la lámpara, acomodó unas cuantas almohadas y acostó al bebé ahí. Éste hizo un pequeño puchero al dejar de sentir el calor de su padre. Pronto comenzó con leves quejidos saliendo de sus pequeños labios.

–Shhh, tranquilo, cariño. Papá ésta aquí –tranquilizó Joaquín.

Puso su mano sobre el estómago de su hijo para que lo sintiera, Mateo dejó de quejarse y se ocupó en tratar de coordinar sus movimientos para atrapar la mano del ojimiel.

–Volví –dijo Emilio, agitando el biberón con apenas una onza de fórmula.

Le tendió el objeto a su chico y lo tomó. Agarró una almohada, poniéndola en la cabeza del niño, una vez listo, guió el biberón a su boca y él comenzó a succionar.

Unos segundos después, el pequeño Mateo comenzaba a poner los ojos en blanco de sueño. Cada vez que se le cerraban los volvía abrir, no se quería dar por vencido y caer dormido.

Joaquín y Emilio reían silenciosamente al ver la cara de su hijo tratando de no rendirse. El más bajo puso un dedo en sus labios, indicando a Emilio que guardara silencio, pues el bebé ya se encontraba dormido. Lo agarró con demasiado cuidado y delicadeza, situando su cabecita en su hombro, para sacarle el poco aire que tenía dentro, después de haber ingerido la leche.

Dio leves palmadas en la espalda del pequeño hasta hacerlo eructar sonoramente.

–Ew –dijo Joaquín–, eso lo heredó de ti.

–No voy a negarlo, me siento orgulloso –bromeó.

Se acercó a su novio, agarrando a Mateo para llevarlo a su cuna, no sin antes dejar un beso en la frente del ojimiel.

Recostó a Mateo en la cuna. Lo arropó y acarició su frente antes de salir y volver con Joaquín

Al volver, el reloj marcaba cerca de las 4 am. El castaño estaba recostado nuevamente de un lado, esperando a que Emilio se acostara y lo abrazara por detrás. Alzó las sábanas, se acomodó debajo de ellas y abrazó a su amado, besando su delicado hombro.

–Buenas noches, cariño.

–¿Noches? Son casi las cuatro –se burló Joaquín.

–Buenas madrugadas, entonces –bromeó.

Apegó su cuerpo más al del castaño, sintiendo el dulce olor que su cabello desprendía. Cerró los ojos y...

–Mi turno –dijo Joaquín, parándose.

Alessia había despertado.

•••

Este capítulo fue dedicado a _sugakween KarinaGalaviz8 XimenaDnk , que en el día de ayer cumplieron años, pero alguien llamada Dalia (osea yo sé) se olvido de saludarlas ._. pido perdón :').











Y bueno hablando sobre los extras, estos se van a tratar sobre la experiencia de Emilio y Joaquín cómo padres así que todo será muy soft ahre, 0 drama :).

❁ Babies for Joaco || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora