Alessia y Mateo Bondoni-Marcos, 2 años de edad.
Las cosas entre la pareja de ésta historia iban bien. De hecho, bastante bien. Claro, tenían pequeñas discusiones como en toda relación, aveces por falta de dinero, falta de tiempo como pareja por los bebés, o la más común de todas: celos.
Emilio odiaba de sobremanera como la gente, tanto hombres como mujeres se le quedaban mirando más de un segundo a su novio de ojos color miel. Y es que Joaquín había recuperado su figura y, de muy buena manera. Sus caderas y cintura se habían acentuado más, sus piernas se hicieron unos toques más regordetas y definidas, por último, una pequeña pancita adornaba su estomago. Cosa que le daba un ápice más sexy. Emilio amaba demasíado el cuerpo del castaño, tanto, que podría pasarse horas, días o quizá semanas admirando el delicioso cuerpo curvilíneo de su chico.
Pero es obvio que ningún noviazgo con hijos es fácil, ni mucho menos perfecto.
Un domingo común, Joaquín despertó con la cama vacía, sintió raro. Él todas las mañanas se levantaba antes que todos, despertando después a Emi. Hablaban, pasaban tiempo juntos, se besaban, esperando a que sus dos retoños abran los ojitos dando comienzo a un nuevo día.
Una vez ya bien despierto, restregó las manos en su rostro, agudizó su oído y logró escuchar unas voces provenientes de la planta baja de su hogar. Levantándose de la cama, caminó en dirección al armario para sacar un pequeño pants de lana. No bajaría con pequeños bóxers negros y la camisa de la fraternidad a la que pertenecía Emilio en su universidad, la cual llegaba no más allá de medio trasero ¡Y sí! ¡Hasta los chefs entraban a las fraternidades! No, eso sería de mala educación. Aseó su cara y dientes, ya listo, bajó.
–Buenos días, Louis –saludó Blas, quien estaba sentado a un lado de la pequeña Zara.
–Buenos días. ¿Dónde está Emilio? – preguntó con tono aún adormilado – ¡Pero mira a quién tenemos aquí! ¡La pequeña Zazi! –exclamó con emoción el castaño.
–Fue arriba por los gemelos.
–¡No! –gritó la niña enojada con los brazos cruzados– ¡Zazi no peteña!
Joaquín sintió la envidia en el pecho. No era una envidia mala, al contrario, sentía gusto de que la hija de sus mejores amigos pudiera hablar. Pero era inevitable no sentirla cuando sus hijos eran unos cuantos meses mayores que ella y no hacían más que balbucear. Sus pequeños habían cumplido los dos años tres meses hace unos días atrás. Emilio le decía que esperara, que todo venía a su tiempo, y que, seguro cuando los bebés comenzarán a hablar no pararían de parlotear hasta caer rendidos en sus camas.
–Hola, cariño –habló el hombre de cabello rizado a sus espaldas, con un mellizo en cada brazo.
Joaquín sonrió en respuesta y se acercó a su chico para poder tomar a un bebé. Con Mateo en los brazos, el castaño se sentó en unos de los sillones con su niño, su hijo se acomodó en el pecho de su padre, cerrando sus ojitos, para poder conciliar el sueño otra vez. Por otro lado Emilio dejó a Alessia en la alfombra para que jugara con la hija de Blas.
Zaraá (o Zazi para los amigos) era una niña muy activa, no sabía caminar al igual que los gemelos, pero gateaba como una bala, y al momento de juntarla con Ale eran una bomba, eran casi inseparables. Mateo era el que no les seguía mucho el juego, habían veces en las que Joaquín notaba que su bebé se intimidaba por lo tan extrovertida que era Zara.
–¿Cómo es que tienes a Zazi aquí, contigo? Casi siempre está con Leo – comentó Emilio, distraídamente.
–Hmm, me pidió que cuidara de ella unas horas, dijo que, uh, saldría con alguien.
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❁ Babies for Joaco || Emiliaco
FanficJoaquín quería tener un bebé, y su mejor amigo Emilio le ofrece su ayuda, pero él no acepta. Contenido Homosexual Está historia es de universo alterno, en el cual el embarazo masculino es totalmente normal. 1# en emilioosorio (13-09-20)