15. Wild Life

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1:54 “Dame todo tu amor y todo tu dolor” —One Republic.


ASHLEY

El resto de la noche fue una pesadilla. Luego de que mi madre y Harold llegaran, el ambiente en la sala era tan tenso que ni siquiera los chistes sobre películas antiguas de mi abuelo funcionaron. Claro está, que ninguno de los dos fue más que amables y cordiales con Neal cuando ambos nos sentamos en los taburetes de la cocina a tomar el chocolate caliente. Pero ahí está la cosa; su amabilidad estaba cimentada con un desdén que estoy segura, todos notamos. Y no mejoró nada, solo fue en picada en cuanto Neal dijo que nos conocimos en el trabajo, y que tenía una banda.

A mi madre por poco se le salen los ojos. Harold se ahogó con un vaso de agua. Y mi abuelo dijo que lo había deducido por los tatuajes de su brazo. Fue una locura. Neal atendió una llamada y se excusó, diciendo que tenía que irse. Lo acompañé a la puerta y estaba a punto de murmurar una disculpa, pero él tomó mi mejilla y dijo “Buenas noches, ricitos”, antes de colocar su chaqueta sobre su cabeza y correr hasta su auto.

Ahora, acostada sobre mi espalda en el suelo de mi habitación, pienso en que ha sido la primera noche que no me había preocupado por ser quien era. Salí, me divertí, y casi termino cayendo sobre mi culo en mitad de la lluvia. Si una noche con Neal era así, ¿cómo sería el resto?

Alguien toca mi puerta. Dos veces. Dos veces significa que es mi madre. Ha sido nuestro código secreto durante años. Sin embargo, no me levanto. En realidad, no quiero escuchar nada de lo que tenga que decir ahora mismo, por lo que simplemente suspiro y hablo desde el suelo.

—¿Sí?

—Ashley yo… —la voz de mi madre es inquieta, y puedo sentir sus tacones golpeando contra la madera—, solo quería recordarte que dentro de dos semanas es el banquete de bienvenida a los nuevos socios de Harold. No hagas planes para ese día.

—Tengo turnos en las tardes.

—Pues dile a alguien que cambie el turno contigo. Es importante que vayas. Todos lo haremos —replica—. Pronto volverás a la universidad y nosotros… solo habla con tu jefe.

No puedo negarle nada. No puedo solo decirle que no me interesa estar rodeada de un montón de gente y parecer interesada en sus conversaciones sobre las finanzas y quien será el próximo presidente. Ella lo sabe. Sabe que una vez esté de vuelta en Nashville, no volveré.

—De acuerdo. Lo haré —y con eso, mi madre murmura su despedida y el sonido de sus tacones desaparece en el pasillo.

Parece que hoy es la noche de las visitas inesperadas, porque en el momento en que me dispongo a levantarme del suelo y tirarme en la cama, mi ventana se abre con un chirrido familiar. Si, mi ventana que está en el segundo de la casa, y por la cual Max, con su cabello espeso lleno de hojas y ramas, entra a mi habitación jadeando y gruñendo entre dientes.

—Sabes que hay una puerta abajo, ¿no? Además, tienes las llaves de repuesto.

—La ventana parecía mucho más divertida —me responde, cayendo de bruces a mi lado —. Es broma, no quería que nadie supiera que estoy aquí. Mamá está tratando de llevarme con ella y su nuevo novio a un restaurante.

Me ahogo con mi propia saliva, y Max se acomoda a mi lado en el suelo. Somos un enredo de brazos y piernas durante un segundo porque hay una hoja bajo el muñón de su pierna y tenemos que quitarle la prótesis para sacarla.

—¿Tu madre tiene NOVIO?

—Lo sé. Digo, es mi madre, por supuesto que se ve hermosa y todo, pero no estoy muy segura de sí quiero o no conocer a este tipo. Mamá dice que no, pero puedo apostar a mis tres perros a que se trata de su entrenador de yoga.

Tres canciones para Ash ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora