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La primera luz del amanecer comenzó a filtrarse por las ventanas de la nueva casa de Akatsuki, anunciando el comienzo de uno de los días más importantes de su vida

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La primera luz del amanecer comenzó a filtrarse por las ventanas de la nueva casa de Akatsuki, anunciando el comienzo de uno de los días más importantes de su vida.

El aire estaba lleno de una mezcla de emoción y nerviosismo. En la cocina, Konan estaba preparando el desayuno con la ayuda de Itachi, mientras los demás miembros de Akatsuki se iban levantando y reuniéndose en el comedor.

Nunca hubo incomodidad entre ellos, pero particularmente en este día se sentían muy unidos, muy felices. El ambiente era extremadamente positivo. Se sentía como la mañana en la que los niños destapan sus regalos de navidad.

La mesa estaba cubierta con una variedad de alimentos: pan recién horneado, frutas frescas, y té caliente.  Deidara y Sasori se sentaron cerca de la ventana, observando la tranquilidad de los alrededores. Kisame ya estaba devorando una gran porción de arroz y pescado.

Pain se acercó a la mesa, su rostro sereno pero atento a cada detalle. —Hoy es un día crucial para todos nosotros. Debemos presentarnos de la mejor manera posible.—

Konan asintió, sirviendo té en las tazas. —Por eso hemos decidido no usar nuestras batas. No queremos causar problemas a Minato ni llamar la atención de manera negativa.—

Itachi, que estaba sirviendo una porción de fruta para Shizu, miró a los demás. —Es una buena decisión. Tenemos que mostrar que estamos aquí para colaborar, no para intimidar.—

Además de que no se sentía correcto, especialmente él que había sido el causante de la masacre del clan Uchiha.

Shizu, con su energía habitual, se sentó a la mesa y comenzó a comer, su entusiasmo era contagioso. —¿Vamos a conocer la aldea hoy, papi? —

Itachi sonrió y acarició su cabello. —Quizás, pequeña. Tenemos que esperar que venga el hokage.—

La conversación continuó mientras desayunaban. La tensión era palpable, pero también había una sensación de unidad, tenían mucha ansiedad y expectativas.

Deidara, con un poco de humor, comentó: —Espero que la gente de Konoha nos dé una oportunidad. No me gustaría tener que enfrentarme a ellos solo por ser quienes somos. Y tener que enseñarles el verdadero arte. —

Sasori negó. —No podemos esperar que todos nos acepten de inmediato. Pero si mantenemos la calma y demostramos nuestra buena voluntad, las cosas mejorarán.—

El sonido de la puerta principal interrumpió la conversación. Todos se giraron hacia la entrada, donde Minato apareció acompañado de Obito y Kakashi. La presencia del líder de Konoha trajo un aire de autoridad y calma al ambiente.

—Buenos días a todos,— dijo Minato con una sonrisa. —Espero que hayan tenido una buena noche en su nuevo hogar.—

Pain se levantó y se acercó a Minato, estrechando su mano. —Gracias, Hokage. La casa es magnífica y todos estamos agradecidos por su hospitalidad.—

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