✏Capítulo 5✏

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_ No estoy segura de que escapar sea la mejor opción, me preocupas Lenora... _ mi hermana me mira de brazos cruzados desde la puerta.

_ Hazel, estoy bien, mírame, me siento en perfecto estado y me niego a ingerir un sólo vaso más de la desabrida gelatina de Martha _ digo decidida, mientras trato de entrar en mis jeans con una sola mano, gracias yeso. Me aprovecho de que Hazel trajera una mochila con mi ropa "por si acaso".

_ No estoy diciendo que no te veas bien, pero el doctor dijo que tu rápida mejoría es inusual, si tomas en cuenta los hechos. Además, papá y mamá repararon el auto y dijeron que vendrían a verte esta tarde _ dice ella con una expresión de hastío.
_ ¿Podrías no huir hasta que el doctor te revise una vez más? _ suplica con un puchero.

Detengo la misión jeans, reconsidero lo que acaba de decir y suspiro resignada a esperar.
_ Está bien... Pero si no va a darme el alta hoy, juro que me lanzaré por la ventana _ amenazo fastidiada.

Hazel aplaude su victoria.
_ Tu obediencia será recompensada con macarons, enana _  dice mientras revisa el enorme bolso rojo que cuelga de su hombro.
Observo expectante hasta que ella me entrega una pequeña caja negra que contiene media docena de macarons surtidos.

_ Ten, el doctor me pidió exclusivamente que le trajera un dulce a la paciente más malhumorada del segundo piso _ dice con una sonrisa.

Tomo entusiasmada la caja, la abrazo exageradamente y seco una lágrima imaginaria.
_ Estoy segura de que eso no fue sarcasmo, él tampoco ve la hora de darme el alta _ digo mientras llevo uno a mi boca y mi cara expresa total satisfacción _ Saben a gloria.

_ De nada señorita ¿se le ofrece algo más? _ dramatiza Hazel rodando los ojos.

_ De hecho sí, quisiera saber si el número telefónico escrito en la etiqueta de mi caja es de Leonardo _ insinúo moviendo mis cejas.

Los ojos de mi hermana se abren demasiado al escucharme hablar.
_ Deberíamos quemarla _ sugiere inexpresiva. Asusta.

En ese momento el doctor entra por la puerta sosteniendo mi expediente.
_ Buenos días, buen provecho, vengo a revisarte Lenora Edevane. A ver si te vas de una buena vez... _ dice fingiendo una sonrisa.

_ No sabe cuánto ansío que así sea, doctor _ digo entre dientes, con una sonrisa igual de falsa.

Hazel alterna su mirada desentendida entre ambos.
_ Bien... Creo que esperaré afuera, adiós _ dice rápidamente y huye a la sala de espera.

La veo desaparecer y luego vuelvo a mirar al doctor.
_ Terminemos con esto _ pido con mala cara.

_______

Luego de una extensa revisión, y el irritante asombro constante del doctor por mi pronta mejoría, al fin llegaron a mi oído las buenas noticias.

_ Bueno, parece que ya puedes irte a casa, Lenora. Tendrás que venir en un mes para que pueda controlar tus fracturas y quitarte el yeso del brazo o antes si tienes alguna molestia. Recuerda seguir bien los pasos para desinfectar la herida en tu abdomen todos los días, a no ser que quieras podrirte por dentro _ dice sonriente.

_ Entendido, señor _ digo haciendo un saludo militar.

El doctor se va, inmediatamente Hazel entra en la habitación y cierra la puerta.

_ Al fin, estuve tentada a entrar un par de veces, pero luego consideré que tal vez tuvieras una aventura con el doctor y no quise interrumpir _ dice incómoda.

Levanté mi vista y quedé boquiabierta ante su errada suposición.

_ ¿Acaso me ves cara de asalta tumbas, Hazel? No sé qué le echas a tu café, pero estás equivocada. Quizá te perdone si me ayudas a ponerme estos indomables pantalones para poder irme de una vez _ me quejo mientras uso todas las fuerzas de mi brazo derecho para intentar subir mis jeans.

Acabo rindiéndome y cayendo en la camilla, respiro agitada mientras miro el techo de la habitación.

_ Ahora mismo me das pena _ ríe Hazel mientras se acerca para ayudarme _ Acabo de hablar con mamá, le dije que te habían dado libertad condicional y te llevaría con ellos a penas terminaras de enrollarte con el doctor _ se burla con ensayada seriedad _ Me encargó que te dijera que habrá pollo con papas esperándote _ susurra moviendo sus oscuras cejas.

_ Es el mejor día de mi vida _ lloriqueo aún acostada.

_ ¿Estás drogada? _ pregunta ladeando su cabeza.

_ Mmm, definitivamente ese doctor quiere verme hacer el ridículo. Estoy segura de que me ha dado una dosis exageradamente alta de analgésicos para que llore patéticamente _ digo apretando mi puño en señal de venganza.

_ Ya veo... Bien vengadora, toma tus patéticos analgésicos, la caja de macarons que quemaremos y vámonos de una vez. Ah, no olvides despedirte de Martha _ dice ella, señalando a la enfermera parada junto a la puerta cual fantasma.

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_ ¡¡Lenora!! _ grita Minerva al verme. Corre en pantuflas por el césped de la entrada y me abraza cuando aún estoy bajando del auto _ ¡Hija! No vuelvas a asustarme de esa forma, te lo ruego _ lloriquea en mi hombro. Nótese de dónde heredó Hazel su personalidad.

_ Ya mamá, estoy bien, en una sola pieza _ sonrío para tranquilizarla.

_ Sí, pero sólo porque Igor te llevó a tiempo con el doctor Frankenstein _ aporta Hazel mientras pasa a nuestro lado.

La fulmino con la mirada y trato de distraer a Minerva antes que comience a entender esa drástica referencia.
_ ¿Y qué has hecho, mamá? ¿Cómo sobrellevas este crudo invierno? _ pregunto mientras abrazo sus hombros.

_ Oh, ya verás, he probado diecisiete recetas nuevas estas semanas. Tu padre dijo que no podría, pero ya sabes quién ganó la apuesta _ se ríe orgullosa de sí misma.

Me río con ella y entramos a la casa, Diógenes está en la cocina, y toda la sala huele a pollo con papas. Inspiro hondo y sonrío con anhelo.

_ Tu debilidad ya casi sale del horno, querida _ dice él sonriente en la puerta de la cocina.

Sonrío y lo abrazo, todo él huele a pollo con papas.
_ Odio la gelatina de frambuesa _ lloriqueo en su hombro.

_ No sé a qué viene eso, pero también me alegra verte, Lenora _ dice confundido mientras me abraza.

_ Son las drogas, no le hagan caso _ advierte Hazel, restándole importancia a mi llanto.

El resto del almuerzo transcurre entre preguntas sobre túneles de luz y gelatina de frambuesa. Minerva corta el pollo por mí, debido al yeso en mi brazo, y yo me siento una niña mimada.

______

Hazel y yo decidimos que lo mejor sería pasar el día en casa de nuestros padres, para que terminaran de convencerse de que no había nada malo en mí además de los efectos secundarios de los analgésicos.

Y allí me encontraba yo, bebiendo chocolate caliente frente a la ventana, admirando cómo el atardecer caía detrás de los cerros verdes.

_ Por mucho que mires no creo que vaya a nevar hoy, hermanita _ Hazel me sacó de mi ensoñación.

_ Significa que el invierno recién empieza _ digo, mientras dibujo corazones en los vidrios empañados por el calor de mi bebida.

_ Ese parece un bizcocho, a mí no me engañas _ ríe Hazel, señalando uno de mis dibujos _ Ven hambrienta, mamá acaba de sacar del horno sus famosas galletas nevadas _ canturrea mientras se aleja.

_ Oye, espérame, no te las com... _ mi voz se corta a media frase y mi vista se torna borrosa, un mareo se apodera de mí y tengo que sujetarme de la helada ventana.

Las voces de la sala parecen alejarse, y por unos segundos creo oír cantar a las aves de mis sueños.
Levanto mi vista y veo pasar las emplumadas criaturas azules frente a mí y perderse en lo profundo de un distorsionado bosque de pinos.

La imagen se desvanece ante mis ojos, las risas de mi familia vuelven a ser nítidas y poco a poco recupero el equilibrio, pero aún no me atrevo a soltar la ventana.

Miro desorientada mi taza de chocolate y poco a poco me separo del frío cristal.

Debería bajar la dosis de analgésicos.

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Byee
Anabel 🍁

KEIRE ~Entre Dos Mundos~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora