-8- (E)

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" Su forma de ser empezaba a sentirse como si me ataran con cadenas y me arrojasen al mar. "


— LO MATASTE— gritó, el se relaja en su silla del despachó al que tuve que ir por que no quería formar un escándalo.

— Tu afirmación es evidente, no lo crees?— responde, lo miro con desaprobación.

— Le escribiste que soy tuya.— me cruzo de brazos, el juega con el bolígrafo en su mano pero aún así me observa con una sonrisa.

— Lo eres. Aceptaste ser mi mujer, así que si. Lo hice.— suspiro para blanquear los ojos.

— Empiezo a creer que no te importa llenar tus manos de sangre. — no me mira, lee esa carpeta con mucho detenimiento.

— Y yo empiezo a creer que te encanta jugar con mi paciencia. ¿No tienes nada qué hacer? Ir de compras, sacar cita para arreglar tu cabello o algo así?— alzo una ceja.

— No necesito ir de compras, pero si tengo que hacer algo. — camino hasta la puerta, la abro despreocupada.

Subo las escaleras de su mansión, voy hasta mi habitación para cambiar mi ropa, me coloco mi abrigo para luego poder tomar mi bolso.

— A donde vas?— un pecho firme me impide el camino, choco contra el para alejarme rápido.

— Dijiste que fuera a hacer algo, voy a trabajar.— pasó por su lado pero el me sostiene de la mano. Mi piel se eriza por completo por lo que lo miró directamente a su rostro.

— No tienes por que trabajar en ese lugar.— me suelta.

— No, no tengo. Pero debo ir como quiera, yo si soy fiel a mi palabra.— junta sus cejas, me volteo para abrir la puerta. En cuanto lo hago, los guardias en ella me impiden pasar.

— Iremos juntos.— bufo, único lugar en donde puedo ser libre y el quiere ir.

▪︎  ▪︎  ▪︎

— Ten.— le dejó el vaso y botella de whisky de mala manera, el coloca su mano en su mentón y me mira con detenimiento.

— ¿Estás enojada?— pregunta, lo miró de mala manera.

Hijo de...

— Le rompiste los dedos a alguien que intento tocarme,  Le rompiste la cara a alguien que dijo un comentario sobre mi. Dime tu, si no estaré enojada. — me mira con su típica mirada inocente.

— Se lo merecían, no pediré disculpas por eso.— suspiro, me alejo de su mesa para calentar un poco. Cuando terminan las chicas voy yo, hago mi rutina del tubo.

Me dejo llevar por la música, le doy una mirada al público. Ellos gritan, Max bebé de su Whisky aún viéndome.

Bajo del escenario sintiendo el faro de luz seguirme, subo hasta una mesa para mover mis caderas y mi cabello. En ningún momento dejó de retarlo con la mirada, varios intentan tocarme pero simplemente cambio de mesa. Tomó a uno de la corbata para subirlo al escenario, el ríe subiendo sus manos. Yo   simplemente lo tiró a la silla del escenario para subir sobre el, usando su corbata me dejó caer lentamente hacia atrás.

Cuando termino salgo a cambiarme, me saco los tacones y el maquillaje. Justo cuando estoy por quitarme la ropa la puerta se abre, miro a Max entrar y caminar hasta donde mi. Me toma del mentón pegandome con fuerza hasta la pared, su agarre es fuerte y firme.

— ¿Qué diablos haces?— pregunta, me devuelve la movilidad de mi boca. Sonrió para poner mi mano en su hombro, lo jalo hasta mi para rozar mis labios con los suyos.

— No te gusta cuando te pagan con la misma monada, verdad?— sus labios se abren un poco para besarme, ambas lenguas rozan entre sí. Me separa ambas piernas metiendo su mano por la lencería. Juega con mi intimidad ocasionando que el beso se rompa, pego mi rostro a su frente mientras el juega con mi entrada.

Retira sus dedos dejándome tocar el suelo, se acerca a mi oído.

— A ti tampoco te gusta cuando te pagan con la misma moneda, verdad? — lo golpeo un poco dejándolo aún lado, me quitó el sostén dándole la espalda.

Me coloco la camisa suelta, luego me pongo mis pantalones. Cuando estoy por ponerme las botas alguien toca a la puerta, Max me da una mirada para que la abra mientras mira su teléfono.

— Hola?— digo, el hombre enfrente de la puerta tiene cara de pocos amigos pero aún así me da una sonrisa.

— Esta aquí el señor Moretti?— me tenso, puedo ver por el rabillo del ojo a Max darme una mirada.

— ¿Quién lo busca?— ignoro la mirada de ambos hombres que me miran con diversión.

— Esta si o no?— alzo una ceja.

— Que le importa. — toda mi valentía se va cuando el hombre termina de abrir la puerta y me pega a la pared. Igual que Max me sostiene del mentón pero con tanta fuerza que suelto un quejido.

Su mano libre se hace puño y vuela a mi estomago, todo mi aire desaparece y me doblo. Intento recuperar el aire mientras que Max golpea al hombre con su pistola en la cabeza, cuando sus guardias aparecen se llevan al hombre noqueado.

— Shh... tranquila,solo relájate.— pone una mano en mi espalda mientras que yo siento mis ojos llenarse de lagrimas por la impotencia.

— Para. La próxima, dejaré que te maten.— en cada palabra tomo una pausa. El se ríe para alzarme, toma mi rostro en sus manos y limpia las lágrimas.

— Pero me protegiste. No te pedí que lo hicieras, pero aún así lo hiciste. — me da una mirada tranquila, se la devuelvo hasta que sonríe con burla. — ¿Acaso te importó?— blanqueo mis ojos para sacar sus manos de mi rostro.

Tomo mi bolso y me coloco las botas, salgo ignorando su risa divertida. Camino afuera de la habitación para tomar mi dinero y entrar a la camioneta, el me sigue pero no sin antes darle una orden a sus hombres de llevar el cuerpo a la bodega. También puedo escuchar algo de igualmente llevarnos a la bodega para interrogar al sujetó.

En mi mente aún está la pregunta del por que lo cubrí... no es como si ya hubiera desarrollado estocolmo y tenga un sentimiento a Max.

Es simplemente justicia, no?

El me protege a mi y a mi madre y yo lo cubro a el.


Por qué así funcionan las cosas ¿no?

El Rey De La Mafia #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora