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🍁🍁🍁🍁🍁𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒆𝒔

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𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒆𝒔

Itachi nunca había sido alguien con un apetito muy grande, más bien era alguien que comía lo necesario, rayando en lo poco. El embarazo había cambiado eso.



Sus antojos no eran cosas fuera de lo común, más bien su amor por las cosas dulces había aumentado. Tenía la suerte de tener a Konan, la cual se encargaba de hornearle todo tipo de postres, con tal de complacer sus antojos.



Ella incluso solía traerle dangos cuando iba de misión, porque él me había comentado lo mucho que amaba aquellas bolitas de colores.



Sin embargo, los dulces no era lo único que comía, su apetito daba para comer cualquier cosa que estuviera guardada en el refrigerador. Los primeros meses había sentido vergüenza, no quería abusar de la hospitalidad que le daban, pero luego de que Pain le dijera que no había problema, y Konan comenzara a cocinar para él, se dejó llevar.



—¿Puedes dejar de comer tanto? Tienes un bebé ahí dentro, no un ejército. — dijo Hidan.


Itachi desvió su mirada del delicioso pie de limón que Konan recientemente había hecho para él, con sus piernas cruzadas y sentado en el sofá, con una camisa que dejaba ver su ya abultado vientre de embarazo.


—¿Puedes dejar de ser tan metido? — respondió Itachi en el mismo tono.


—Engordaras tanto que el padre de tu bebé no te reconocerá. — Se burló.


Itachi rodó los ojos, y antes de poder responder algo, ambos escucharon la voz de Pain.


—Shinra tensei. — Hidan había salido disparado hasta el otro lado de la habitación.


Causando la risa de Itachi, Pain y Konan, que había llegado junto al peli naranja.



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𝑺𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒎𝒆𝒔

Itachi solía recordar su tiempo en la aldea, cuando estaba en ANBU, sus misiones eran demasiado exigentes, y en horarios poco convencionales, por lo que no solía dormir sus horas completas de sueño. Incluso había tenido problemas para hacerlo, sintiéndose seguro de conciliar el sueño solo entre los brazos de Shisui.


Esa era otra cosa que había cambiado en su embarazo, el cansancio era algo con lo que le había costado lidiar. Él no hacia nada muy interesante en su día, más que ayudar a Konan en cosas mínimas, y aun así siempre solía sentirse agotado, sobre todo en el sexto mes.


Se podía dormir en cualquier lugar de la guardia, menos en su habitación, por alguna extraña razón. Causando así que sus compañeros tuvieran que cargarlo hasta su cama.


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