Epílogo

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ASHLEY

Un año después...

Estamos recostados en mi cama, yo encima de él tratando de que mire hacia la cámara sin hacer muecas y Neal tratando de tumbarme de lado para que lo deje en paz. Es temprano, pero me levanté con ganas de tomar mi cámara y perderme por algún lugar hoy.

—Una sola —pido.

—No.

—Vamos Powell, no seas aguafiestas —me muevo sobre su regazo. Sus manos van a mi cintura, manteniéndome cerca.

—Si lo hago, ¿dejarás de molestarme y volverás a dormir?

—Tal vez —resoplo.

—Bien, una sola.

Deja que sus manos vayan sobre su cabeza, tirando la cabeza hacia atrás sobre mis almohadas y cerrando sus ojos. Es tan hermoso que me duele tener que encerrarlo en una pequeña fotografía. Su cabello castaño apunta en todas las direcciones, su piel bronceada hace contraste con los tatuajes en su brazo y su pecho desnudo me hace salivar. No creo que tenga idea del poder de su mirada, porque cuando abre los ojos y los enfoca en mí, doy gracias al cielo que este chico sea todo mío.

Tomo algunas fotografías, y en la última, me atrevo a posar recostada sobre su pecho y con su mano en mi cabello.

Sale perfecta.

—Esa es una buena, ¿me la pasas?

—Claro —le digo, dándole un pequeño mordisco a su barbilla —, espero que la lleves contigo en la gira.

Arquea las cejas —. Oh, sí, mi mano y yo vamos a extrañarte mucho.

—Cállate, pervertido.

Empieza a dejar besos en mi cuello, y lame mi mejilla finalmente. Típico de Neal.

—Te gusta, admítelo.

—Me gustas, señor pervertido.

—Esa es mi chica.

—Pero no me gusta que me lamas como un perro.

—¿Qué dices? —grita —. ¿Quieres que te lama...?

—¡Neal!

Damos vueltas en la cama, para acabar en nuestra posición favorita: acurrucados juntos, con su mano en mi cabello mientras me besa profundamente. Voy a extrañarlo durante los siguientes cuatro meses, mientras está de gira con Maxim y Hallen por el país. Oh, pero antes tienen que encontrar otro bajista, debido a que Tom dejó la banda unas semanas después del festival del año pasado, y antes de que firmaran con la disquera Hart&Reed records. Una lástima, era un excelente bajista.

Mi cuerpo comienza a calentarse cuando una de sus manos viaja a mi trasero, y me apega más cerca contra él.

—¿Por qué aún no estamos desnudos, ricitos?

—Porque eres como un anciano para quitarme la ropa, Powell.

—Oh, no lo dijiste —sonríe malvado, colocándose sobre mi y deslizando sus manos por mis piernas —. Que pena, me gustaba esa camiseta.

Mi camiseta termina en el suelo, sí, medio rota. Me acaricia con devoción, besando aquí y allá. Estoy a punto de rogarle que termine de quitarme la ropa interior cuando la puerta de mi habitación se abre de golpe.

—Oye, ¿has visto mis bragas de...? —empieza a decir mi compañera de apartamento, Aly. Neal y yo nos quedamos de piedra, y ella abre la boca, obviamente sin esperar esto.

—Joder ¡lo siento! —grita, tapándose los ojos con horror y cerrando la puerta, no sin antes darse un golpe con esta, porque no ve nada.

—¡Mierda! —grita desde el pasillo.

Los hombros de Neal se mueven arriba y abajo, hasta que no puede más y comienza a reírse. No puedo callar mi propio ataque de risa.

—Siento que la estamos corrompiendo, cariño.

—Todo es tu culpa.

—¿Mía? Recuerdo que hace un momento estabas chupando mi lengua y...

—Shh —le digo, sonriendo —. ¿Qué hacemos?

Se encoge de hombros —A la próxima, poner el seguro. ¿Más tarde? Salir y desayunar con ella como siempre, y aceptar su café porque es delicioso.

Le propino un puñetazo amistoso —. ¿Y ahora?

—¿Ahora? Pues ahora, voy a darle a mi novia lo que quiere y besarla un poco más, todavía es temprano.

—Me parece justo.

Besa el lóbulo de mi oreja, hablando sobre mi oído —. Te amo, Ashley.

—Te amo más, Neal —le digo, presionando sus labios contra los míos y volviendo a meternos bajo las sábanas.

Si mi felicidad es un camino, el camino a casa es él. Y sé que, si me pierdo, hallará la forma de encontrarme... después de todo, eso fue lo que nos trajo hasta aquí en primer lugar.

F I N

Tres canciones para Ash ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora