Había estado más de tres años esperando volver a verlo, deseando cada noche que todo fuera una pesadilla, esperando volver a despertar con Itachi entre sus brazos.
Se había mantenido aferrado al amor que tantas veces le había jurado, con la esperanza de encontrar una solución a aquella situación.
Y justo en el momento que Itachi regresó a la aldea, él no estuvo ahí para recibirlo.
La oportunidad había estado en sus narices, y él no pudo tomarla.
Durante la semana había estado maldiciéndose por aquello, pero no había mucho que hacer al respecto, Itachi estaba más lejos que nunca.
Minato lo dejó en claro, no lo dejaría ir tras Itachi. El consejo no ayudaba mucho con la información, y el ataque frustrado de Akatsuki había encendido todas las alarmas.
La tensión estaba en el ambiente.
Fue la semana siguiente que se obligó a dejar de lado sus pensamientos, y volver a poner su vida en orden. Aunque Itachi era importante, él tenía responsabilidades, las cuales no iban a esperar a que terminara de hundirse en sus dudas existenciales.
Había tenido que hablar con Sasuke, el menor de los Uchiha había estado ligeramente impactado cuando supo que Itachi había regresado, Shisui no quería decirle, pero era mejor que se enterara por él, que por cualquier otra persona en la aldea.
—¿Ya te vas? — un recién levantado Sasuke preguntó bajando las escaleras.
Shisui giró a mirarlo. — Si, justo estaba por irme. — asintió, mientras terminaba de acomodar su chaleco. —Hoy tengo una misión por fuera de la aldea, así que trataré de volver para la cena. — aseguró.
El pequeño Uchiha arrugó sus cejas. —¿Iras fuera de la aldea? — preguntó. — ¿No es peligroso? —
Shisui suspiró. —La vida de un ninja es peligrosa, Sasuke. — se encogió de hombros. —Pero si lo que te preocupa es Akatsuki, voy a estar bien, no voy a morir hasta verte hecho un hombre. — revolvió un poco los negros cabellos del menor.
No sabía cómo resultarían las cosas en caso de encontrarse con Akatsuki, pero él no estaba dispuesto a morir tan fácil, y aunque le gustaba pensar que Itachi nunca lo lastimaría, sabía que para Sasuke no era tan fácil comprender aquello.
—Cuídate, te estaré esperando para la cena. — aseguró el Uchiha, regalándole una pequeña sonrisa.
Asintió, mientras se dirigía a la puerta. —Dejé el desayuno en la mesa. — avisó antes de salir por completo.
Era difícil tratar de mantener sus sentimientos a raya, era difícil no quebrarse frente a Sasuke. Su vida se había convertido en una total pesadilla desde que Itachi se había ido de la aldea, quizás todo parecía estar bien, tenía un buen trabajo, una buena casa, y podía cuidar muy bien de Sasuke, a ellos no les faltaba nada, aparentemente.