Capitulo XVII

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-Emilio, quiero fumar.

El rizado, quien revisaba unas cuantas recetas en internet, volteo a ver a su novio, incrédulo ¿había escuchado bien?

-¿Qué? Sabes que no puedes.

-Ya se, pero en verdad quiero y uno no creo que me haga daño.

-Joaquín, no. Falta poco para el nacimiento de los bebés, si quieres después de eso podrás hacerlo. Correrían un gran riesgo los tres, así que definitivamente no.

Joaquín jugaba con sus deditos, nervioso y temblando, más bien; llorando.
Llevó sus manos a su rostro y soltó un sonoro sollozo.

-¿Soy un mal padre?-pregunto, sorbiéndose la nariz.

Tenía las mejillas rosadas y húmedas.
Emilio quería tomarle una foto en ese preciso momento, ya que era una tierna imagen, pero no sé mostraría grosero, Joaquín pensaría que lo haría para burlarse de él.

-Oh, cariño.

Emilio se cambió de lugar, sentándose aún lado del menor, dándole un gran y cálido abrazo, de eso que tanto le gustaban.

-Claro que no eres un mal padre, nunca pienses eso, eres uno muy bueno y cuando ya nazcan nuestros hijos lo serás el doble -beso su frente.

-¿Me lo p-prometes?-se sorbio una vez más la nariz.

El rizado asintió, secándose las lágrimas con la palma de sus manos, tomo su delicado rostro entre ella y lo miro detenidamente.

Era precioso, la carita rojita, sus ojos café tan brillantes a la luz de la luna pero con un destello de tristeza y culpabilidad, el pequeño puchero formando en sus delgados labios, su cabello cayendole por el párpado derecho, simplemente perfecto.

-Eres muy hermoso, bebé.-dijo mirándolo con dulzura.

No esperaba esa reacción por parte de su amado, él se abrazó de Emilio y lloró en su pecho ¿acaso habia dicho algo malo?

-¿Q-qué pasa? ¿Dije algo que no te gusto?

Joaquín negó con la cabeza, se retiró de su pecho y lo miro, sonriéndole.

-Para nada, al contrario, es que.... Me gusta cuando dices esas cosas Emi, es muy tierno de tu parte, gracias.-bajo la mirada a su panza.

-Bueno.... Entonces, eres precioso, divino, muy hermoso, me gustan tus ojitos, deberías verlo que de seguro te enamoras de ellos tanto como yo. Tus labios son muy finos pero no dejan de ser increíbles. Me gusta tu cabello rizado y suave que huele tan bien, me gusta mucho cuando te ríes y tapas tu linda boquita. Tu nariz es la cosa más bonita que hay.-se acercó a él, dándole un beso esquimal.

Joaquín no podía más con el sonrojo de sus mejillas, sentía que la cara se le quemaba con cada palabra que su novio le decía.

-Basta, estás matándome -río nerviosamente, tapando su boca por pena.

-Por lo menos morirías sabiendo que tan enamorado estoy de tí, pequeño.-acorto la distancia que los separaba y lo beso lenta, dulce y suavemente en los labios, sintiendo el sabor de estos.

-Amor, cuando fui con Leo a ver las cositas para los bebés habían unas cunas preciosas, que creo que eran de madera o algo parecido, cada una tenía un cambiador y apartados para guardar cositas.

-¿Te gustaron? Si quieres podemos ir el sábado.

-¿De verdad? -Emilio asintió.- ¡Sí! Son muy lindas, a ti también te gustarán.

-Por mi está bien. Por cierto, ¿cuando sales de licencia?

Joaquín alzó la mirada pensativo, contando con sus deditos.

❁ Babies for Joaco || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora