" Necesitaba a alguien que entrara a su infierno, cuando lo hice. Me convertí en su dueña. "
- ¿Quieres más?- preguntó, ella hace una mueca así que retiro la comida de su boca. Me levanto de mi silla para verla, su mirada se queda perdida en la ventana.
Después de la muerte de mi padre, de que le dijeran que tiene depresión... cayó en cama sin ganas de nada.
- Trabajaré hoy hasta tarde, no haré ruido cuando llegue. - ella me mira para asentir lentamente, le doy una sonrisa pequeña para despedirme.
Dejo el plato en el fregadero, subo de nuevo para tomar mi bolso y el abrigo. Me lo colocó el abrigo y bajo, abro la puerta principal viendo a un hombre en traje.
- Buenas noches, el señor me mando a buscarla. - esto ya me asustaba.
Me lleva hasta la camioneta, entro en ella en silencio. El otro hombre me mira por el espejo mientras que el otro se sienta en su lugar, me coloco el cinturón y ellos arrancan.
De forma curiosa intento estar pendiente a lo que los dos hombres dicen, pero quedo igual de confundida que al principió.
¿Por qué deben recoger un cargamento en la madrugada?
Mi pie sube de arriba abajo dejando notar mis nervios, miro el reloj en mi mano.
Nisiquiera era hora de estar en la calle... lo bueno de todo es que podía pedir un taxi al volver.
- Ya llegamos señorita.- el primer hombre apaga la camioneta, el otro sale para abrirme la puerta. Me ayuda a bajar, mis piernas tiemblan ante el suelo y la punta de mis tacones. El hombre me ayuda a llegar a una superficie sólida, me hace una seña para entrar y lo hago.
Era una mansión....
Una grande, brillante y muy hermosa.
- ¿Te gusta?- pego un salto cuando las puertas se cierran detrás de mi y se escucha su voz a mis espaldas.
- Es... demasiado grande, ¿cuántos viven aquí? - mi cabeza se mueve buscando a alguien. El me deja atrás por lo que me muevo tratando de llegar a su lado.
- Solo vivo yo. - dice, miro por la ventana la cantidad de hombres en su jardín.
- No haz de dormir sintiéndote seguro... - murmuró, el mira a donde yo miro con burla.
- Soy alguien... que se preocupa por su seguridad.- se acerca a mi, su mirada escanea todo mi cuerpo.
- ¿Qué miras?- preguntó, el coloca sus manos en mi cintura. Una de ellas se acerca al seguro de mi abrigo, jala de la cinta de este.
- Analizo las posibilidades de que tengas un arma en tu abrigo, las mujeres son las mejores asesinas... ¿lo sabías?- desliza el abrigo por mis hombros provocando que esté caiga en hasta mi cintura.
- Verte una vez, es el destino. Verte dos veces, es casualidad. Verte tres o cuatro, ya es extraño. - alzo una ceja, miro el lugar con una sonrisa.
- No hay ninguna fiesta, verdad?- sonríe, toma mi mentón para hacerme mirar a mi derecha. Hay una mesa llena de comida y licor.
- Nosotros seremos la fiesta.- toma mi mano para jalar de ella hasta aquella elegante mesa. Deja mi abrigo y mi bolso en algún lugar, yo simplemente me quedó de pie con mi ropa que uso para bailar.
Una que no deja nada a la imaginación, de cierta forma.
Toma la silla alejandola de la mesa, tomó asiento en ella. El me hace quedar pegada a la mesa, toma asiento al borde de la mesa.
- Si tienes seguridad, armas y una mansión. No debes tener las manos tan limpias, verdad? - el sirve comida en su plato y luego en el mío, toma asiento. Veo su sonrisa tan sádica, el hace una seña con su cabeza de que coma mientras me mira.
Yo espero a que lo haga el primero, cuando lo hace se ríe un poco.
Ayúdame San Pedro...
No me dejes caer ante semejante pecado.
- Te preguntarás el porque todo el tiempo te ando analizando. También el porque te conozco. - evita mi pregunta poniendo un sobre en la mesa, lo abro viendo unos papeles y fotos.
Todas mías...
Una bailando en el tubo.
Otra alimentando a mamá.
Bañandome y caminando en la calle.
Me quedo callada.
- Al principio creí que eras una Madame... Son mujeres entrenadas por otras mujeres para asesinar, por eso te dije que las mujeres son las mejores para eso. Luego te vi en aquella discusión en el club y con aquel chico y supe que no lo eras. - dice, lo miró confusa. Aclara su garganta seguido de tomar de aquella copa.
- Las Madame son inteligentes, prefieren callar antes de discutir. Tu te defiendes y no te dejas intimidar y también por que cuando te apunté con mi arma estabas asustada. Si fueras una, estarías acostumbrada a eso. - junto mis cejas.
Dejó el tema viendo todo los papeles...
Pasamos del comedor a la sala, el me mira detenidamente mientras que yo leo todo.
— Tienes hasta mi cuenta bancaria, las recetas de mi mamá, mi número de casa y teléfono... Incluso tienes fotos mías bañandome. — dejo los papeles aún lado.
— Si pero las fotos las tomé personalmente, no tienes de que preocuparte. — un pequeño tick se inserta en mi ojo, no creo que eso arregle lo sucedido.
— ¿Por qué lo haces?— se levanta de su asiento para acercarse a mí, separa mis piernas dejando una mano en el sillón. Su otra mano toca mi rostro, mi corazón se acelera mientras que el toca mis labios con su pulgar. Separa mis labios poniendo su pulgar entre ellos, yo miro sus ojos que analizan todo lo que hace.
— Me interesas... pero debo conocerte para saber que tipo de problemas me darás. — aleja su pulgar pero aún se queda, a centímetros lejos de mi rostro.
— ¿Qué problemas te daré?— pregunto dudosa, me mira directamente a los ojos.
— Si me darás problemas de autocontrol o si me darás problemas en mi negocio. — se acerca un poco más a mi y me alejo un poco. Su mano libre la pone en mi nuca, sostiene mi cabello con fuerza para pegarme a el.
— Y hasta ahora... rompes mi autocontrol, nena.— sus labios rozan los míos.
Pego sus labios a los míos, su agarre en mi nuca se suaviza. Su otra mano toma mi muslo y lo sube a su cintura, de alguna forma pierdo la concentración y termino siendo llevada a otro lugar. Yo me separo de sus labios para poder respirar, el vuelve a atacar mis labios mientras me recuesta en la cama.
Mientras sus labios se alejan de los míos me dejo llevar por la pequeña cosquilla en mi cuerpo, mientras el besa mi cuello yo me dejo llevar por el. Ignorando aquella voz que me grita.
Bienvenida a las puertas del infierno.
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El Rey De La Mafia #1
RomantizmEl es el rey... Es el rey en la cama. Es el rey en las calles. Es el rey de la mafia. Es el rey de mi corazón. Si el es un rey... ¿soy yo su reina,no? [Segunda historia: Madame] Historia en edición # 1 en muertes 27/julio/2022 #2 en parejas 27/ju...