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Las manos del líder de Akatsuki llegaron justo a tiempo, sosteniendo con fuerza el cuerpo desmayado de Itachi, justo antes de que este tocara el suelo.
La situación había pasado rápidamente frente a sus ojos, y haciendo uso de su sharingan lo pudo ver en cámara lenta. Itachi había caído desmayado a sólo unos metros de él.
Todos los miembros de la organización habian rodeado rápidamente al Uchiha menor, en un intento de protegerlo de algún ataque sorpresivo, mientras se aseguraban de que su salud no empeorara. Pero Shisui no estaba pensando en un ataque ahora que la guardia estaba baja, simplemente se limitó a quedarse en su lugar.
De los ojos de Itachi descendían dos hilos de sangre, simulando lagrimas, las cuales alertaban el estado de sus ojos tras usar el sharingan. Shisui dio dos pasos para acercarse, y fue rápidamente detenido por la voz del líder de aquella organización.
—Da un paso más, y te enviaré en forma de rompecabezas metido en una caja como regalo especial para el cuarto hokage. — había sonado fuerte y claro, la decisión en su voz le hacía saber a Shisui que era cierto, y que de avanzar un paso más terminaría siendo un mal regalo para el Namikaze.
—Solo quiero verlo.— no mentía, había estado mucho tiempo tratando de encontrar a Itachi, no podía darse por vencido cuando porfin lo tenía frente a él.
La mano de la única mujer del grupo se posaba sobre la frente del Uchiha, el chakra verde que se extendía por su palma le hacía saber a Shisui que ella era un ninja médico, y que se encontraba curando a Itachi.
—Debemos llevarlo a la guardia, esto es grave. Necesita atención médica urgente. — sus palabras golpearon fuertemente a todos los presentes, sobre todo a Shisui.
La mirada del peli naranja mostraba su inconformismo, él realmente deseaba deshacerse de Shisui en ese mismo momento, pero por el tono que había usado Konan sabia que Itachi estaba en peligro.
Fue Kakuzu quien tomó al Uchiha en brazos, dispuestos a abandonar la escena antes de que el estado de salud empeorara.
—¡Esperen! Yo iré con ustedes. —
No era una buena idea, y todos allí lo sabían, permitir que fuera con ellos era como invitar a su enemigo a entrar en su casa. Shisui, sin embargo, insistió.
—No haré nada sospechoso, solo quiero que esté bien. — avanzó cuidadosamente, siendo consciente de que cualquier movimiento brusco los pondría en alerta. —Puedo pedir refuerzos médicos, si es que la chica no puede lidiar con esto. — propuso, al ver el rostro desesperado de Konan.
—¿Estás loco?— bufó el peli naranja. —Seguramente pondrás en alerta al hokage.—
Antes de que Shisui pudiera negar la afirmación, Konan se adelantó. —Él tiene más que perder, nosotros tenemos ventaja.— murmuró con recelo. —El hokage, y la mejor ninja médico de tu aldea, haz un movimiento en falso y lo lamentarás el resto de tu vida. —
