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Una semana había pasado desde que había tenido pesadillas, no se habían repetido más, y habia vuelto a dormir cómodamente toda la noche.
Aquella sensación de intranquilidad se había ido de su pecho, y ahora estaba mejor, pero, sobre todo, su estabilidad emocional no se había visto demasiado afectada.
Las misiones habían estado tranquilas, y no le tocaba salir de la guardia hasta la siguiente semana, donde debía ir con Kisame a buscar a un jinchuriki.
Itachi debía admitir que el unirse a una organización terrorista, por el bien de Konoha, había sido parte de su misión, pero nunca esperó que todo cambiara tan drásticamente.
Tras salir de la aldea la noche de la masacre, había estado en un viaje de un par de horas, la guardia de Akatsuki no quedaba muy lejos de Konoha, así que no tardó mucho en llegar.
Lo habían recibido todos los miembros en la entrada de aquella guardia. Pain, su líder, había tomado la palabra, dándole oficialmente la bienvenida a la organización más temida del mundo ninja, al parecer él era el único que faltaba.
Se había relacionado normalmente con todos, acostumbrándose a lo ruidosos que eran, y a su cero profesionalismo, ellos realmente parecían un circo, y no una organización terrorista. Por un momento dudó si estaba en el lugar correcto, pero la bata negra le confirmaba que si era la organización que Danzo le había mencionado.
Aunque sus inicios en Akatsuki no habían sido los mejores, ahora realmente se sentía muy bien en aquella organización.
Fue entonces cuando el primer mes en aquella organización se cumplió, que las cosas se comenzaron a complicar.
Se le había asignado como compañero a Kisame, su líder le había explicado que ellos trabajaban en parejas, porque así era mucho más fácil distribuir la carga de las misiones, y también era más difícil que los capturaran. Itachi había estado de acuerdo.
Kisame le había agradado, a pesar de ser un tipo más hablador de lo necesario, a Itachi le parecía un buen compañero, y tenían un pasado similar.
Pain les había asignado la misión de ir tras un grupo de desertores, y asesinarlos. No era nada muy difícil, nada que no hubiera hecho antes. Había sido un éxito, él se había encargado de noquearlos, y Kisame de asesinarlos con su espada.