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" Dicen que el diablo no le teme a nada, pero ve a una mujer enojada y sale corriendo. "


Bajo las escaleras haciendo sonar los tacones con fuerza, algunos guardias que estaban ahí me miran. La mayoría de los guardias retiran la vista pero uno se me queda viendo con una sonrisa, por al lado pasa Max quien le murmura algo al chico. El baja la mirada rápido, yo simplemente blanco los ojos para terminar de bajar las escaleras.

- ¿No les resulta encantador ver a una mujer molesta? Se enojan y simplemente usan sus dones de belleza para hacernos rogar. - su mirada recorre todo mi cuerpo. Me tiende su mano para llevarme al comedor, la pasó de largo moviendo mi cabello y caderas.

Puedo ver como sonríe, el tiene serios problemas si todo lo que hago le provoca risa.

Tomo asiento en la silla para ver como una mujer rápido empieza a poner las cosas, el se sienta a mi lado. Mientras tomo el tenedor y el cuchillo me imagino miles de formas de clavarla en sus manos.

Alejo esa idea de mi mente para picar la fruta y meterla a mi boca, cuando noto que aún me mira. Dejo los cubiertos para tomar la fresa con mi mano, le pongo un poco de chocolate y la llevo a mi boca con detenimiento.

Sus ojos se dilatan mientras la adentro a mi boca regando un poco de chocolate en mis labios, se ríe cuando me limpió con mi lengua.

- Eres buena.- dice, sigo masticando de una forma lenta sin retirar mi mirada de sus ojos. El hace lo mismo con una mirada de pura diversión.

- Te encantará saber en que otras cosas soy buena.- tomo un poco de chocolate con mi dedo para darle una lamida lenta, lo meto a mi boca por completo viendo como traga un poco y se relaja en su silla.

- ¿Por qué no me enseñas mejor?- me sonríe, me levanto de mi silla para caminar hasta la suya. Antes de hacerlo tomo otra fresa con chocolate, cuando ya estoy estiro mis piernas y me acomodó en su regazo.

Rozo la fresa con sus labios dejando los en chocolate, separo la fruta para poner mis labios. Se queda sin devolver el beso pero en cuanto lo hace soy invadida por su lengua y su fuerza.

Me separa con fuerza jalando de mi coleta, sus ojos marrones me miran con una intensidad que me derrite. Tomó la fresa para meterla a mi boca, el sonríe. Me trepó en la mesa para poner mi tacón en su pecho, con mi mano libre le enseñó aquella cosa de metal que alerta a sus hombres.

- ¿Qué decías? Ah... si. Las mejores asesinas son las mujeres. - subo su mentón con el arma, el me mira como cachorro a su dueña.

- Eres una maldita genia. - ríe, muevo mi cabeza aún lado. Se aleja del arma para tomar mi pierna que aún sigue en su pecho, cuando intenta moverlo presiono la punta del tacón con más fuerza. - Se mi mujer, ultima vez que lo digo a las buenas. - sonrió con ternura.

- No soy de andar por ahí, no tengo ni idea de quién eres. No me atare a alguien que no amo.- en un movimiento brusco aleja mi pierna y me sostiene la mano con la que tengo el arma. Su otra mano me pega a su entrepierna, los guardias se miran entre ellos confundidos pero siguen sin bajar sus armas.

- Que conste... que lo dije a las buenas. Pero, como soy alguien demasiado piadoso. Fingire que dijiste que si, tu trabajo sera simple. Estarás conmigo en cada reunión,fiesta, contrabando, negocio. Serás elegante pero misteriosa, serás cortés pero mortal. Solo tienes que ser tu misma y harás que todos te amen. - suelto el arma dejando que la tenga a su control, la toma con una sonrisa poniéndola sobre mis labios.

- No.- sentenció, blanquea sus ojos.

- Mujer... eres necia, usar tu belleza a tu favor empieza a ser agotador. - Vuelvo y repito por si es que estas sorda, ser mi mujer te abre muchas puertas. Te daré todo lo que desees: Ropa, Bolsos, Zapatos, Joyas,Manicura y Dinero... Vi que tu madre necesita dinero para sus medicamentos y servicios, también tu universidad es cara. Acepta y jamás te faltará nada. - se acerca a mi oído.

- Acepta y serás la reina de las calles. - muevo mi cuello dejando que tenga disposición de este, estaba jugando con mi ego y estaba teniendo un gran resultado.

La idea de tener todo eso y a mi madre bien, sobresale.

- No matarás a nadie enfrente de mi, mi madre tendrá todo incluso una enfermera y un hospital con el mejor trato. Tendré una cuenta bancaria para la universidad, lo demás no lo quiero. - sus ojos se iluminan, se aleja dejando que mis piernas se junten y que los guardias bajen sus armas.

- Eres inteligente... puedes irte. Hay una camioneta afuera esperando para llevarte a casa, llena las maletas que te den con tus cosas. Vivirás conmigo, en cuanto a tu madre. No te preocupes, tendré a una enfermera y aún guardia solo para ella- suelto un jadeo.

El ya sabía que aceptaría...

Me bajo de la mesa para caminar hasta la puerta, antes de hacerlo el me llama.

- Nayla.- me volteó, me da una mirada arrogante. - Dilo... - lo miro confundida.

- Qué diga qué?- pregunto, deja el arma en la mesa.

- Di que soy piadoso y el mejor del mundo. - muerdo mi lengua, unos minutos pasan y aún no digo nada. Toca su muñeca señalando el reloj.

- Eres piadoso y el mejor del mundo. - camina hasta mí para colocar un mechón de cabello detrás de mi oreja.

- Ya lo sé, nena. - me guiña un ojo, sostiene mi mano con fuerza cuando me intento voltear. Me pega a su pecho para decir algo en un susurró. - Cuando quieras intimidar a alguien, asegúrate que el arma no tenga seguro. También que tenga balas. - muerde un poco mi lóbulo.

Me suelta, está vez me deja ir sin detenerme.

Cierro la puerta de la camioneta con fuerza, mi pecho sube y baja con fuerza.

Idiota.

El Rey De La Mafia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora